Economía

Tren parlamentario

El retrato de la injusticia

En el país de la primera Constitución que en el mundo reconoció los derechos sociales, México, hablar de pensiones y jubilaciones es como retratar a lo más descarnado de la inequidad y la injusticia, porque mientras a la inmensa mayoría se le regatea hasta los centavitos, hay sin embargo un sector privilegiado, de muy pocos, que cobran a raudales miles de pesos.

Los números son, de veras, de extrema rudeza para una sociedad como la mexicana que atraviesa hoy una de sus peores épocas económicas: 81.4% de los jubilados en México recibe apenas un promedio de mil 966 pesos mensuales. Y de entre el resto, hay un sector de la población de los jubilados que no le va nada mal: 0.3% de quienes reciben pensión cobra cada mes 81 mil 388 pesos, en promedio.

Los anteriores datos fueron emitidos por la Auditoría Superior de la Federación, y fueron citados en un documento por Mario di Costanzo, uno de los diputados más avezados en política económica, del grupo parlamentario del Partido del Trabajo.

En él se afirma que, juntos, el IMSS y el ISSSTE tienen apenas a dos millones 437 mil 371 pensionados, de los cuales 84% recieben una pensión menor a dos salarios mínimos. Reciben pensión en México algo así como 2% de los 107 millones de mexicanos.

El tema de las pensiones ha provocado urticaria siempre en los territorios del Congreso de la Unión, pero causó mayor revuelo cuando la Secretaría de Hacienda tuvo que admitir que a los pensionados se les están cobrando impuestos.

Hacienda ha dicho que el impuesto ya está desde hace tiempo; que el PRI y el resto de la oposición lo sabían y que sólo se cobra a partir de quienes cobran más de 10 salarios mínimos. ¿Y quiénes cobran más de ese límite? El documento de Di Costanzo ofrece algunos datos que llevan, indefectiblemente, a quienes se pensionan habiendo sido empleados de los dos primeros círculos de la burocracia de la administración pública federal.

“Entre los jubilados privilegiados se encuentran los expresidentes y exmagistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, así como ex funcionarios del Banco de México, de la banca de desarrollo, y del Ejecutivo Federal con cargos de directores para arriba”, se lee en el documento de marras. Figuran, de manera importante entre los pensionados personas que laboraron –adivine usted- en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Sí, la institución que ahora se ha encargado con celo de verdugo del siglo XVI de sacar sangre hasta de las piedras sancionando a quienes, verbigracia, no hacen declaraciones en tiempo y forma.

Según el documento de Di Costanzo, los magistrados de la Corte pensionados cobran 130 mil pesos mensuales; y los burócratas que laboraron en puestos de mando en Bancomext y Banco de México andan en los 80 mil pesos al mes.

Pero hablar de cifras exactas sobre el dinero que cobran ex magistrados, ex presidentes de la República y, entre otros, ex secretarios de Hacienda y ex gobernadores del Banco de México es un verdadero desmadre, porque la información es conocida a cuenta gotas. Y mucha de ella calculada en proyecciones de información indirecta.

Por ejemplo, Hacienda reportó en su informe de finanzas públicas –al 30 de diciembre de 2009- que tiene en operación siete fideicomisos para pensiones, “que involucran recursos por poco más de 113 mil millones de pesos”. Pero la Auditoría Superior de la Federación, por ejemplo, no está facultada para husmear en fideicomisos, y por tanto no puede auditarlos. Una suerte de dinero en el limbo, al màs fiel estilo de lo que fue, hasta hace unos años, la partida secreta del Presidente.

Por desgracia, de estas inequidades sólo están hablando los partidos minoritarios. Los que, a la hora de los votos muy poco pueden hacer en el Congreso de la Unión.
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