Economía
Televisa se enfrenta a Univisión
“Si Televisa gana, cambiará de un día para otro el panorama de la televisión en español”, dijo Cancela, asesor de mercadeo
Grupo Televisa SA.
La querella, que viene formándose desde 2005, ha cobrado tintes de melodrama. Televisa hace el papel de pretendiente despechado que anhela justicia, mientras que Univisión trata de mantener intacto su exitoso, aunque infeliz, matrimonio financiero.
Televisa alega que Univisión excluyó inapropiadamente ciertos programas del acuerdo que pedía que Univisión compartiera sus ganancias de publicidad con Televisa, inclusive aquellas provenientes de programas no hechos por ésta. El acuerdo de 25 años debía continuar hasta el 2017.
Televisa alega que Univisión le debe 118 millones de dólares, de los cuales ésta ha pagado 18 millones bajo protesta. Cerca de 80 millones de los daños y perjuicios que pide Televisa son por comerciales no vendidos que fueron usados por subsidiarias de Univisión, y que ésta argumenta que no forman parte del acuerdo.
“Univisión siempre ha cumplido con los términos de sus acuerdos con Televisa'', dijo el abogado de Univisión, John Keker, en un comunicado. “Cuando el jurado escuche las evidencias, confiamos en que entenderán eso, y nos impondremos en el juicio''.
Pero el abogado de Televisa, Marshall Grossman, argumenta que la "mala fe que permea la relación'', incluyendo la falta de cooperación de los contadores de Univisión, es suficiente para justificar la cancelación del contrato.
A medida que las acusaciones y contraacusaciones se fueron incrementando con el paso de los años, la disputa se ha convertido en un peligro para la programación básica de Univisión: las tres horas de telenovelas hechas por Televisa que salen al aire cinco noches por semana, como “Las tontas no van al cielo”, que han situado a Univisión como el número 1 entre audiencias hispanas de Estados Unidos.
Si los argumentos de Televisa -de que Univisión cometió un incumplimiento material de contrato- son comprobados en el juicio que inicia el martes, la empresa quiere romper sus lazos con Univisión y llevar su programación a otra parte.
Tal medida podría afectar gravemente a Univisión, que tiene una deuda de 10 mil 800 millones de dólares, la mayoría contraída en la venta de la empresa en el 2006, ahora que hasta la publicidad para el creciente mercado hispano está a la baja.
“Si Televisa gana, cambiará de un día para otro el panorama de la televisión en español tal como lo conocemos ahora”, dijo José Cancela, asesor de mercadeo con sede en Coral Gables, Florida, y autor de “El poder del negocio en español”.
“Esta fuente de programación que ofrece Televisa le da a Univisión una posición dominante en el mercado”, agregó el asesor. “Si ellos fueran a perder eso o si el plan se desbarata, tiene implicaciones tremendas para su situación financiera''.
Televisa intentó comprar Univisión: no lo logró
Cuando la demanda fue presentada por primera vez en el 2005, está sólo reclamaba pagos que Televisa, con sede en la Ciudad de México, exigía como acreedora. Pero posteriormente Televisa aumentó la tensión legal al alegar incumplimiento material de contrato, lo que le permitiría cancelarlo completamente.
Televisa tomó esta medida más o menos al mismo tiempo que Univisión, con sede en Nueva York, declaró que estaba a la venta en febrero del 2006. Por ese entonces, Televisa era dueño del 11% de Univisión y estaba tratando de comprarla. Univisión argumentó que los alegatos de incumplimiento contractual de Televisa querían asustar a otros compradores potenciales.
Al fin de cuentas, Televisa no pudo comprar Univisión y tuvo que vender sus acciones a un grupo integrado por firmas privadas de valores y el multimillonario Haim Saban, grupo que compró Univisión por 12 mil 300 millones de dólares.
Pero Televisa siguió adelante con la demanda, viendo que podría ganar más de lo que recibe de Univisión al año -cerca de 140 millones de dólares, o alrededor de 12% de la venta total de anuncios de Univisión- si vende su contenido a otra televisora de Estados Unidos.
