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“Acorralan” al público con humor negro

Los Lobos hace de una estafa y sus consecuencias una delicia cómica para los espectadores

GUADALAJARA, JALISCO. Al calor de la botella –dicen– los cariños se acrecentan, pero también las verdades salen a la luz. Así, Los Lobos, la puesta en escena protagonizada por Pedro Armendáriz, Jesús Ochoa, Otto Sirgo, Roberto D’Amico y Fernando Changueroti, echó mano de una reunión alterna a una gran fiesta entre mandatarios que buscan salvar sus nombres ante una clara estafa y sus consecuencias políticas.

La primera de las cuatro funciones pactadas en el Teatro Diana –que hoy ofrece dos de ellas– logró que el público que asistió anoche se adentrara de inmediato en una trama salpicada de humor negro donde los chantajes, las verdades, la conciencia, los sobornos y la honestidad salían a la luz en pro de evitar un escándalo público que terminaría con sus respectivas carreras políticas.

La obra corre en un solo acto y el público escucha atento, mientras que los intensos diálogos que los mismos personajes califican por momentos de melodramáticos provocan una y otra vez las carcajadas, gracias al cinismo de los actos corruptos que tienen que ver con la venta de unos terrenos que llevan por nombre Cañón de Lobos, acto que motiva la discordia en la historia pero la risa en la audiencia.

La reflexión sobre lo que sufre un país sin memoria también se hace presente en una obra que presume de un buen manejo del escenario –a pesar de las constantes fallas de sonido que padeció Armendáriz– y de una carrera probada de cinco actores que en su conjunto contagian la tensión que ahí se vive.
Dos ovaciones, una de ellas de pie, cerraron con broche de oro una experiencia teatral donde fluyó la química entre los artistas y en la que cualquier parecido con la realidad podría ser mera coincidencia.
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