Entretenimiento
Apreciación del Arte
Francisco Rojas Cárdenas
De la ópera se dice que es la actividad que reúne a las bellas artes. Pienso que en la actualidad, el cine también es capaz de hacer lo mismo y por lo anterior, obviamente, hay elementos plásticos qué observar en los dos espectáculos. Sin embargo, la ópera tiene la magia de la inmediatez, de la música en vivo, de la actuación sin cortes y, sobre todo, de la interacción del público que colabora con su atención, su silencio y el asombro que consigue transmitir a todos los actores.
El encantamiento
La primera vez que asistí a una ópera, lo hice más por obligación que por ganas. Creía que me aburriría mucho, porque ni siquiera comprendía lo que calificaba como "gritos". Es más, nunca me esforcé por ver una ópera a través del video y menos aún de escucharla en disco. Sin embargo, con la ventaja de que hoy en día aparecen subtítulos arriba o debajo del escenario, en aquella función de Turandot a la que asistí en el Teatro Degollado, me encontré con una historia interesante -llena de pasión, con amor, traición- y descubrí que asistir a este espectáculo es una manera de vivir la experiencia completa y corroboré que, en efecto, las artes están incluidas en cada obra.
Lo visual
Lo visual es fundamental. Escultura, pintura y arquitectura aparecen en cada parte de una ópera y todo esto crea un ambiente que nos remonta a lugar y época en que se desarrolla el argumento de la ópera. Vestuario, maquillaje, hasta el acomodo de cada personaje en el escenario, forman parte de un cuadro vivo, de una alegoría plástica capaz de recrear la vista de nosotros, los espectadores, y de llevarnos a soñar, a ser parte de lo que sucede.
La experiencia
Este fin de semana tuve la oportunidad de acudir a un espectáculo lleno de elementos plásticos. Y aunque no es una ópera en el sentido estricto, la ópera rock Dr. Frankenstein consiguió la atención del espectador y cumplió con lo que se esperaba. En lo particular, me parece loable de parte de Cultura UdeG haberse arriesgado a producir una obra que nunca se había estrenado y, por si fuera poco, de alguien que jamás había escrito ni dirigido un espectáculo así. Sin embargo, José Fors, a quien conocemos como artista plástico y músico, fue capaz de abarrotar tres funciones en las que quienes conocemos su obra, encontramos rasgos de ésta en los vestuarios, maquillajes y hasta en los objetos. Vale la pena, siempre, vivir una experiencia así como espectadores y darnos cuenta de que al reunirse las bellas artes, todo puede pasar.
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