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Benicio del Toro critica a EU por dificultar a sus ciudadanos viajar a Cuba
Dirige un corto que habla sobre las dificultades que EU impone a sus propios ciudadanos cuando quieren viajar a Cuba
"Tal vez la censura es lo difícil que resulta para una persona con pasaporte norteamericano viajar a Cuba. No es fácil. Hay que pagar una cantidad de dinero, hay que pedir permiso al Gobierno para poder viajar, tal vez podríamos decir que eso es una censura", dijo del Toro.
Según explicó en una entrevista con un reducido grupo de medios de comunicación, dicha autorización para viajar a la isla "puede tardar 3 ó 4 meses en llegar, lo que no pasa en ninguna otra isla del Caribe, como Jamaica".
Junto a Del Toro estaban otros dos de los siete directores que han participado "7 días en La Habana", el argentino Pablo Trapero y el español Julio Medem, que coincidieron con el estadounidense en destacar que durante sus rodajes en La Habana no sufrieron ninguna censura sobre lo que querían contar.
"Sabíamos que había gente allí pero no hubo nada", afirmó Trapero.
Pero lo que les importó a estos realizadores y a los otros cuatro que participaron en la película -el palestino Elia Suleiman, el cubano Juan Carlos Tabio y los franceses Gaspar Noé y Laurent Cantet- fue mostrar su personal visión de La Habana.
En el caso de Benicio del Toro, con una historia protagonizada por un turista estadounidense que busca fiesta y mujeres en La Habana, pero su perspectiva no ha cambiado mucho antes o después del filme.
"Quizás sólo -explicó- el deseo de llevar a cabo otro proyecto positivo como este", que demuestre sus sentimientos hacia La Habana.
Su historia y la de los otros seis realizadores fue coordinada por el escritor cubano Leonardo Padura, que intentó ligar cada uno de los cortos para dar una unidad a la película.
Y esa unidad puede estar en el optimismo que desprende cada una de las historias, en las que está presente el amor de los cubanos por la música, su felicidad dentro de una situación complicada y su forma de reirse de la vida hasta en los momentos más dramáticos.
En la película se "habla del sufrimiento de la situación y de la supervivencia" pero también del optimismo que sale de los propios cubanos, "gente hermosa, talentosa, cercana, cordial..", resaltó Medem.
"Los cubanos tienen mucho nivel intelectual, mucha dignidad y un orgullo que sale de haber hecho una revolución, pero a la vez están en crisis porque les faltan cosas para vivir, su ciudad se está cayendo, pero están ahí y sobreviven", agregó el realizador español.
Hay "un acto de afecto y casi de amor hacia el pueblo de La Habana, el pueblo tal y como está expresado en cada película. En algunos casos está sufriendo, pero el humor es importantísimo y tienen el talento con la música. Pero la situación no es feliz viven mal y no pueden seguir así", resumió Medem.
Podría haber muchas miradas sobre La Habana, pero esta película cuenta con siete y la de Medem es sobre un empresario español que quiere contratar a una cantante cubana y llevarla a España.
Muy diferente de la de Trapero, protagonizada por el realizador serbio Emir Kusturica, que pasa una noche regada por el alcohol tras recibir un premio del Festival de La Habana y en la que el jazz latino tiene un papel primordial.
"Fue increíble para mí", explicó Trapero, para quien los cubanos tienen un amor por la música y por la vida en general excepcional, pero eso no oculta la desesperanza.
Un proyecto muy interesante para el argentino, por poder estar allí y ver la ciudad desde un punto de vista diferente.
Durante los festivales de cine ves cómo la ciudad cambia "y por eso también decidí hacer este filme durante ese periodo como una especie de homenaje", señaló Trapero.
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