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Adiós, Chavela

La leyenda de la música vernácula mexicana deja tras de sí un extenso legado musical

Adiós, Chavela
CIUDAD DE MÉXICO (06/AGO/2012).- Sin miedo, sin resentimientos ni pendientes. “La Chamana” exprimió hasta el último segundo de vida con una sonrisa y como quiso. Chavela Vargas falleció el mediodía del domingo en Cuernavaca, Morelos, a causa de un paro respiratorio a los 93 años, luego de permanecer hospitalizada durante ocho días en terapia intensiva.

Los doctores habían dado cuenta, día a día, el cómo su salud se iba apagando. La cantante, por su lado, afirmaba que ella no se estaba muriendo, sino alistándose para “trascender”.

María Cortina, representante, biógrafa de la artista y fiel compañera durante sus últimos años de vida, apareció el domingo en punto de las 13:10 horas para dar a conocer a los medios de comunicación la noticia. “Chavela se fue con Dios un poquito antes de la una de la tarde, sufrió un paro respiratorio que cegó su existencia. Se fue con mucha paz”.

Con voz apagada, Cortina agregó que “es una gran pena, todos la vamos a extrañar, solamente me quedé con su collar de chamán y por eso lo traigo puesto, pero no me lo quedaré ya que ella se lo llevará a su última morada”.

Romper la regla de las “horas de visita” de un hospital fue el reto final que lanzó Chavela a lo establecido.  Los últimos en visitar a la cantante en su habitación fueron Los Macorinos, dos guitarristas que sostuvieron una larga amistad con Vargas. “Nosotros fuimos músicos de ella en sus espectáculos, sí la pudimos ver aunque ya no era la hora de visitas, pero ella fue quien lo autorizó”, explicó Juan Carlos Allende, quien vino junto con su comparsa Miguel Peña Tovar.

Pese a su fallecimiento, la historia de Chavela Vargas se encuentra lejos de conocer el punto final.

Sin comparación

Isabel Vargas Lizano nació en la región de Heredia, Costa Rica, en 1919. Llego a México cuando tenía 17 años, y en ese momento nació Chavela Vargas. Se enamoró del país, de su gente, de su cultura, de sus habitantes y, sobre todo, de su música. Había comenzado a cantar en la calle a los 14 años. Fue hasta los 41 que decidió hacerlo de forma profesional, y ya para ese momento, era una leyenda en los círculos sonoros. “Me tocó nacer en Costa Rica, pero la vida, la vida de verdad, la encontraría en México. Mi libertad. Por eso cuando vi un mariachi casi me desmayo de emoción”.

Chavela Vargas fue una adelantada a su tiempo. Rompió el molde establecido, tanto en el mundo de la música vernácula como a nivel social. No se vestía como las típicas intérpretes, ataviadas, con grandes moños y faldas amplias. Ella aparecía con pistola al cinto y una botella de tequila en la mano. Revolucionó la escena ranchera cantando temas de amor, dirigidos a veces a hombres, a veces a las mujeres, siempre con su sello: una voz ronca y potente. Las cosas se hacían a su manera.

Y así fue hasta el final. No quiso recibir hemodiálisis ni intervención para ayudarla a respirar, explicó el doctor José Manuel Nuñez. ¿El motivo? sus creencias sobrenaturales de métodos de sanación. “Ella tiene que tener una muerte natural”, había dicho el galeno el pasado viernes. “Es una filosofía de vida que ella tiene”.

Su forma de ser le valió alabanzas y críticas por igual a lo largo de su carrera. Algunos le cerraron las puertas de los foros y palenques y satanizaron su figura. Otros tantos la veneraron como una mujer que desafió la cultura machista, cantando las desventuras que habitaban en su corazón.

Su figura, omnipresente en el sentimiento vernáculo durante la segunda mitad del siglo XX, fue todavía más fuerte en pleno 2002, cuando se hizo pública su homosexualidad en su autobiografía Y si quieres saber de mi pasado.

“Lo que duele no es ser homosexual, sino que lo echen en cara como si fuera la peste. Hace falta tener mucha ponzoña en el alma para lanzar cuchillos sobre una persona, sólo porque sea de tal o cual modo”, relató Vargas en el texto.

