Entretenimiento

Alpha Acosta asume el valor como la clave del cambio

Aunque la televisión le abrió las puertas, la actriz ahora la observa de forma crítica

GUADALAJARA, JALISCO (20/ABR/2012).- El público masivo la recordará por aquella telenovela protagonizada también por Arturo Peniche: "Morelia". En ella, Alpha Acosta se dio a conocer en la televisión, sin embargo, es un verdadero personaje del mundo actoral y, no necesariamente televisivo. Actriz, directora, madre. Se puso a estudiar dirección en la escuela de Argos, allá en Casa Azul del Distrito Federal y se metió de coproductora cinematográfica. Apenas el mes de marzo filmó en Guadalajara la película "No siempre lloverá", en la que participa como actriz.

Inquieta, Aunque la televisión le abrió las puertas, la actriz ahora la observa de forma crítica. Acosta inició su preparación desde muy pequeña y luego ingresó al Centro de Educación Artística de Televisa, mejor conocido como CEA. Tuvo maestros de la talla de Hugo Argüelles, Benjamín Cann y Rosa María Bianchi, continuó sus estudios en la mítica Casa del Teatro con Pepe Caballero y en el año de 1995 protagoniza la telenovela que la dio a conocer al mundo, Morelia, producida por Televisa y Univisión, le siguieron años después, también en tele, "Los hijos de nadie","Cara o Cruz" y "La hija del mariachi". Trabajó también en "Cilantro y perejil", ha laborado para las dos televisoras importantes de este país y ha sido nominada al Ariel.

Recientemente ha grabado para la serie "A corazón abierto", busca, sola, sus propios proyectos, “sin embargo ahora mismo estoy en la apertura de hacer todo lo que pueda, todo lo que esté a mi alcance, y todo lo que me permita tener tiempo para mis hijos. No creo en las madres compañeras actrices que prefieren no tener hijos por su carrera o tener uno y abandonarlo. La vida me ha dado premios y puedo darme el lujo de buscar los trabajos que yo necesito ahora”.

— Háblame de la importancia de la televisión en México.

— La penetración es muy profunda, desgraciadamente creo que la tele como está hecha —a excepción de algunos programas— no está pensando en el mexicano, sino pensando en cómo voy a vender más, lo cual se me hace muy triste, porque es un arma de doble filo, un pueblo bien educado tendrá un Gobierno mucho más decente, un pueblo ignorante puede tener a cualquier malandrín. El pueblo está viendo cosas que entretienen pero no para saber de la vida. Hay algo en la correspondencia que está fallando.

Existió primero el cine antes que la televisión y, antes fue el radio. Pero cuando nació la tele, estuvo mal enfocada. Yo recuerdo los comerciales de jabones, siempre se pensó en la publicidad, un modelo de negocio que el abuelo de Azcárraga Jean adoptó de otras partes del mundo. Pero ese otro mundo entendió otras cosas e hizo programas maravillosos. Aquí no, aquí la tele se ha quedado anquilosada (paralizada).

Ahora, la mayor parte de gente que conozco quiere hacer cosas diferentes. Y luego me ha tocado escuchar de los ejecutivos que no hay proyectos ¡no entiendo! Lo que Argos hizo vino a ser un parteaguas en México, demostró que hay proyectos de calidad y con rating, inició con eso y luego ha seguido con las series. Por eso quise estudiar dirección en Argos.

— El Patio de tu casa es México, ¿cómo está ese patio?

— Mira (suspira) cuando este hombre (Adolfo Aguilar Zinser en el sexenio de Fox) dijo que somos el patio trasero de Estados Unidos, todo mundo lo maltrató. Y es como el alcohólico, que dice que no es, pero cuando asume que sí lo es busca una solución. A nosotros como sociedad nos pasa lo mismo. Y cuando tocas fondo algo cambia. Desgraciadamente tenemos al lado a Estados Unidos que inyecta dinero. Mira el resurgimiento de Argentina. Tenemos que ver qué es lo que sí queremos para nosotros los mexicanos, y yo comenzaría por tener valor.

— ¿Quién sí para la silla presidencial?

— Niguno. Un presidente para que tenga empatía con lo que somos, de entrada, no puede pertenecer a un partido político. Conozco a gente de abajo que vive en esos esquemas y todo es corrupción, todo absolutamente, porque te dan una plaza pero tú luego tienes que hacer un favor. ¿Cómo pretendemos que esas personas lleguen al poder?, porque lo que van a hacer es pagar el favor que le hizo alguien

Se requiere de un presidente que no sea político pero que sí haya trabajado en un lugar como La Haya, no importa que sea extranjero, pero que tenga noción del mundo y no del “podercito”.

— ¿Para qué nos sirve el arte?

— Es un desahogo, es un bálsamo. Lo digo en serio porque cuando ves una obra de arte, hay una connotación, sientes la belleza y en ese instante dejas de ser tú, te conviertes en la obra, en esa emoción. Ahora la vida va muy rápido, llevamos prisa. Lo padre del arte es que ahora cualquiera puede agarrar una cámara y hacer una peli. Para el ritmo que llevamos, el arte es una perla y hay que encontrarla y aprender a verla.
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