Entretenimiento
Avalancha de música en la Minerva
Artistas y ritmos de orígenes diversos fueron los ingredientes en el magno evento celebrado ayer
Celebrar a la música, al espíritu de colaboración y el simple hecho de recuperar espacios públicos fueron los grandes pilares donde se apoyó Jalisco en Vivo 2011, que reunió a miles de fanáticos a los pies de la Minerva para una fiesta donde como en otros años el clima extremo y el caos vial se hicieron presentes al igual que la euforia y la calidez del público.
A modo de apertura y para ir calentando los oídos, el recital sonoro comenzó alrededor de las 17:00 horas con la aparición de tres agrupaciones tapatías, Olson, quienes comienzan su camino sobre los escenarios; Pito Pérez que regresó recientemente del retiro y finalmente Rostros Ocultos, comandados por Cala y quienes demostraron una vez más que son profetas en su tierra.
Show candente
En punto de las 18:00 horas el cartel “fuerte” del show dio arranque con la presentación del argentino Diego Torres, quien desplegó un espectáculo discreto, y aunque intentó ser cálido con el público y saludó a los tapatíos, fue claro que le faltó tiempo al sudamericano para hacer click completo con la gente. Sonaron temas como No alcanzan las flores, Como un ángel y Color esperanza, siendo el último con el que cosechó mayor éxito.
Amaury Gutiérrez fue el siguiente en aparecer en escena, con la misión de elevar la temperatura de los presentes, que soportaban para ese momento un Sol imponente. El cubano se esforzó más que Torres, y aunque su música tiende a ser melancólica y de balada, logró llamar la atención con su vivacidad y alegría. Además de improvisar una pequeña canción, Amaury cantó himnos románticos como Dime corazón y Tú no me crees.
El cubano dejó el listón alto para el siguiente artista en aparecer, que fue el español Antonio Orozco, músico de reconocida reputación en España pero cuyo paso en México apenas comienza. Humilde y entendiendo que tendrá que “picar piedra” para entrar en los corazones de la audiencia de nuestro país, el ibérico entregó un show sencillo, al punto de ser acústico e interpretar sólo dos temas acompañado de una guitarra, tras lo cual y con una sonrisa, abandonó el escenario, prometiendo regresar a la brevedad.
Alto calibre
Poco después de las 19:10 horas apareció en la tarima montada frente a la Minerva Julieta Venegas, una de las más esperadas de la jornada y quien no defraudó con una actuación enérgica, llena de desenfado y con la firme intención de encantar a los presentes.
“Qué lindo es estar entre los tapatíos. Esta fiesta se va a poner buena”, afirmó la cantante nacida en Tijuana, quien recibió piropos por parte del público masculino y el coro de sus fanáticas. Bien o mal, Limón y sal y el hip hop de Eres para mí le granjearon aplausos a Venegas, en un show que logró captar la atención de los melómanos, con todo y que durante su presentación los organizadores del concierto soltaron pelotas gigantes cortesía de un patrocinador, mismas que en varias ocasiones se acercaron demasiado al escenario.
El presente y Andar conmigo redondearon la participación de Venegas, quien remató afirmando: “Guadalajara querida, gracias por invitarme a tu fiesta. Regresaré muy pronto”.
Venegas presentó un repertorio muy pop y romántico, alejado de sus primeros discos con más rock y acompañada por su banda, lo que contrastó con el siguiente músico en escena, Saúl Hernández, quien llegó en una versión más básica a Jalisco en Vivo, sin banda y promoviendo su primer disco como solista, titulado Remando.
Lejos de la pose de estrella de rock, Hernández se mostró agradecido con la oportunidad de tocar algunos de sus temas más recientes, entre ellos Molecular y Tu Sol, aunque cuando fue necesario echó mano de su pasado con el grupo Jaguares, con melodías como Fin y Detrás de los cerros, que fueron las más aplaudidas durante su actuación.
El también líder del grupo Caifanes reconoció el comportamiento correcto que guardó en general del público tapatío, al señalar que “es hermoso ver a tanta gente en son de paz, que estructura tanta armonía y emana tanta energía, y la energía más poderosa aquí en la Tierra es el amor”.
Tras la participación de Hernández, el escenario fue tomado por Carlos Vives, un vivo ejemplo del crisol musical que se vivió a lo largo de la jornada, que tendría en Luis Fonsi, Ana Torroja, Tito “El Bambino” y Vicente Fernández un cierre magno.
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