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Alemania se reconcilia con Romy Schneider en su 70 aniversario

Abren en Alemania exposición, dedicada a la actriz Romy Schneider con una avalancha de películas y libros

Alemania se reconcilia con Romy Schneider en su 70 aniversario
BERLÍN, ALEMANIA.- Alemania recupera el mito de Romy Schneider, su inolvidable emperatriz "Sissi", con una avalancha de películas, libros y exposiciones, que coinciden con el 70 aniversario del nacimiento de esta leyenda de la gran pantalla, que rodó su primera y última película en Berlín.

Rosemarie Albach-Retty Schneider, que nació en Viena un 23 de septiembre de 1938, "sudó" por primera vez delante de una cámara en los estudios berlineses de la Ufa, con "Lilas blancas" de Hans Deppe (1953). Cineastas y literatos se disputan estos días a la leyenda, que fue una de las víctimas predilectas de la prensa amarilla.

En siete años rodó 18 películas, antes de darle la espalda a Alemania, y emigrar a Francia para liberarse del estigma de la inocente "Sissi", y vivir con Alain Delon.

Aunque Alemania no le perdonó largo tiempo el "abandono", en momento de aniversarios no faltan los libros, como la biografía de Jürgen Trimborn que bajo el título "Romy y su familia" saca punta a la influencia de familia y galanes sobre su vida y carrera profesional de la actriz austríaco-alemana.

La "femme fatale" en busca de amor y protección que dijo de sí misma "No soy capaz de nada en la vida, y de todo en la pantalla", en alusión a su vasto catálogo de amores frustrados, murió a los 43 años, en París, profundamente deprimida, tras la trágica muerte de su hijo David por un accidente en casa de sus abuelos un año antes.

Ahora serán dos jóvenes actrices las que emulen a la inolvidable "Sissi": la cantante Yvonne Catterfeld, que se estrenará en la gran pantalla con "Una mujer como Romy", que se proyectará en otoño del año próximo; y una producción menos ambiciosa de la televisión alemana ARD, que protagoniza la actriz y ex moderadora de televisión alemana Jessica Schwartz.

La película de Joseph Rusnak, una cinta germano-austríaca presupuestada en 23 millones de euros que protagoniza una Catterfeld de sorprendente similitud con Romy, pretende ser un retrato "temporal y costumbrista", en palabras del cineasta alemán afincado en Hollywood, que podría competir en el Festival de Cannes.

Romy Schneider rodó en su corta vida un total de 60 películas, entre las que destacan, aparte de la trilogía sobre la emperatriz austro-húngara, "Lo importante es amar" (1974), de Andrzej Zulawski, y "Una vida de mujer", de Claude Sautet (1978), por las que recibió sendos premios César.

Esta hija de una estirpe de actores trabajó como una posesa y llegó a rodar cuatro películas a la vez, al tiempo que buscaba refugio emocional entre sus compañeros de reparto, pero también en las pastillas y el alcohol.

Durante la década de los sesenta y setenta trabajó a las órdenes de grandes directores como Luchino Visconti, Orson Welles, Otto Preminger y Claude Sautet.

Una relación con Delon, y dos matrimonios fracasados, la convirtieron en carne de cañón de los medios, que especularon sobre la posible bisexualidad de la actriz, que "encarna los clichés de la mujer de la posguerra: de virgen a puta pasando por madre arrepentida", en palabras de su biógrafa, la feminista alemana Alice Schwarzer.

La propia Schneider cimentó el mito, confesando en un semanario alemán haber practicado un aborto, cuando la interrupción voluntaria del embarazo estaba prohibida en este país. Fue la misma actriz que accedió a que se publicaran desnudos suyos en el "Playboy".

La ambivalente actriz, a la que el museo Opelvillen de Rüsselsheim (oeste de Alemania) dedica estos días una exhibición fotográfica, con una colección de 130 retratos, sigue viva en el recuerdo de los alemanes, y no sólo de la generación de más de 60 años, como demuestran las biografías que ven la luz estos días.

Francia y Alemania se disputan a su vez el legado de la actriz, con una avalancha de documentales a cargo de la cadena franco-alemana Arte.
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