Entre titanes


La personalidad de Chavela Vargas resultó ser un imán en el ámbito cultural. Su agudeza al opinar, sumada a la sensibilidad artística, la hicieron partícipe de tertulias al lado de Frida Kahlo y su esposo, el muralista mexicano Diego Rivera. También fue amiga de Agustín Lara, de la actriz estadounidense Ava Gardner, el poeta chileno Pablo Neruda y quizás su relación más trascendental: José Alfredo Jiménez, con quien compartió canciones y borracheras.

También fue objeto de veneración por parte de escritores, como Carlos Monsiváis, la cantante Lila Downs e incluso el cineasta manchego Pedro Almodóvar, que la convirtió en su musa e intérprete de cabecera para películas como La flor de mi secreto y Carne trémula.

Las enfermedades la respetaron durante buena parte de su vida, aunque su fortaleza no podría ser explicada desde el punto de vista médico. De niña padeció poliomielitis, y le atribuyó su recuperación a los brujos y chamanes que la trataron. Su pasión por dichas figuras era tal que siempre aparecía luciendo amuletos y talismanes realizados por ellos.

Esa es una de las razones por las que le apodaban “La Chamana”, un sobrenombre que le gustaba y que usó para dejar claro, hasta el último día, que no le tenía miedo a morir. “Imagino ese momento como algo bellísimo, como un descanso”.

Las cifras que deja tras de sí, roban el aliento. En 63 años de carrera grabó 80 discos, en los que incluye auténticos himnos al desamor y la soledad, en una lista larga que encabezan La Llorona, Macorina, Noche de ronda y Paloma Negra. La cifra que a ella le gustaba presumir es que a lo largo de 78 años se bebió unos “40 mil litros de alcohol”.

Lo que no le gustaba presumir eran los homenajes, pero igual los recibió con agrado. En el año 2000, el Gobierno de España le otorgó la Gran Cruz de Isabel la Católica. En 2007 sus aportes a la música fueron reconocidos por la Academia Latina de Grabación, que le otorgó el premio a la Excelencia Musical. Hace apenas unos meses fue postulada para el Premio Príncipe de Asturias.

Este año lanzó La Luna grande, un disco de poemas donde rinde homenaje a Federico García Lorca. Fue a España a promocionarlo, un viaje cuyo esfuerzo terminó por quebrar su deteriorada salud. “Poco a poco tendré que pagar un tributo a la vida, ya me cobró el caminar y ya me quitó la capacidad de soñar. Le pido a Dios que adonde yo me vaya algún día, me lleguen a saludar y yo a ustedes”.

El día llegó ayer al mediodía. Se fue y trascendió. Sin miedo, sin resentimientos ni pendientes. Exprimiendo hasta el último segundo con una sonrisa y como quiso.

DE BELLAS ARTES A GARIBALDI

Preparan homenajes para Vargas


La presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Consuelo Sáizar, anunció que será mañana martes cuando se le rinda un homenaje de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes a Chavela Vargas.

En su cuenta de red social Twitter, la funcionaria ya había expresado su pesar por el deceso de la intérprete nacida en Costa Rica pero naturalizada mexicana. “Los mariachis callaron” escribió Sáizar para sumarse a la consternación que embarga a la comunidad cultural y artística de México y el mundo.

Además, la Secretaría de Cultura del Distrito Federal dio a conocer que hoy se rendirá homenaje póstumo en la Plaza Garibaldi a la cantante de música vernácula. En la ceremonia de honor participarán autoridades y diversas personalidades del medio cultural y artístico, informó la dependencia en un breve comunicado.

REACCIONES

Lamento mucho el fallecimiento de Chavela Vargas. Como ella dijo: no muere, trasciende. Se queda con nosotros en sus canciones

Felipe Calderón, Presidente de México.

Yo nunca me tomé copas con mis ídolos: Bob Dylan, Leonard Cohen o Brassens. Y sí, con Chavela, con la que he cantado

Joaquín Sabina
, cantante.

Ay Chavela!!! Tú no mueres porque vivirás para siempre en nosotros. Tu voz y tu espíritu nos dan fuerza. Gracias. Descansa en paz

Julieta Venegas
, cantante.

