Economía
Inventores jaliscienses van solos en su camino
Joaquín Reyes Jiménez trabaja por su cuenta y, sin el respaldo de ninguna universidad, ha salido adelante con su proyecto: un lector óptico
Para Joaquín la necesidad era contar con un lector óptico que se ajustara a los mexicanos, es decir, a la posibilidad de que los profesores pudieran entregar fotocopias a sus alumnos y que éstas pudieran ser leídas por un equipo, el cual sólo determina el acierto o el error, sino que va más allá: al análisis del comportamiento del aprendizaje.
Cuenta que llegó a su invento porque "todos los lectores ópticos que se usan son importados y las instituciones pagan más de 80 mil pesos por equipo más la metodología, así que nos dimos a la tarea de encontrar un lector propio".
Aunque este ingeniero comenzó a trabajar en su invento hace seis años fue en 2010, cuando el lector óptico OptiKap estaba listo para llegar al mercado y a las escuelas de la ciudad. Entonces, Joaquín Reyes estaba muy emocionado en presentar su proyecto y en registrar su patente ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), pero se encontró con una puerta cerrada o mejor dicho con una puerta que podría abrirse si pagaba 50 mil pesos por la asesoría de su trámite.
Reyes Jiménez comenta que en el IMPI le dijeron que la asesoría no era obligatoria, pero iba a ayudar a que "caminara" su trámite. La falta de los 50 mil pesos detuvo el proceso de su patente, pero espera que con el cambio de administración sea más sencillo hacer su registro.
El ingeniero explica que el país está lleno de inventores y una prueba es el llamado "ingenio mexicano", pero falta apoyo a los creadores que como él no pertenece a ninguna institución ni tiene el cobijo de una casa de estudios.
Dice que cuando escuchaba los casos de diseñadores que se topaban con pared no los creía; "lo interesante es cuando te pasa a ti y ves que sí es cierto. ¡Hay hacer algo!"
Su empresa, Ingeniería Avanzada de Guadalajara S.A. de C.V., trabaja en dos líneas dedicadas a la evaluación. La primera, para emitir exámenes; y la segunda, para calificar los exámenes. Su lector óptico puede evaluar hasta mil pruebas en una hora.
Uno de sus planes es hacer 10 equipos para rentarlos a las escuelas que los requieran, ya que por ahora trabaja con un equipo, su primer lector, que está hecho de aluminio que Reyes Jiménez cortó con manos.
Este ingeniero llegó a los temas educativos porque dice que su trabajo es medir datos y con esa habilidad se da cuenta de que hay muchos hombres como él, creadores que van solos en su camino.
EL INFORMADOR / MAYRA TORRES
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