LOS ÁNGELES, ESTADOS UNIDOS.- En un juicio que podría cambiar el panorama de la televisión en español en Estados Unidos, la gigante transmisora Univisión Communications Inc. se medirá a partir del martes con el abastecedor de sus populares telenovelas,
La querella, que viene formándose desde 2005, ha cobrado tintes de melodrama. Televisa hace el papel de pretendiente despechado que anhela justicia, mientras que Univisión trata de mantener intacto su exitoso, aunque infeliz, matrimonio financiero.
Televisa alega que Univisión excluyó inapropiadamente ciertos programas del acuerdo que pedía que Univisión compartiera sus ganancias de publicidad con Televisa, inclusive aquellas provenientes de programas no hechos por ésta. El acuerdo de 25 años debía continuar hasta el 2017.
Televisa alega que Univisión le debe 118 millones de dólares, de los cuales ésta ha pagado 18 millones bajo protesta. Cerca de 80 millones de los daños y perjuicios que pide Televisa son por comerciales no vendidos que fueron usados por subsidiarias de Univisión, y que ésta argumenta que no forman parte del acuerdo.
“Univisión siempre ha cumplido con los términos de sus acuerdos con Televisa'', dijo el abogado de Univisión, John Keker, en un comunicado. “Cuando el jurado escuche las evidencias, confiamos en que entenderán eso, y nos impondremos en el juicio''.
Pero el abogado de Televisa, Marshall Grossman, argumenta que la "mala fe que permea la relación'', incluyendo la falta de cooperación de los contadores de Univisión, es suficiente para justificar la cancelación del contrato.
A medida que las acusaciones y contraacusaciones se fueron incrementando con el paso de los años, la disputa se ha convertido en un peligro para la programación básica de Univisión: las tres horas de telenovelas hechas por Televisa que salen al aire cinco noches por semana, como “Las tontas no van al cielo”, que han situado a Univisión como el número 1 entre audiencias hispanas de Estados Unidos.
Si los argumentos de Televisa -de que Univisión cometió un incumplimiento material de contrato- son comprobados en el juicio que inicia el martes, la empresa quiere romper sus lazos con Univisión y llevar su programación a otra parte.
Tal medida podría afectar gravemente a Univisión, que tiene una deuda de 10 mil 800 millones de dólares, la mayoría contraída en la venta de la empresa en el 2006, ahora que hasta la publicidad para el creciente mercado hispano está a la baja.
“Si Televisa gana, cambiará de un día para otro el panorama de la televisión en español tal como lo conocemos ahora”, dijo José Cancela, asesor de mercadeo con sede en Coral Gables, Florida, y autor de “El poder del negocio en español”.
“Esta fuente de programación que ofrece Televisa le da a Univisión una posición dominante en el mercado”, agregó el asesor. “Si ellos fueran a perder eso o si el plan se desbarata, tiene implicaciones tremendas para su situación financiera''.
Televisa intentó comprar Univisión: no lo logró
Cuando la demanda fue presentada por primera vez en el 2005, está sólo reclamaba pagos que Televisa, con sede en la Ciudad de México, exigía como acreedora. Pero posteriormente Televisa aumentó la tensión legal al alegar incumplimiento material de contrato, lo que le permitiría cancelarlo completamente.
Televisa tomó esta medida más o menos al mismo tiempo que Univisión, con sede en Nueva York, declaró que estaba a la venta en febrero del 2006. Por ese entonces, Televisa era dueño del 11% de Univisión y estaba tratando de comprarla. Univisión argumentó que los alegatos de incumplimiento contractual de Televisa querían asustar a otros compradores potenciales.
Al fin de cuentas, Televisa no pudo comprar Univisión y tuvo que vender sus acciones a un grupo integrado por firmas privadas de valores y el multimillonario Haim Saban, grupo que compró Univisión por 12 mil 300 millones de dólares.
Pero Televisa siguió adelante con la demanda, viendo que podría ganar más de lo que recibe de Univisión al año -cerca de 140 millones de dólares, o alrededor de 12% de la venta total de anuncios de Univisión- si vende su contenido a otra televisora de Estados Unidos.
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