Entretenimiento

A la espera de McCartney

Más de un centenar de personas esperaron varias horas para mirar al ex Beatle

GUADALAJARA, JALISCO (06/MAY/2012).- “¿Ya? ¿Ya viene?”, “¿por dónde va a salir, señor?”, preguntaban los fans de Paul McCartney al primero que veían cada vez que se abría la puerta trasera del estacionamiento del hotel donde el británico se hospedó desde el viernes.

La emoción de los seguidores aumentó con el correr de los minutos y se acercaban cada vez más a la puerta donde les dijeron que saldría. Cualquier información que abonara algo sobre Sir Paul —de quien fuera— era un detonante de adrenalina.

Madres con sus hijos, chavos que se hicieron “la pinta” de la escuela, adultos que se dieron un “break” en el trabajo para no dejar pasar la oportunidad de ver de cerca a la estrella británica fueron quienes hicieron  guardia afuera del hotel. Por la mañana eran unos cuantos, conforme avanzó el día se unieron más a la espera. Al mediodía ya eran más de treinta.

“Estamos viendo si le traemos mariachi otra vez en la noche, ¿verdad?”, comentaban entre ellos. Recordaron que una mujer le llevó serenata al músico la madrugada del sábado y, según los fans que desde la noche del viernes aguardaban, hasta “salió alguien del balcón” de un cuarto.

“¿Ya mero?”, preguntaban a quienes se encontraban en el estacionamiento, pero no obtuvieron respuesta. Los valet parking eran una tumba. “Sí, hay mucha seguridad, ‘guaruras’, hay mucho carro lujoso también, más de lo normal”, dijo sorprendido un proveedor de lácteos que entró a las instalaciones a dejar un pedido.

Ni un rastro de McCartney, pero el ánimo seguía vivo: “Na na na na na na, ¡hey you! ¡Hey Paul!”… entonaba a capella el joven séquito de fanáticos. “Ahora Let it be”; optaron por Yesterday.

“Ya me quiero ir”, le dijo Salvador, de cuatro años, a su mamá. “No, hijo, vamos a ver a Paul McCartney, hay que esperarnos un ratito más. Te voy a comprar una nieve y un juguete por estar esperando aquí conmigo”, le dijo, sin convencerlo del todo.

Las falsas alarmas circularon como volantes. La energía se desbordó entre gritos, canciones y pancartas, además de CD’s, acetatos, pósters y más, listos para ser autografiados. Paul seguía sin salir, pero ellos aguardaron hasta que su camioneta partiera al Estadio Omnilife.

La recompensa

La espera fue, en algunos casos, de hasta 10 horas. Cuando la camioneta blanca en la que viajaba Paul McCartney salió del hotel con los cristales abajo, en un instante los más de 120 fans que lo esperaban estallaron en frenesí... Pero sólo duró unos pocos segundos.

Desde una hora antes de su partida (que fue a las 16:10 horas), elementos de seguridad cercaron la calle por donde saldría el inglés para mantener a los fanáticos al margen y no impidieran su paso.

Cuando el ex Beatle salió a la luz de la calle saludó con la mano, asomó la cabeza y después sacó el torso de la ventanilla para que lo vieran también quienes esperaban del lado opuesto. Su esposa, Nancy, saludó con una gran sonrisa. Ambos portando lentes oscuros.

Los fans le gritaban a Paul desde el otro lado de las vallas, el vehículo avanzó sin impedimentos y rápidamente se incorporó a la Avenida López Mateos resguardado por patrullas, motocicletas de Vialidad y Policía del Estado. Inmediatamente los seguidores corrieron hacia él para alcanzarlo, pero no fue posible por la velocidad con la que avanzó la unidad.

“Sí, me decepcioné un poco, uno ya sabe que esto es de esperar mucho rato, pero se fue muy rápido, ¿qué le costaba irse más despacito y saludarnos? Sólo queríamos verlo”, lamentó Luis Palomo, quien hizo guardia en el hotel desde las 9:00 horas.

Como él, cerca de 30 personas, principalmente adolescentes, arribaron desde temprano para verlo sólo unos segundos cuando McCartney se dirigió hacia el Estadio Omnilife. A esa hora, el número de seguidores ya era superior, entre ellos, una anciana que aguantó sentada en una banca con su libreta y pluma en mano esperando una firma del ex Beatle, que no pudo obtener.

Sin embargo, los aguerridos tapatíos que resistieron el calor para ver al compositor se pueden sentir recompensados. Un miembro del staff de McCartney salió cuatro veces con ellos para filmarlos como parte de las memorias captadas en la gira On the run de Sir Paul.

Las falsas alarmas circularon como volantes. La energía se desbordó entre gritos, canciones y pancartas, además de CD’s, acetatos, pósters y más, listos para ser autografiados
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