Economía
Los riesgos financieros persisten
La disponibilidad de préstamos es el canal por el que se comunica la crisis de los títulos financieros a la economía palpable del automóvil, el ladrillo y el turismo
La Reserva Federal reconoció ayer el empeoramiento de las condiciones económicas en Estados Unidos, con el aumento del desempleo, la crisis inmobiliaria y el debilitamiento del consumo y las exportaciones. Esta larga lista de achaques no le convenció para bajar las tasas de interés, como habían deseado los mercados, pero por lo menos borró la perspectiva de una eventual subida del precio del dinero, cimentada en su última reunión.
También habló, claro está, de un aumento “significativo” de las tensiones en Wall Street, donde dominan las caras largas, no solo por la quiebra de Lehman Brothers, sino por las pruebas de que el sistema financiero estadounidense es un queso de “gruyère” lleno de agujeros ocultos.
La aseguradora AIG se asomaba ayer al abismo donde caerá si no encuentra, en fuentes privadas o en los cofres públicos, unos 40 mil millones de dólares para seguir operando. Y el banco de inversión Merrill Lynch, cuyo logotipo de un toro se convirtió en un símbolo del brío del sistema financiero estadounidense, accedió en cuestión de horas a ser comprado y a precio de ganga.
Esas noticias deberían preocupar al estadounidense de Main Street, la “calle central” que en Estados Unidos sirve de metáfora para el ciudadano común, y también a la gente en los rincones más disparatados del planeta.
“Esto absolutamente empeora la economía”, dijo Charles McMillion, presidente de la consultora MBG Information. “Todavía estaremos en esta situación en esta época el próximo año”, añadió.
Para Brian Bethune, economista de Global Insight, otra consultora, los recientes coletazos de la crisis financiera “definitivamente causarán un endurecimiento adicional de las condiciones crediticias y ataques especulativos contra empresas financieras que se perciben débiles”.
La suya es la versión pesimista de las cosas, que se ha extendido como una epidemia súbita en los últimos días ante el estado deplorable de las cuentas de Lehman Brothers y de AIG, por su vinculación con títulos garantizados por unas hipotecas en las que la morosidad se ha disparado.
En el exiguo bando de los (relativamente) optimistas está Gus Faucher, director de macroeconomía de Moody’s Economy.com. “Este quizá era un paso necesario”, opinó. Faucher ve la defunción de Lehman Brothers como una especie de purga, que ha sacado a la luz una gran pila de deuda “basura” en un mercado que requiere más transparencia.
“Se ha preparado el escenario para la recuperación”, afirmó valientemente Faucher.
La suya es una visión que aprobaría el célebre filósofo Joseph Schumpeter, que usó el término de “destrucción creativa” para describir la tendencia del capitalismo a reventar las empresas que usan prácticas obsoletas o ineficaces en crisis económicas periódicas.
Pero incluso Faucher, el hombre positivo, reconoce que el crédito seguirá escaso y caro en Estados Unidos y el resto del mundo. La disponibilidad de préstamos es el canal por el que se comunica la crisis de los títulos financieros a la economía palpable del automóvil, el ladrillo y el turismo.
La intervención de los gigantes hipotecarios Freddie Mac y Fannie Mae por parte del Gobierno ha abaratado levemente el crédito, pero el problema es menos el precio del dinero y más la disponibilidad de los bancos a arriesgarse.
“Los compradores de viviendas ahora tienen que dar entradas de 20 ó 30%, mientras que antes el cero por ciento era suficiente”, apuntó Benn Steil, un experto del Consejo de Relaciones Exteriores, un centro de estudios.
Esa restricción del crédito es un fenómeno a nivel mundial y, a juicio de Steil, países emergentes que hace unos meses eran considerados “seguros”, como Brasil, van a resentirse de la reducción de liquidez.
En Europa, el Banco Central Europeo (BCE) continúa sus inyecciones de capital en los mercados, pero Bethune las ve como una tirita para el problema fundamental de la debilidad económica. “La zona euro está cerca de la recesión y la economía española está en caída libre”, sostuvo.
Su recomendación es una bajada de las tasas de interés a los dos lados del Atlántico, y esperar que eso no plante las semillas de una nueva futura burbuja financiera.
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