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Andrés Calamaro armoniza el festival Pirineos Sur

Afirman que no se puede predecir cómo será la actuación de Calamaro

SALLENT, ESPAÑA (17/JUL/2011).- Solo hay una cosa más complicada que acertar los números de la lotería, y esa es predecir cómo será una actuación en directo de Andrés Calamaro. El artista argentino se había mostrado irregular durante los últimos tiempos, pero esta noche salió cara y brindó un espectáculo soberbio en la tercera jornada del festival Pirineos Sur.

Siempre se ha hablado del carácter extravagante de los genios, y Calamaro representa mejor que nadie ese cliché que habla de los artistas como seres por encima del bien y el mal. Hay veces en que te hace llorar de emoción y otras en las que te den ganas de agarrarle por el pescuezo, pero nunca deja indiferente.

La cosa es tan retorcida que, en ocasiones, el músico ha sido capaz de mostrar ambas facetas en un mismo concierto, dejando que el personal se vaya a casa con una sensación tan extraña como desconcertante: "¿qué demonios ha pasado aquí?".

En apariencia de lo más simple, esta pregunta se puede convertir en un quebradero de cabeza cuando Calamaro está por medio, pero no ha sido el caso tras lo acontecido este sábado en el escenario flotante del pantano de Lanuza, donde el artista ofreció una actuación sin altibajos y secundada a la perfección por su nueva banda de acompañamiento, MVP Quintet.

Nueva por decir algo, ya que en la formación se encuentran sospechosos habituales como el batería Niño Bruno o el bajista Candy Caramelo. La más reciente incorporación, el teclista Alfonso Pérez, dejó tan buen sabor de boca como el resto de sus compañeros, un grupo bien ensamblado que conoce los gustos de su líder.

El marco era inigualable y la temperatura fantástica, por no hablar de las cinco mil almas que llenaron hasta la bandera el auditorio del pequeño pueblo oscense. Solo faltaba que Calamaro y los suyos correspondieran con una actuación a la altura de las circunstancias, y nadie quedó defraudado.

"Buenas noches, campistas de Pirineos Sur", saludó el vocalista a su multitudinaria parroquia, que pronto empezó a disfrutar de la velada con "Alta suciedad" y "Quién asó la manteca", seguidas ambas por las vicisitudes de "El salmón".

Herencia de su idolatrado Bob Dylan, Calamaro volvió a jugar con el ritmo y el tono de sus canciones, reinventándolas a cada paso en una muestra más de su infinita capacidad creativa, modificando himnos como "Estadio Azteca" o "Te quiero igual" para convertirlas en versiones de las originales.

"Disculpen que les pregunte, ¿sabe alguien cómo va el Argentina-Uruguay?. Lo cierto es que me estoy sacando el pasaporte uruguayo, pero tengo el mío en regla para entrar cuando quiera en la habitación de 'Plaza Francia'", señaló el cantante en un guiño a esta composición del álbum "Honestidad brutal".

Llegado el momento de recordar a sus viejos compañeros de Los Rodríguez, Calamaro se lanzó por la senda de "Cien pájaros volando" y "Sin documentos", canción está última para la que solicitó la ayuda de Jairo Perera, más conocido por su condición de vocalista en el grupo Muchachito Bombo Infierno.

"Los chicos", "Días distintos", "Paloma" y "Crímenes perfectos" anunciaron el final del concierto, que todavía regaló una perla más con esa "Flaca" que, ni corta ni perezosa, se dedica a clavar puñales en la espalda de sus pretendientes.

De telonear a Calamaro se encargó Jairo Zavala, que bajo el pseudónimo de Depedro se ha erigido en uno de los grandes valores de la música española actual. El guitarrista sedujo a propios y extraños con su particular gusto por los sonidos de frontera, adquiridos durante sus giras con los estadounidenses Calexico.

"Esta es una canción dedicada a las cosas que más queremos, que a veces están tan cerca que nos damos cuenta de su importancia", advirtió el cantante madrileño en los compases iniciales de "La brisa", seguida por los ritmos contundentes de "Two parts" y "Llorona".

El cantautor desglosa canciones intimas y delicadas, tan sutiles como las pequeñas cosas que rodean nuestra existencia. Buen ejemplo es "Tu mediodía", una afilada declaración sobre los misterios de las relaciones amorosas, que pueden proporcionarnos alegría o convertirse en fuente directa de nuestras desgracias.

Tras un primer álbum que le abrió las puertas del éxito, Depedro se encuentra inmerso en la gira de su segundo trabajo discográfico, "Nubes de papel", del que hoy extrajo piezas tan destacables como "What goes on", "Chilla que tiemble" o "Mientras espero".
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