Cien mil caballitos de tequila por Chavela Vargas

Andrés Calamaro
, cantante.

EN PAZ CON LA VIDA. LISTA PARA PARTIR

“Quiero que la juventud me hable bonito”


Hace tres años fue el último encuentro de este medio con Chavela en Guadalajara en la que compartió reflexiones

GUADALAJARA, JALISCO.- Era el 29 de noviembre de 2009. Chavela Vargas se encontraba en Guadalajara para, lo que de antemano se sabía sería una visita exprés. Aunque amaba la Perla Tapatía, su estado de salud le hacía desaconsejable el realizar viajes largos o prolongados fuera de su amada Tepoztlán, por lo que su tiempo en la capital de Jalisco podía considerarse como un “regalo” para sus seguidores en esta urbe.

Había llegado para participar en la FIL, donde presentaba el libro Las verdades de Chavela. Obtener una entrevista con ella era casi imposible desde semanas antes. Las solicitudes, muchas. Los pretextos para no darla, también. “Su agenda está muy apretada”. “No tiene tiempo”. “Ya dio una rueda de prensa”. Pero entonces, ese mismo día, la respuesta cambió. “Tienen 10 minutos para hablar con ella”.

Poder charlar con Chavela Vargas, en aquel día, requería de paciencia. “En este momento está dormida, está descansando del viaje”, advirtió su representante. La cita para hablar con la cantante era en el jardín de un hotel enclavado frente a la Cámara de Comercio de Guadalajara. “Es un día bonito, cálido, pese a ser noviembre”, afirmaba el equipo de trabajo que la trajo a la ciudad. Con todo listo para comenzar, inició la otra espera: a que la musa vernácula despertara de su siesta.

Los minutos pasaban. Cinco. Diez. Quince. Se abrió de repente la cortina de la habitación, luego una puerta de vidrio corrediza. Y entonces apareció. La imagen que se ha visto una y mil veces en fotografías, en vivo. El cabello plateado y portando los lentes oscuros que la habían acompañado recientemente. También en silla de ruedas “muy a mi pesar”, decía. A medio camino entre la leyenda y el mito. Chavela Vargas.

La reflexión


La entrevista todavía no comenzaba cuando Chavela pidió un momento de silencio. Rodeada por la naturaleza, por árboles a sus lados y el sonido de los pájaros, la cantante parecía absorta en sus pensamientos, muy lejos del libro que la había traído a Guadalajara. De repente el regreso: “¿Qué me iban a preguntar?”.

Se le cuestionó sobre cómo encuentraba a  Guadalajara, la ciudad que tanto amaba y que tanto había inspirado a la música vernácula. Silencio. Ya en ese momento de su vida, hace tres años, Chavela hacía acopio de todas sus fuerzas para responder. Cada palabra era preciosa. Cada palabra debía valer la pena. “Encuentro cosas interesantes, quiero que la juventud de México se me acerque, que me hable bonito”. Silencio otra vez. La cantante se detuvo para pensar. Observó a un pájaro que se posó cerca de la silla. Intercambiaron miradas. “Cantan hermoso. Hermoso. No hay nada más hermoso que los cantos de un pájaro. El canto”.

Cantar era la palabra clave en su vida. Se le cuestionó si no extrañaba las grandes presentaciones. Para 2009, Chavela ya había dejado de interpretar en escenarios grandes. La última vez que había visitado Guadalajara para ofrecer un espectáculo fue el 30 mayo de 2007 en el Teatro Diana.

Su interpretación de Un mundo raro todavía retumbaba en las paredes del escenario de Avenida 16 de septiembre. Nadie sabía en ese momento que era el espectáculo con el que se despedía de la Perla Tapatía. Ni ella. “No me he retirado de los escenarios, eso jamás. Ahora mismo sólo estoy tomando un descanso, pero me volveré a subir”, afirmaba con una determinación total. Esa vez se tomó menos tiempo en responder.

El tiempo de la entrevista se agotaba. Chavela confesaba que se iba de Guadalajara pensando en cuándo iba a volver. Su estancia en la FIL de 2009 estuvo llena de encuentros, charlas, invitaciones, abrazos y promesas. El amor que los jóvenes demostraron por su música y por su legado es lo que la tenía más sorprendida. Se cumplieron los 10 minutos. La diva debía volver a su habitación, tenía que reunir fuerzas, descansar y subir al avión que la llevaría de vuelta a Tepoztlán. Estaba agotada, pero se despidió con una sonrisa.

