Entretenimiento
Así luce la casa donde vivió 'La Doña' en Guadalajara
Conoce la fachada del inmueble que habitó María Félix durante el tiempo que vivió en tierras tapatías; está ubicada en La Coronilla
A casi 100 años de su natalicio, —este próximo 8 de abril se cumplen—, Fernando Partida, autor de la columna “Diario de un Snob” que se publica en esta casa editorial, recuerda los días en que “María bonita” deslumbraba con su belleza a propios y extraños mientras vivió en la Perla Tapatía.
También, conocido como el “Duque de Tlaquepaque”, Partida comparte que él conoció a la intérprete a finales de los 80 y principios de los 90, durante ese periodo donde coincidieron en un festival de cine en Acapulco, organizado por Miguel Alemán hijo. Ella le externó que pese a nacer en Sonora, sentimentalmente era toda una tapatía. “Me la presentaron en 1987, no recuerdo si fue en septiembre o noviembre, fue en la Gran Reseña de Cine Nacional que se realizó en Acapulco, cuando se enteró que yo era de Guadalajara, me pidió que me sentara a su lado y me dijo que ella era totalmente tapatía, que así se sentía, pues aquí era donde había descubierto el mundo y la sociedad”.
El columnista recuerda que la familia de Félix se instaló en la Perla Tapatía en los años 20, aquí ella comenzó sus estudios en varios institutos, pero siempre tuvo problemas de conducta, su rebeldía ocasionaba problemas. Estuvo con las Teresianas y probablemente con Las damas del Sagrado Corazón, “escribía con la misma caligrafía de las mujeres que estaban en este instituto, pero no me consta que haya estudiado ahí (con Las damas del Sagrado Corazón), pues alguna señora ya me lo hubiera referido”. Su padre Bernardo Félix y su madre Josefina Güereña tuvieron una familia grande, 12 hijos, “La Doña” compartía el tiempo con sus hermanos: Josefina, María de la Paz, Pablo, Bernardo, Miguel, Ma. Mercedes, Fernando, Victoria Eugenia, Ricardo, Benjamín y María del Sacramento. Antes de mudarse a esta ciudad, la familia Félix Güereña vivía en el rancho el Quiriego, en Sonora, ahí eran dueños los abuelos, y María nunca fue una niña convencional, prefería jugar con sus hermanos subiendo a los árboles y montando a caballo.
“En la ciudad, ella vivió en la calle de López Cotilla y también en el Andador La Coronilla, (en este lugar hoy en día está un bar), aún viven en Guadalajara tanto familiares de ella como de su ex marido, Enrique Álvarez (su primer esposo y con el que procreó su único hijo, Enrique Álvarez Félix). María era una mujer con ideas más liberales de las que había en Guadalajara en esos años”.
Viene a su mente la anécdota de que hubo un día de campo a Zapopan cuando aún era un pueblo a parte, “Todas las chicas iban con chaperón, pero ella llegó sola y casi se la comen viva”
Cuando estuvieron toda una semana departiendo en Acapulco, María y “El duque de Tlaquepaque”, ésta le preguntaba continuamente sobre la gente de sociedad de Guadalajara que ella recordaba y también sobre los establecimientos donde le gustaba comer. “Me cuestionaba sobre ‘Las tortas Emiliano’ y las del ‘Texano’ que obviamente ya ni existen, pero que serían el equivalente de las que venden en el Santuario”.
María a los 15 años fue reina de la belleza, todos los hombres que la veían se deslumbraban por su encanto, su primer amor fue Rafael Corcuera, un hombre de más experiencia para los pocos años de ella.
“Los jóvenes hacían palomilla para conquistar a ella y a sus hermanas, obviamente el papá no era muy afecto a eso. Su familia era de clase media alta, a su padre le dieron el puesto de recaudador de rentas, trabajo que ya no existe y que ahora no tendría la mayor trascendencia”.
Una amistad entrañable
Fernando Partida expresa que cuando entabló relación con “La Doña”, ella aún estaba muy lúcida y con un semblante extraordinario, aunque después, debido a su edad, se fue alejando socialmente, prácticamente sus únicos contactos eran el productor televisivo Ernesto Alonso y el padre Julián Pablos. “No era una mujer tan altiva como todos piensas, si la gente se mostraba para ella con educación, les daba entrada muy fácilmente, lo de la altivez y la distancia era para la gente que ella sentía que era muy insidiosa”. Comparte también que en esa década de los años 90, María Félix tenía una dieta muy balanceada para su edad, pero que le encantaba fumar tabaco y beber champagne.
La última vez que Fernando Partida vio a la actriz fue en una fiesta que organizó la firma joyera Cartier en el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México, ahí en la celebración se encontraban los famosos lagartos que la compañía de moda elaboró para ella. “La fiesta era en su honor, estaban presentes artistas de toda índole, recuerdo que estaba Salma Hayek, ella se paró a saludarla y María francamente apenas le respondió, la otra se desvivía en hacerle conversación para que le hicieran fotos y en cuanto iban a disparar (los flashazos) María se volteaba para conversar con las personas de su alrededor”.
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