Economía
Estiman en Canadá que seguirán los efectos de la recesión
La posibilidad de una rápida recuperación económica se ha evaporado en Canadá a partir del segundo trimestre del año, anticipando que los efectos de la recesión continuarán
Una proyección del economista, Dale Orr, de Dale Orr Economic Insight, apunta a que las secuelas de esta recesión -que posiblemente tocará fondo a finales de 2009- serán sentidas hasta el 2014.
Las secuelas son el desempleo, que llegará al 9.5 por ciento a finales de 2009 y permanecerá en ese nivel hasta 2011, lo que se explica por la incapacidad de la economía canadiense en utilizar el potencial de su capacidad de producción.
En los últimos meses el panorama parecía más promisorio por el comportamiento alcista de la Bolsa de Valores de Toronto, que estaba desafiando las cifras de la economía real.
Meny Grauman, economista del banco canadiense CIBC World Markets, escribe que hubo un alza en la bolsa y se jugó a una robusta recuperación económica, pero desafortunadamente, agrega, los próximos seis meses no serán excitantes en Canadá -o Estados Unidos- porque la recuperación económica será más lenta y menos decisiva que lo esperado.
Derek DeCloet en su análisis 'Lecciones de la Gran Recesión' (Report on Business del Globe and Mail), dice que en julio de 2008 llegó para la economía canadiense el fin de un ciclo de crecimiento ininterrumpido que duró 17 años.
Lo que se pensaba imposible sucedió y, según el economista David Rosenberg -antes con Merrill Lynch y ahora con Gluskin Sheff & Associated en Toronto-, Canadá descubrió que estaba vinculado al ciclo económico global basado en la expansión del crédito.
Para Millan Mulraine, economista del Toronto-Dominion Bank (TDB), la actual recesión económica es la más intensa desde la Gran Depresión y Canadá no está comportándose mejor que Estados Unidos, su principal socio comercial.
Este análisis de los economistas del TDB anticipa un aumento del desempleo -otros 50 mil cesantes en junio- por los cierres y bajas de producción que responden a la caída de la demanda interna con el incremento del ahorro como respuesta al desempleo.
La demanda externa también bajará, según la proyección, y en las cifras del comercio exterior de mayo -que serán reportadas la semana próxima- se prevé una nueva baja (-1.0 por ciento) en las exportaciones y un descenso de 2.0 por ciento en las importaciones.
Canadá es dependiente de las exportaciones hacia Estados Unidos, y 'después de haber sido tan golpeados' por la crisis y el endeudamiento, los consumidores de este último país difícilmente serán el motor de la demanda, según Pascal Gauthier, economista del TDB.
El problema de base en esta crisis, como señala Rosenberg, es el tiempo que tomará 'limpiar' el 'épico' endeudamiento de los consumidores estadunidenses.
Por otra parte los economistas y analistas comienzan a preocuparse por los cambios estructurales que esta crisis aportará a la economía canadiense, particularmente con la implosión de la rama del automóvil en el sector manufacturero.
En los últimos años la economía canadiense, que tenía una fuerte base industrial, fue apoyándose cada vez más en la explotación del petróleo y gas natural, y en la minería de metales, lo que benefició a ese sector durante el período de aumento en los precios de las materias primas.
En lo interno, el motor de la demanda en los últimos 17 años ha sido el crecimiento del empleo, que alimentó el motor económico de la construcción domiciliaria.
La industria de la construcción no solo emplea a mucha mano de obra sino que utiliza toda una gama de productos manufacturados, un 'efecto amplificador'.
Pero el empleo completó su ciclo a mediados de 2008 y también llegó a su fin el auge de la construcción y del consumo.
El optimismo que levantó cabeza en los mercados bursátiles durante los últimos meses, apostando a una rápida recuperación, está dejando paso ahora a una nueva dosis de realismo, según los analistas.
Para Brian Milner (Report on Business) la euforia bursátil de los últimos meses es otra prueba del fracaso de la teoría que ha dominado durante largo tiempo el pensamiento académico, de que los mercados son eficientes.
Esta hipótesis ha sido finalmente enterrada bajo la avalancha de comportamientos aparentemente irracionales que esa teoría no puede explicar, como las imprevistas calamidades y la codicia descontrolada, dice Milner.
Del profundo pesimismo que reinaba a finales de 2008, cuando no se descartaba una depresión económica, se pasó a una euforia sin fundamentos reales en el segundo trimestre.
Ahora, dicen muchos economistas, los indicadores económicos confirman que la recuperación será débil, que llegará más tarde que lo previsto y que las secuelas de esta 'Gran Recesión' durarán años y marcarán la sicosis colectiva de los consumidores e inversores.
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