Entretenimiento
Buenos Aires llora en despedida de Gustavo Cerati
Los restos del cantante reposan en el mismo cementerio que Carlos Gardel
Gustavo Cerati fue enterrado hoy después de un largo velorio que duró 14 horas y en medio de una pertinaz lluvia que simbolizó las lágrimas de despedida que le profesaron miles de personas.
"Buenos Aires te llora, Gustavo", escribió una joven en un cartel que alzó cuando el féretro fue sacado en un vehículo negro de la sede de la Legislatura Capitalina, en donde comenzó a ser velado desde anoche.
La lluvia, que a ratos se convirtió en tormenta, le dio un toque de mayor tristeza y nostalgia a este viernes en el que se multiplicaron los homenajes al líder de la mítica banda Soda Stereo, fallecido la víspera después de haber permanecido más de cuatro años en estado de coma.
Los diarios amanecieron plagados de páginas que recordaron su talento, el gobierno decretó dos días de duelo nacional, las redes colapsaron de mensajes de duelo y hasta el metro de Buenos Aires puso en todas sus líneas el mensaje "Gracias totales".
La radio y la televisión realizaron programas especiales y destacaron a Cerati como uno de los artistas más importantes de la historia de la música en español, pero sobre todo, desde el momento en que se confirmó su muerte, sus canciones se escucharon por todas partes.
Si alguien había retenido las lágrimas, tuvo que dejarlas salir cuando la madre de Cerati, Lilian Clark, asomó a un balcón del edificio legislativo para agradecer a los fanáticos la lealtad y el amor que le demostraron a su hijo hasta el último momento.
"¡Fuerza, Lilian!", le gritaban a coro desde abajo miles de voces de jóvenes y adultos que convirtieron a esta madre en su nueva ídolo, admirados por la entereza con la que acompañó a su hijo desde que un accidente cerebrovascular lo dejó postrado en mayo de 2010.
La solidez de Clark se resquebrajó al asomarse a ese balcón atraída por el coro de fans que, cubiertos con paraguas, cantaban clásicos de su hijo, como "Crimen" o "Música ligera", y de los que se despidió secándose las lágrimas que por primera vez dejó caer en público.
Justo al mediodía se cerraron las puertas de la Legislatura que habían permanecido abiertas durante toda la noche para permitir una última despedida por parte de los admiradores de Cerati que formaron filas de hasta 20 cuadras de largo.
Hasta ahí llegó de madrugada otro prócer del rock argentino, Charly García, para dar su pésame a la familia y reconocer que estaba contento por el reconocimiento hacia Cerati, a quien definió como "un arquitecto de la música".
El frío y la lluvia matutina no espantaron a los admiradores, que permanecieron firmes para acompañar el inicio del cortejo fúnebre que partió de la Legislatura, ubicada en pleno centro, rumbo al cementerio de La Chacarita.
Ese fue otro momento conmovedor, ya que se pudo ver a Benito, el hijo de Cerati que, a sus 20 años, lloraba al agradecer al público las muestras de afecto desde el auto en que partió hacia la ceremonia final.
Durante el trayecto por las calles de Buenos Aires, la carroza que llevaba el ataúd con el cuerpo de Cerati, fue cubierto por una espesa capa de flores, mientras decenas de motociclistas escoltaron espontáneamente su paso.
Ya en el cementerio, una renovada multitud recibió con una ovación el cortejo y, respetuosa, permitió que ingresaran, sin mayores disturbios, los familiares y amigos del músico, quien a partir de ahora reposa en el mismo lugar que Carlos Gardel.
BUENOS AIRES, ARGENTINA (05/SEP/2014).- El cuerpo del músico argentino
"Buenos Aires te llora, Gustavo", escribió una joven en un cartel que alzó cuando el féretro fue sacado en un vehículo negro de la sede de la Legislatura Capitalina, en donde comenzó a ser velado desde anoche.
La lluvia, que a ratos se convirtió en tormenta, le dio un toque de mayor tristeza y nostalgia a este viernes en el que se multiplicaron los homenajes al líder de la mítica banda Soda Stereo, fallecido la víspera después de haber permanecido más de cuatro años en estado de coma.
Los diarios amanecieron plagados de páginas que recordaron su talento, el gobierno decretó dos días de duelo nacional, las redes colapsaron de mensajes de duelo y hasta el metro de Buenos Aires puso en todas sus líneas el mensaje "Gracias totales".
La radio y la televisión realizaron programas especiales y destacaron a Cerati como uno de los artistas más importantes de la historia de la música en español, pero sobre todo, desde el momento en que se confirmó su muerte, sus canciones se escucharon por todas partes.
Si alguien había retenido las lágrimas, tuvo que dejarlas salir cuando la madre de Cerati, Lilian Clark, asomó a un balcón del edificio legislativo para agradecer a los fanáticos la lealtad y el amor que le demostraron a su hijo hasta el último momento.
"¡Fuerza, Lilian!", le gritaban a coro desde abajo miles de voces de jóvenes y adultos que convirtieron a esta madre en su nueva ídolo, admirados por la entereza con la que acompañó a su hijo desde que un accidente cerebrovascular lo dejó postrado en mayo de 2010.
La solidez de Clark se resquebrajó al asomarse a ese balcón atraída por el coro de fans que, cubiertos con paraguas, cantaban clásicos de su hijo, como "Crimen" o "Música ligera", y de los que se despidió secándose las lágrimas que por primera vez dejó caer en público.
Justo al mediodía se cerraron las puertas de la Legislatura que habían permanecido abiertas durante toda la noche para permitir una última despedida por parte de los admiradores de Cerati que formaron filas de hasta 20 cuadras de largo.
Hasta ahí llegó de madrugada otro prócer del rock argentino, Charly García, para dar su pésame a la familia y reconocer que estaba contento por el reconocimiento hacia Cerati, a quien definió como "un arquitecto de la música".
El frío y la lluvia matutina no espantaron a los admiradores, que permanecieron firmes para acompañar el inicio del cortejo fúnebre que partió de la Legislatura, ubicada en pleno centro, rumbo al cementerio de La Chacarita.
Ese fue otro momento conmovedor, ya que se pudo ver a Benito, el hijo de Cerati que, a sus 20 años, lloraba al agradecer al público las muestras de afecto desde el auto en que partió hacia la ceremonia final.
Durante el trayecto por las calles de Buenos Aires, la carroza que llevaba el ataúd con el cuerpo de Cerati, fue cubierto por una espesa capa de flores, mientras decenas de motociclistas escoltaron espontáneamente su paso.
Ya en el cementerio, una renovada multitud recibió con una ovación el cortejo y, respetuosa, permitió que ingresaran, sin mayores disturbios, los familiares y amigos del músico, quien a partir de ahora reposa en el mismo lugar que Carlos Gardel.
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