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Bauche, Ramírez y Jiménez comparten con los jóvenes

Los tres actores revelaron en el FICG, el camino que los ha llevado a los escenarios

GUADALAJARA, JALISCO (4/MARZO/2012).-La sesión del Talent Campus celebrada en el FICG fue la oportunidad perfecta para que los asistentes, en su mayoría jóvenes histriones y directores, pudieran observar la carrera de un actor desde tres perspectivas muy distintas, que sin embargo tienen algo en común: El amor por su profesión.

Con Vanessa Bauche, Arcelia Ramírez y Héctor Jiménez, el Talent Campus presentó su panel titulado ''Soy otras historias'', donde los tres actores compartieron el camino que los ha llevado a los escenarios, las vivencias enfrentadas en el foro y los consejos que pueden dar a quienes se aventuran en esa profesión.

Arcelia Ramírez fue la primera en tomar el micrófono del evento realizado en la sala Gabriel Retes de Expo Guadalajara. Allí, la actriz confesó que a los 10 años nació su inquietud por pisar los escenarios, y que tras una serie de giros afortunados en su vida terminó estudiante en el Centro Universitario de Teatro, bajo la mirada de profesores exigentes que siempre le pidieron el máximo esfuerzo, en una formación que hoy agradece pues le ha permitido tener un importante sentido de disciplina en su trabajo.

Para Bauche la entrada en el mundo artístico fue más natural, como ella explica, al venir de una familia de músicos que despertaron pronto en la actriz la sensibilidad artística necesaria para cumplir su anhelo. “A los seis años escribí y monté mi primer obra de teatro en la escuela”, recordó la actriz, quien recordó además de que sus primeros contactos con este medio se dieron a “al teatro musical y el infantil, que tenía montajes hermosos. Me impresionó en aquella época en especial la obra de Peter Pan”.

En el campo cinematográfico, señala que mientras su padre tenía inclinación por el cine norteamericano de un toque más comercial, fue la influencia materna la que la acercó a la cinematografía europea y mexicana, principalmente en la década de los setenta, que terminaron por labrar mucho de su gusto cinéfilo en un futuro, y del tipo de proyectos en los que ella estaría interesada participar.

Para Héctor Jiménez el camino fue más complejo. No venía de una familia de actores y aunque nació en Guadalajara, por cuestiones familiares se tuvo que mudar a Tijuana, donde reconoce que el movimiento artístico no es tan fuerte. Sin embargo fue al entrar a estudiar la preparatoria “donde descubrí que actuar era lo que quería hacer con mi vida, entrar en los zapatos del otro”, y contra el deseo de sus padres, comenzó una aventura que lo ha llevado a trabajar incluso en Hollywood, donde tomó parte en la película Nacho Libre.

EL INFORMADOR/ FRANCISCO GONZÁLEZ
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