Economía
Tecnología, crisis y desigualdad, afectan mercado laboral: OIT
Según el director ejecutivo para el empleo de la OIT, hay seis fuerzas principales que están en juego y afectan cada aspecto del mundo laboral, desde la manera cómo se trabaja hasta el número y los tipos de empleos disponibles
El director ejecutivo para el empleo de la OIT, José Manuel Salazar-Xirinachs, subrayó en un comunicado que conocerlas y elaborar políticas en respuesta será determinante para el presente y el futuro del mundo del trabajo.
Según el experto, seis "fuerzas principales" están en juego y afectan cada aspecto del mundo laboral, desde la manera cómo se trabaja hasta el número y los tipos de empleos disponibles.
"La primera fuerza es la tecnología'', enumeró Salazar-Xirinachs.
"Una nueva oleada de cambios tecnológicos parece estar avanzando a una velocidad cada vez mayor. Los robots, los ordenadores y la automatización incrementan la productividad, pero reducen el potencial de crear empleos del sector manufacturero", dijo.
Según el experto, diversos países, incluso Japón, han registrado un descenso en el número de empleos en este sector como consecuencia de las innovaciones tecnológicas.
En los países desarrollados, las categorías de empleo en más rápido crecimiento son las llamados "empleos de interacción" en el sector de los servicios: gerentes, ingenieros, vendedores, médicos, abogados y docentes.
"Otra fuerza, la segunda, es el auge de los países emergentes", prosiguió.
No es sólo otra geografía del crecimiento y del consumo la que está emergiendo sino, gracias a los niveles de educación cada vez más altos en los países emergentes y en desarrollo, también existe "una nueva geografía de las competencias".
En tan sólo 10 años, desde 1996 y hasta 2007, el número de estudiantes universitarios en cursos de pre y postgrado aumentó de 72 millones a 136 millones en un grupo de 113 países emergentes y en desarrollo, estimó.
"Esto está cambiando la naturaleza de la competencia mundial por los talentos. La idea de que las economías desarrolladas tienen el monopolio de las personas inteligentes que hace cosas inteligentes de manera inteligente ya no es válido", subrayó.
"La discrepancia de las calificaciones -la persistente, y en algunos casos creciente, discrepancia entre las calificaciones que buscan los empleadores y las disponibles en el mercado laboral- también es un problema cada vez mayor", siendo éste el cuarto factor.
Muchas empresas no logran cubrir las vacantes a pesar de que el desempleo es tan elevado. "El resultado paradójico de esto es la combinación de altos niveles de desempleo junto a una escasez de calificaciones", valoró.
"Los cambios demográficos -sobre todo el envejecimiento de la población en Europa, Japón y China- es otra tendencia que plantea desafíos extraordinarios", consideró el especialista.
Cuestionó: ¿cómo pagarán estos países las pensiones y la asistencia sanitaria cuando la proporción de la población de edad avanzada duplique la de la población en edad de trabajar en los próximos 30 ó 40 años? ¿Cómo enfrentarán la carencia de empleos y de calificaciones?.
Incrementar la participación de las mujeres, de los jóvenes y de las personas de edad en la fuerza de trabajo es una de las soluciones para los países con envejecimiento de la población, recomendó el organismo laboral.
"La quinta 'fuerza' en juego es el creciente consenso global, que se refleja en el documento aprobado en Río+20 El futuro que queremos, sobre la necesidad urgente de seguir modelos de crecimiento de eficacia energética y de bajo consumo de carbono", agregó.
Indicó que existen enormes oportunidades en los empleos verdes, "pero también un potencial de destrucción de empleos en tecnologías insostenibles, no competitivas".
Por lo tanto, según el analista, "debemos garantizar que los trabajadores adquieran el conjunto de calificaciones correctas para que las economías tengan la capacidad de realizar la transición entre industrias tradicionales e industrias más ecológicas".
Por último, "las crecientes desigualdades de los ingresos amenazan la cohesión social", mencionó. No sólo eso, sino que afectan el crecimiento y tienen un impacto sobre las finanzas públicas y el incremento de la deuda.
En algunos países, la desigualdad ha sido generada por un aumento en la proporción de trabajo no regular, a tiempo parcial y temporal. "El trabajo informal es un problema que ya no está limitado al mundo en desarrollo", opinó.
Estas fuerzas están cambiando las reglas del juego. Junto a los actuales efectos de la crisis económica mundial, determinan las oportunidades y las limitaciones del presente y, al mismo tiempo, modelan el futuro de los mercados laborales en todo el mundo, anotó.
Además, forman parte de la "Gran Reestructuración que debemos reconocer y enfrentar a fin de hacer que el crecimiento sea inclusivo y la globalización justa para todos, no sólo para pocos", manifestó.
"El desafío -dijo- para la economía mundial y para los países, no consiste sólo en recuperarse de la crisis financiera y económica mundial, sino en hacerlo en momentos en que los mercados laborales están experimentando enormes cambios estructurales".
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