Abstención gana terreno en el Estado de Jalisco
Apenas tres de cada 10 jóvenes acuden a votar; las razones son varias, pero ninguna estrategia garantiza que se revertirá esta tendencia
El trabajo más importante de las autoridades electorales en México es garantizar elecciones libres e imparciales.
De un proceso electoral surgen las autoridades legítimas que se encargan del ejercicio presupuestal, la seguridad y la aplicación de la ley. Pero uno de los fenómenos más extendidos en países con gobiernos democráticos es el abstencionismo, es decir, el desinterés de los ciudadanos en el ejercicio de su voto.
Este comportamiento puede desencadenar una serie de consecuencias que van de la escasa legitimación de las autoridades electas, al rechazo social en las decisiones de Gobierno y la erosión misma de la democracia. El riesgo es alto.
En Jalisco, en particular, el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC), responsable de la elección estatal que renueva la gubernatura, las 125 alcaldías y el Congreso del Estado, la consejera presidenta Paula Ramírez Hohne, reconoce que desde la década pasada se ha registrado una continua reducción en el porcentaje de votantes, a pesar de que aumentó la cantidad de ciudadanos que al contar con mayoría de edad acceden a la credencial para votar con fotografía y se integran al padrón electoral.
“Hay una caída en la participación electoral y es sistemática. Nos preocupa”, acepta desde el inicio.
En el afán de encontrar las razones que animan y que desaniman el ejercicio del voto, la presidenta del IEPC detalla que quienes menos votan “son los ciudadanos de la franja joven de la población en Jalisco y en el país”. Del total de posibles votantes (97.5 millones en cifras totales), 40% son jóvenes de 18 a 30 años, pero “tres de cada 10 de ellos acuden a las urnas”, subraya Paula Ramírez.
¿Por qué no votan los ciudadanos?
Hay un conjunto de razones: un desencanto, una desafección con la vida política y con la vida pública; también con los resultados que han arrojado los gobiernos democráticamente electos.
La presidenta del Instituto Electoral en Jalisco entra en el terreno de las suposiciones y comparte la suya: “La franja de población joven ya nació en democracia. Desconoce lo que es vivir fuera de un régimen democrático; los jóvenes dan por hecho que tienen el derecho a votar y también las elecciones limpias y genuinas. No lo consideran como un triunfo o una conquista social”.
“Tenemos este reto con la población joven; un panorama que nos habla de este desencanto y que debe revisarse; está documentado en diferentes estudios que miden la calidad democrática en las distintas regiones del mundo, por ejemplo el ‘Latinobarómetro’ o el Índice Democrático de The Economist”.
Los estudios abundan, pero son apenas teorías propuestas por los especialistas en Ciencia Política o Ciencias Sociales. Para el doctor Alberto Arellano Ríos, profesor e investigador en el Colegio de Jalisco, el abstencionismo es “un hoyo negro, una sombra permanente” en la Ciencia Política. No hay razones concretas y científicamente regulares que permitan explicar el comportamiento de los votantes al decidir que no acudirán a votar. “Los fenómenos electorales se estudian y se miden con base en estadísticas; es posible hacer análisis concretos de la participación electoral, de las campañas y de las propuestas. Se pueden estudiar los comportamientos de los partidos políticos y de los grupos de población en las votaciones. Pero sobre el abstencionismo se generan conjeturas, aunque no podemos tener evidencia sólida que las soporte”, dijo.
Para el especialista con más de 25 años en la revisión del comportamiento de la clase política y los integrantes de los poderes establecidos, el abstencionismo no es en sí un problema, porque de hecho votar o no hacerlo, es un derecho garantizado para los mexicanos: “El problema es la consecuencia: la debilidad del entramado institucional. Si revisamos bajas votaciones en democracias europeas o en la norteamericana, nos encontramos con que en términos generales no se altera el funcionamiento del aparato de Gobierno; tienen instituciones fuertes que mantienen su operación y se sostiene la legalidad.
“En México es diferente. La nuestra es una democracia defectuosa, en proceso de construcción. El entramado institucional no acaba de fortalecerse constantemente sufre ataques”, señaló.
Preocupantes las cifras para hablar de democracia
Sin ir más lejos en el tiempo, apenas el pasado año 2023, en la elección del Estado de México, la Entidad federativa con el padrón de electorales más grande del país (12.8 millones de votantes, en comparación con los 6.6 millones en el padrón del Estado de Jalisco), la votación fue menor al 50%. Fue en este contexto que la candidata Delfina Gómez ganó la contienda y se convirtió en la primera gobernadora electa de los mexiquenses.
En el análisis de la abstención de votantes y sus consecuencias, empiezan a coincidir los especialistas, a pesar de elaborar sus revisiones desde diferentes perspectivas.
