Entretenimiento
Avalancha de rimas con La Mala Rodríguez y los Violadores del Verso
Calle 2 se convierte en una sucursal del hip hop y la música urbana
El concierto que celebraron La Mala Rodríguez y Los Violadores del Verso en Calle 2, entre la noche del viernes y la madrugada del sábado, es un ejemplo perfecto de que el rap no ha perdido su músculo de convocatoria entre sus fieles. Gorras volteadas, con la etiqueta aún puesta para demostrar que son, o casi son, nuevas. Chamarras enormes. Pantalones que se ajustan muy por debajo de la cadera. Mirada ágil, veloz, que inquiere al toparse con ella y se mantiene poco tiempo en un punto fijo.
Los conciertos de rap poco o nada tienen que ver con los shows de pop o rock. La masa de fanáticos se mueve como una sola cuando se trata de crear ambiente, o de mostrar su rechazo. Si el artista que está sobre el escenario gusta, la concurrencia alza el brazo y mientras sigue el ritmo de la música y corea las estrofas. Si no, permanecen quietos o ignoran al cantante, gritan para que se baje y comienzan a lanzar insultos.
El show del viernes demostró que dentro del rap hay amados, odiados y quienes polarizan opiniones. Los Violadores del Verso fueron el "plato fuerte" de la noche. Sus temas fueron los más coreados y el "click" entre el grupo (en su primera visita a Guadalajara), y el público, fue instantáneo.
Pero antes, se presentó La Mala Rodríguez, cuya sola presencia dividió opiniones. Sus colaboraciones con artistas pop y rock como Julieta Venegas y Kinky la hacían la más comercial. Y claro, la más criticable.
Relaciones espinosas
La jornada musical en Calle 2 comenzó poco después de las 20:00 horas, aunque La Mala apareció rebasada las 23:00 horas. Para ese momento, el ambiente se sentía candente. El aire, cargado con humo de cigarro (de tabaco y de otras cosas) se aspiraba espeso, como si se pudiera partir con las manos. La cerveza tenía más de tres horas circulando en los más de dos mil asistentes, por lo que más de uno estaba bajo los influjos de Baco. Para "combatir" el aburrimiento, los asistentes habían comenzado a arrojarse vasos, hielos, basura e incluso un contenedor metálico de desperdicios. Y entonces, apareció María Rodríguez Garrido, "La Mala Rodríguez".
Cabello largo, gorra bien ajustada, camisa estampada y de falda. Era imposible no ver a la nacida en Jerez de la Frontera en el escenario. El público se dividió. Unos comenzaron a animarla, acompañarla en sus temas, seguirle el juego e interactuar cuando fue necesario. Otros, los más amables, la ignoraron. Unos más lanzaron consignas contra ella, con gritos y señas obscenas incluidas. Pero ella no se descompuso ante la oposición.
Nanai, Toca toca y Date cuenta sirvieron para abrir. "Es una cosa muy bonita el hecho de que se llene un pabellón para escuchar un poco de rap", saludó la intérprete. Déjame entrar y Niña (una de las más coreadas) siguieron en la lista. Incluso se dio el lujo de hacer un dueto con Ariana Puello, con el tema Por la noche.
Desparpajada, la cantante se mostró retadora ante el público. Consintió a sus fans y supo hacer frente ante sus detractores. Arrojó agua a los que estaban más cerca, se dejó tomar fotos, subió a chicas a bailar al escenario y puso de manifiesto su gusto por utilizar juegos lingüísticos. Cuando abandonó el escenario, tras poco más de una hora de cantar, lo hizo entre los aplausos de sus fieles y el abucheo de quienes desde un principio no la querían. Para ella, todo fue divertido.
Como en casa
El concierto, que comenzó la noche del viernes, tuvo que esperar los primeros minutos del sábado para ver la aparición de Los Violadores del Verso en el escenario. Antes de que R de Rumba, Sho Hai, Lírico y Kase-O profirieran una palabra, el público ya estaba rugiendo con su presencia. No parecía ser su primera visita a Guadalajara. Parecía como si siempre hubieran estado aquí.
Frases furiosas, rápidas, sin pausa, pero cuidadas e ingeniosas fueron brotando de la música de los artistas.
El bombardeo de rap comenzó con La cúpula, Sólo quedar consuelo y Asómate. El escenario no tenía mayor decoración que una lona con el nombre de la banda y un juego de luces discreto. Poco importa el marco cuando el público lo que quiere escuchar son palabras.
Los Violadores agradecieron la recepción de la que fueron objeto como mejor saben hacerlo: Entregando un show potente, con palabras frontales. Temas que hablan de la vida en la pobreza, los vicios y la fidelidad a los amigos.
Pura droga sin cortar, Nada y todo, Juntos en esto y Nada más fueron los temas con los que el concierto llegó a su madurez. "¡Qué bonita peña son!", gritó Sho Hai desde el escenario. Y el griterío de los presentes no se hizo esperar.
La sincronía entre el público y la banda fue perfecta. Manos arriba, gargantas raspadas y el gesto de aprobación fueron las estampas cuyo eco todavía se siente hoy en Calle 2.
Los Violadores del Verso aún tendrán cosas que hacer en México. Ellos se presentarán en el Vive Latino del Distrito Federal el sábado, pero solo contarán con media hora para mostrarse. Aquí trajeron show completo. A ellos no les importa el tiempo, solo la calidad que ofrecen en el escenario, y mostrar, que pese a todo, el rap sigue respirando.
Navega: www.twitter.com/malarodriguez
EL INFORMADOR / FRANCISCO GONZÁLEZ
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