Entretenimiento
Alberto Vázquez saca la casta
Con todo y una leve gripa, el artista complace a sus seguidores al interpretar sus mayores éxitos en el Teatro Galerías
Teatro Galerías gracias a las interpretaciones de
Alberto Vázquez, quien con su característica voz hizo del encuentro con su público una memorable velada en donde la catarsis se hizo presente a lo largo de poco más de un hora, con una serie de temas, en su mayoría rítmicos, que hablaron de sinsabores amorosos ante una audiencia que agradeció en todo momento la presencia del también actor.
El concierto, que arrancó con una de las canciones más populares del cantante, 16 toneladas, y que auguró una noche de recuerdos, se caracterizó por la constante interacción entre asistentes y artista. Minutos después, aunado a la energía positiva que ahí se respiraba, y a pesar de la advertencia, desde un inicio, de Vázquez sobre un leve padecimiento de gripa, los piropos y el ánimo manifestado con aplausos no permitieron que el espectáculo bajara de tono.
"No saben que felicidad es estar aquí. Y aunque me está dando gripa de todos modos voy a cantar bien", afirmó el intérprete no sin antes recibir una ovación, para entonces continuar con las canciones que pintarían la noche de nostalgia por los amores perdidos: Olvida, Para decir adiós, Pecador, Maracas y El velador.
Dos coristas y 11 músicos acompañaron al artista en un espacio que él mismo consideró como uno de sus preferidos para ofrecer sus espectáculos. "He cantado en distintos foros, entre ellos palenques y en la televisión, pero sin duda el teatro es lo más bonito que existe, aquí es donde hay que demostrar que hay con qué", declaró Vázquez para mantener a sus seguidores de lo más contentos.
De tan buen humor se mostraba el cantante que se dio tiempo para hacer un truco con un cigarro, a propósito de que hace más de un año dejó de fumar, luego de haberse dado a conocer como el único artista que siempre se presentaba con cigarro en mano.
Entre canción y canción las muestras de cariño animaban a Vázquez, quien pacientemente se aproximaba a los más cercarnos al escenario para escuchar peticiones. "Claro que sí, la prometida", decía Alberto. Incluso en un momento, y a petición expresa, cantó un fragmento de un tema de Angélica María. Luego vinieron La llorona, La que se fue y Ay Jalisco, composiciones que dieron el toque festivo y vernáculo de la cita, para luego retomar el rocanrol y otros temas que lograron que más de uno quisiera dejar su silla para bailar un poco.
Si la invitara esta noche y Fue en un café no pudieron faltar, al igual que su ya conocido descontento para con Enrique Guzmán, mismo que reafirmó con un chiste. Finalmente, y luego de poco más de una hora de interpretaciones Alberto Vázquez se despidió para que casi de inmediato volver para poner su voz a dos canciones más, esto ante la insistencia de "¡otra, otra!", para dar por terminado el encuentro con un público de pie, no sin antes despedirse de mano de algunos de los que observaron desde las primeras filas.
El compromiso entonces se había cumplido, pues a pesar de la gripa que aquejaba al también actor, el concierto transcurrió sin inconvenientes.
EL INFORMADOR / Altagracia Lizardo Medina
GUADALAJARA, JALISCO.- Las penas de amor tomaron una forma menos dolorosa la noche del viernes en el
El concierto, que arrancó con una de las canciones más populares del cantante, 16 toneladas, y que auguró una noche de recuerdos, se caracterizó por la constante interacción entre asistentes y artista. Minutos después, aunado a la energía positiva que ahí se respiraba, y a pesar de la advertencia, desde un inicio, de Vázquez sobre un leve padecimiento de gripa, los piropos y el ánimo manifestado con aplausos no permitieron que el espectáculo bajara de tono.
"No saben que felicidad es estar aquí. Y aunque me está dando gripa de todos modos voy a cantar bien", afirmó el intérprete no sin antes recibir una ovación, para entonces continuar con las canciones que pintarían la noche de nostalgia por los amores perdidos: Olvida, Para decir adiós, Pecador, Maracas y El velador.
Dos coristas y 11 músicos acompañaron al artista en un espacio que él mismo consideró como uno de sus preferidos para ofrecer sus espectáculos. "He cantado en distintos foros, entre ellos palenques y en la televisión, pero sin duda el teatro es lo más bonito que existe, aquí es donde hay que demostrar que hay con qué", declaró Vázquez para mantener a sus seguidores de lo más contentos.
De tan buen humor se mostraba el cantante que se dio tiempo para hacer un truco con un cigarro, a propósito de que hace más de un año dejó de fumar, luego de haberse dado a conocer como el único artista que siempre se presentaba con cigarro en mano.
Entre canción y canción las muestras de cariño animaban a Vázquez, quien pacientemente se aproximaba a los más cercarnos al escenario para escuchar peticiones. "Claro que sí, la prometida", decía Alberto. Incluso en un momento, y a petición expresa, cantó un fragmento de un tema de Angélica María. Luego vinieron La llorona, La que se fue y Ay Jalisco, composiciones que dieron el toque festivo y vernáculo de la cita, para luego retomar el rocanrol y otros temas que lograron que más de uno quisiera dejar su silla para bailar un poco.
Si la invitara esta noche y Fue en un café no pudieron faltar, al igual que su ya conocido descontento para con Enrique Guzmán, mismo que reafirmó con un chiste. Finalmente, y luego de poco más de una hora de interpretaciones Alberto Vázquez se despidió para que casi de inmediato volver para poner su voz a dos canciones más, esto ante la insistencia de "¡otra, otra!", para dar por terminado el encuentro con un público de pie, no sin antes despedirse de mano de algunos de los que observaron desde las primeras filas.
El compromiso entonces se había cumplido, pues a pesar de la gripa que aquejaba al también actor, el concierto transcurrió sin inconvenientes.
EL INFORMADOR / Altagracia Lizardo Medina
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