Maikel Ansted Hoffmann, académico de la Universidad Panamericana en la Ciudad de México, compartió en un análisis para la Cámara de Diputados: “Las consecuencias de un abstencionismo de casi el 50% son preocupantes. En primer lugar, puede afectar la legitimidad de los resultados electorales. Si una gran parte de la población decide no votar, los resultados pueden no reflejar adecuadamente la voluntad del pueblo y pueden socavar la representatividad de los gobernantes elegidos. Esto puede generar descontento y desconfianza hacia el gobierno”, y repercutir negativamente en la gobernabilidad y la estabilidad política.
Además, en coincidencia con las revisiones tanto de autoridades electorales como de otros académicos, subraya que el abstencionismo puede causar “falta de diversidad y pluralismo en la toma de decisiones políticas”. Es una de las consecuencias de la presencia de un partido hegemónico.
¿El abstencionismo pone en riesgo la subsistencia de la democracia?, se le pregunta a Alberto Arellano, del Colegio de Jalisco.
El peligro es real. En particular, si la abstención es mayor al porcentaje de la votación, entramos a un espacio en el que se da un juego negativo. Las bajas votaciones están ligadas a un partido político o una fuerza dominante, que regularmente son las más beneficiadas con estos resultados. Si recurrentemente una sola fuerza política encabeza el Gobierno, estamos ante una élite gobernante y se alimenta un juego perverso para permanecer en el poder; es riesgoso que se elimine la circulación, la movilidad de élites y grupos en el ejercicio de Gobierno porque entonces no equilibrio de fuerzas, mecanismos de control en el ejercicio del poder. Esa es la esencia de la democracia, ese equilibrio que obliga a tomar en cuenta, a negociar y mantener la institucionalidad de todos los actores en las decisiones de Gobierno.
Alberto Arellano, comparte una preocupación adicional: “El abstencionismo no debe explicarse sólo como un desinterés actual. Hay circunstancias como la presencia y la acción del crimen organizado que limitan a los votantes. También eso debe atenderse”.
Promoción del voto, una responsabilidad compartida
“El mayor reto o uno de los más grandes para las autoridades electorales es reducir el abstencionismo y lograr una mayor participación de votantes en las elecciones”. Así lo refiere la presidenta del Instituto Electoral de Jalisco, Paula Ramírez.
Sin embargo, en el ajetreo de la organización del actual proceso electoral, no pierde la objetividad y reconoce que “las estadísticas recientes de la participación electoral en Jalisco no son halagüeñas. La anterior elección fue de interés menor: es la más baja participación electoral en la historia democrática de Jalisco en los últimos 30 años, porque sólo 47% de quienes podían votar lo hicieron”.
Para la más alta autoridad del Instituto Electoral, la comparación efectiva debe establecerse con el proceso electoral del año 2018, cuando “la participación de los electores jaliscienses fue de 58%. Esta es la medición justa para tener un comparativo en los comicios de este 2024”.
La presidenta del IEPC vuelve a un lugar común y recurrentemente compartido: para los electores (no sólo en Jalisco, también en la república mexicana) las elecciones más atractivas son las que definen la presidencia y la gubernatura. “En Jalisco, tenemos una elección concurrente y aún así, en esa elección, la de 2018, hubo una disminución de votantes”.
La consejera titular del IEPC retoma el discurso de incentivo y le recuerda a los ciudadanos que “solamente el voto puede modificar o cambiar lo que no nos parece bien. Las elecciones garantizan que cuando un Gobierno no ofrece los resultados esperados, se puede votar por otra alternativa”, y en su revisión hace hincapié en que la reducción de votos no es un fenómeno exclusivo del país.
“Están reportando este mismo decrecimiento en la participación política en diferentes elecciones en el mundo; es una preocupación compartida por las democracias hoy en día, y quiero decir algo que suena elemental: Sin participación no hay democracia. En la medida que más gente participa y vota, tenemos una más genuina y más fiel representación de la sociedad y la población”, profundizó.
Transmitir mensaje a los jóvenes, el reto para los partidos
Los partidos políticos deben insistir especialmente con la juventud, sector poblacional que es un doble reto, en los contenidos y en la forma. Los jóvenes ya no se informan de la misma manera y tenemos que comunicar estas ideas. Llegar a la conciencia, los corazones, de esta enorme población. La forma de comunicar estos mensajes debe ser más efectiva y la gran complicación no es sólo del contenido, sino también de cómo se comunica ese contenido.
Ramírez Hohne subraya, entonces, para descargo de los organismos electorales, que la tarea es general y debe compartirse porque “sí es un tema de preocupase y ocuparse; pero todos tenemos un papel que jugar. El compromiso mayor es para los partidos políticos: tienen la obligación y la tarea de promover sus proyectos y propuestas.
“Espero que tengamos una mayor votación. No puede asegurarse nada. Pero confío en que los múltiples esfuerzos que se hacen para esta elección, no sólo de las autoridades sino también de organismos ciudadanos, sí tengan como resultado y consecuencia un incremento en la participación. De no suceder esto, sí sería una suerte de golpe para la sociedad en su conjunto. Nuestra democracia es una conquista de todas las personas, de los ciudadanos. No ir a votar y ejercer este derecho puede verse como un desprecio a este esquema” y se genera un riesgo mayor.