Economía

Volatilidad de precios afecta a familias más pobres en México

El gobernador del Banco de México reconoció la necesidad de perfeccionar las políticas públicas del país

GUADALAJARA, JALISCO (27/MAR/2014).- Las familias con menos ingresos de México concentran gran parte de su gasto en 14 productos de la canasta básica, cuyos precios suelen tener episodios de alta volatilidad, causados por fenómenos meteorológicos, epidemias y contingencias, admitió el Gobernador del Banco de México, Agustín Carstens Carstens.

En el Seminario Internacional Seguridad Alimentaria que se lleva a cabo en la Expo Guadalajara, el funcionario indicó que estos productos son el aguacate, azúcar, calabacita, carne de cerdo, carne de res, cebolla, huevo, jitomate, leche, limón, maíz, pollo, tomate verde y trigo.

El 10 por ciento de los hogares más pobres del país destinan 28.7 por ciento de su gasto total en estos productos y si se suman el resto de los alimentos tan sólo en comida erogan entre el 37 y 47 por ciento de sus ingresos, detalló.

En contraste, dijo, las familias con los ingresos más altos apenas destinan el 16 por ciento de su gasto total en comida y menos del 10 por ciento en los 14 productos antes mencionados.

La necesidad de perfeccionar políticas públicas

Para controlar la volatilidad, el Gobernador del Banco de México admitió que necesitan perfeccionar las políticas públicas del país para incrementar la producción rural y fortalecer el funcionamiento de los mercados.

"Sobresale la trascendencia de aplicar políticas públicas acertadas y oportunas para mitigar la volatilidad de estos precios y junto con ello incrementar la productividad y rentabilidad de los productores agropecuarios", refirió en su conferencia magistral titulada "Impacto de la volatilidad de los precios agroalimentarios".

Agustín Carstens Carstens expuso que en julio de 2010 los productos agroalimentarios sufrieron la mayor caída de los últimos años, que fue del 2 por ciento y que en febrero de 2013 registraron un alza de 17 puntos porcentuales, por lo que en un periodo de tres años tuvieron una variación absoluta de casi 20 por ciento.

"Hay que aclarar que no estamos hablando de precios de un solo producto como podrían ser el huevo, el pollo o el limón, en cuyos casos tendríamos registro de variaciones anuales en términos de porcentajes de hasta tres dígitos", lamentó.

Este fenómeno, afirmó, "normalmente no representa un problema que deba enfrentarse con herramientas de política monetaria, aunque si es un grave problema para millones de consumidores, especialmente para las familias más pobres y perturba seriamente a la economía de miles de productores".

Eximió a los productores de cualquier culpa debido a que los precios igual caen súbitamente y "trastornan cualquier intento por realizar una planeación racional y eficiente de sus negocios".

Resaltó que la política monetaria instrumentada por la Junta de Gobierno del Banco de México y una adecuada comunicación de la misma, han logrado anclar las expectativas de inflación.

"Gracias a dicho anclaje de expectativas se evita que las oscilaciones de precios relativos, entre los cuales suelen destacar algunos alimentos y productos agropecuarios provoquen efectos de segundo orden, es decir que tales variaciones no se contagien a la dinámica general de los precios al consumidor. Tales oscilaciones han sido de carácter transitorio y una vez superados permiten que la inflación general tome su trayectoria convergente hacia el objetivo permanente del Banco de México", puntualizó.

En el Seminario Internacional de Seguridad Alimentaria también estuvo presente Fernando Aportela, subsecretario de Hacienda y Crédito Público, además de expertos de la Organización de la Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Banco Mundial y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
 
EL INFORMADOR / GEORGINA GARCÍA
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