¿Algún mensaje que tenga para los jóvenes, Chavela? Preguntó este medio justo cuando la cantante ya estaba a punto de desaparecer tras la puerta.  “Sí. Quiero que se me acerquen al oído, quiero escuchar cosas lindas de ustedes”.

LAS FRASES

Chavela sobre…


Música:
“No creo que todo el mundo entienda mi bohemia y mi arte, pero me he vuelto un objeto de lujo. No me molesta, aunque me preocupa porque quiere decir que estas generaciones no están sacando grandes artistas”.

El mañana: “Si me preguntas sobre mañana, te diré que sigo esperando todo de la vida, veremos qué se cumple”.

El dolor
: “El dolor ha tenido mucho conmigo, me quiso doblegar, pero cada vez que ocurrió, salí de esa situación más fuerte”.

La muerte
: “’La muerte no está fea, es falta de conocimiento. Te espanta lo que no conoces”.

El amor: “Uno se puede enamorar 80 veces porque el amor no existe. Es la vesícula, cuando trabaja bien. Está uno enamorado y piensa que es para siempre. De repente, tu pareja te dice ‘adiós, mucho gusto, no tenemos nada de qué hablar’. Son los retazos de la vida”.

La vida: “Ya voy teniendo ganas de descansar para siempre. Yo no le debo nada a la vida ni la vida me debe ya nada a mí. Tengo ganas de recostarme en el regazo de la muerte, que debe de ser bellísimo”.

México
: “Me tocó nacer en Costa Rica, pero la vida, la vida de verdad, la encontraría en México. Mi libertad. Por eso, cuando vi un mariachi casi me desmayo de emoción”.

Su legado:
“Dejo un legado muy grande, de todo mi amor hacia México, las cosas que he vivido, con la gente que he estado, todo eso lo tengo guardado”.

LA VOZ DEL EXPERTO

Es difícil que alguien ocupe el lugar de Chavela


Carlos Sotelo (Director de la Sociedad de Conciertos Ninon Vallin)

El cantante uruguayo Carlos Sotelo, director de la Sociedad de Conciertos  Ninon Vallin (institución cuyo objetivo es ayudar y promover a jóvenes jaliscienses en el canto y la música) explica que con la muerte de Chavela Vargas se apaga una de las grandes estrellas de la música popular latinoamericana, en un luto que mancha a todos los países del continente. “Alguien me dijo al enterarnos de la noticia que ya no quedan grandes. Y es cierto, la pérdida de Chavela Vargas duele como muy pocas lo pueden hacer”.

“México siente la pérdida de Vargas como algo grande. Es una de las cantantes populares más importantes que ha tenido el país. Una gran personalidad que llevaba las tradiciones de la nación que la adoptó en su piel y garganta”.

Sotelo, quien estudió canto en la academia Santa Cecilia (Italia), el Conservatorio de París, y la escuela de canto Ninon Vallin de Uruguay, explicó que “habrá quien diga que la voz de Chavela no era la más hermosa, pero jamás se trató de que lo fuera; lo que ella tenía era un sentimiento enorme, transmitía múltiples sensaciones y emociones, una tras otra”.

El maestro agregó que tuvo el privilegio de “escuchar en vivo varias veces a Chavela. Sus canciones siempre demostraron tener un corazón enorme”.

El director destacó que es válido comparar “lo que es Chavela Vargas para la música popular con lo que fue María Callas para la ópera. Son mujeres que nunca se olvidarán. La propia Vargas lo dijo bien, que no iba a morir, iba a trascender. Y es cierto. Vamos a seguir hablando de ella durante muchos años”.

“Es difícil pensar que alguien ocupe el lugar que deja” –lamentó Sotelo, quien reconoció que “es un gran vacío que se forma con su partida. Cada tema que ella interpretaba, así fuera el más sencillo, como La Llorona, está construido de forma muy fina. Creo que nadie va a poder superar eso. Es una grande dentro de los grandes”.
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