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Adiós, Pedro

El año se extingue de forma dolorosa para el cine mexicano con la pérdida de uno de sus exponentes más brillantes

Adiós, Pedro
GUADALAJARA, JALISCO (27/DIC/2011).- Dicharachero, buen conversador y apasionado defensor del gremio artístico, así fue y seguramente así será recordado el señor Pedro Armendáriz Pardo, quien falleció ayer a los 71 años de edad en la ciudad de Nueva York, sitio al que viajó para ser tratado de un cáncer que le fue detectado en el ojo y que se extendió al cerebro, situación que finalmente le arrebató la vida, noticia que inundó las redes sociales.

Pedro fue un hombre que llevó con orgullo su nombre y apellido (heredados de su padre) por los escenarios mexicanos y extranjeros. Destacó como actor de cine, teatro, televisión y doblaje. Fue presidente de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas de 2006 a 2010, tiempo en el que defendió a capa y espada la transparencia de la institución.

Su último trabajo en televisión se transmitió apenas en Televisa con el melodrama La fuerza del destino, producido por Rosy Ocampo y donde compartió crédito con David Zepeda, Sandra Echeverría y Gabriel Soto, entre otros.

Con su muerte enluta también a los escenarios teatrales, donde protagonizó obras de diversos cortes, desde dramas hasta comedias, como Los Lobos y El Violinista en el tejado, obras con las que visitó Guadalajara.

Amigo, maestro, impulsor de nuevos talentos y contemporáneo de grandes artistas, el vasto legado de Armendáriz (con más de 140 películas) es la mejor aportación que puede dejarle a la profesión a la que consagró su vida.

Destino, los escenarios
Nacido en la ciudad de México en 1940, en su familia se respiraba una fuerte vena histriónica tanto por el lado de su padre (el legendario cineasta y actor Pedro Armendáriz) como por su madre (la actriz Carmelita Pardo).

Aunque se tituló como arquitecto, su verdadera pasión estaba sobre los escenarios, y desde muy joven Armendáriz sabía que era en ellos donde encontraría su destino.

Su carrera en cine comenzó en 1965 con la película El cachorro de Arturo Martínez  y en la década de los setenta comenzaría a actuar en el cine estadounidense, con producciones como River of gold (1971), Killer by night (1972) y The Rhinemann exchange (1977), entre otras.

El histrión trabajó bajo las órdenes de los mejores directores de diversas épocas del cine mexicano, como Julián Pastor, Jaime Humberto Hermosillo, Gonzalo Martínez Ortega y Arturo Ripstein, entre otros.  

Para las generaciones más jóvenes, su rostro se convirtió en el sinónimo de villano o de político corrupto, en producciones como La ley de Herodes (1999), Antes de que anochezca (2000), La mexicana (2001), El crimen del padre Amaro (2002), Érase una vez en México (2003), y Matando cabos (2004).

Generoso con su talento y si bien amaba el Séptimo Arte, jamás dejó de participar en la televisión, desplegando su trabajo en melodramas como Serafín (1999), Laberintos de pasión (1999), Bajo la misma piel y la infantil Amy, la niña de la mochila azul (2004).  

Los más pequeños reconocerán también su voz en el maestro Shifu en Kung Fu Panda y Doc Hudson en la primera parte de Cars.

Su partida deja a una comunidad artística dolida ante su repentina muerte, aunque también agradecida por la entrega, pasión y compromiso de uno de los artistas más emblemáticos de México.

Ejemplo de su generación
Uno de los artistas más completos: Guillermo Vaidovits


Multifacético y entregado. Para el especialista en cinematografía Guillermo Vaidovits, Pedro Armendáriz representó a “uno de los artistas más completos que han pisado los escenarios mexicanos, tanto en el cine como en la televisión y el teatro.  Continuó de forma brillante con el legado de su padre”.

Vaidovits señala que “fue un actor comprometido, que se preocupó por hacer cosas detrás de la pantalla. Se destacó en la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, de la que se desempeñó como presidente entre 2006 a 2010 y de la que fue un impulsor permanente”.

El especialista y columnista agregó que el histrión también se destacó por su “generosidad, pues aun con un nombre ganado en el cine, jamás dejó de impulsar a jóvenes talentos en la pantalla, algo que en muchos actores de su generación no es común”.

PARA SABER
Deja huella


Armendáriz se ha ganado todos los reconocimientos posibles en México. El Ariel, el Mayahuel de Oro dentro del Festival Internacional de Cine en Guadalajara en 2006, además del Cabrito de Oro del Festival de Monterrey son apenas unos cuantos de los galardones y reconocimientos de los que fue objeto en el país.

En el extranjero el artista capitalino también brilló. Obtuvo el prestigiado premio Luis Buñuel del Festival Internacional de Cine de Huesca y también el Premio Incombustible del Festival de San Sebastián, dos de los máximos galardones que otorga el circuito cinematográfico español.

''Gracias Pedro. ¡Fuimos felices! Nos veremos pronto'', Víctor Trujillo, actor y conductor.

''Un abrazo muy fuerte a toda la familia Armendariz. ¡Un grande se fue!'', Emilio Azcárraga Jean, presidente de Televisa.

''Pedro era uno de esos que nomás de verlos te hacen sonreír. Tenía tiempo para todos. Esos no deberían irse nunca. Descansa Pedro Armendáriz'', Diego Luna, actor.

''Nuestras más sentidas condolencias por la pérdida de un gran actor que puso en alto el nombre de México dentro y fuera de nuestra Nación'', Felipe Calderón, Presidente de México.

''A la comunidad cinematográfica, mi más sentido pésame por el fallecimiento de Pedro Armendáriz. Un gran abrazo a la familia Armendáriz en estos difíciles momentos'', Consuelo Sáizar, presidenta de Conaculta.


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