Economía

En Irlanda crece el resentimiento contra la austeridad

El gobierno ha insistido durante toda la campaña que ratificar el pacto fiscal que dará al país acceso al nuevo Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), que entrará en vigor en julio

DUBLÍN, IRLANDA (30/MAY/2012).- Irlanda, considerada un ejemplo en Europa, se  resignó a la disciplina presupuestaria exigida a cambio del plan de rescate  internacional, pero basta un paseo por Dublín para darse cuenta de que las subidas de impuestos y los recortes de gastos son un trago amargo.

Desde la distancia, los coloridos carteles que piden votar "Sí" o "No" al  pacto fiscal europeo en el referéndum del jueves casi dan un aire festivo a las  calles, pero en el centro de la capital los compradores escasean.

"Mire a su alrededor", dice el taxista Pat McGinley, cuyo vehículo es el  primero de una larga fila en una céntrica parada de taxis. "Nadie gasta.  Nuestro negocio ha caído un 50% o 60% comparado con hace unos años".

Este sexagenario emite una sonora carcajada al escuchar que la previsión de  crecimiento del gobierno para este año es del 0.7%. "¿Que salimos de la  recesión? Pues alguien tendría que decirlo porque aquí nadie se da cuenta",  ironiza.

El taxista recuerda con nostalgia los años 1990, cuando Irlanda lucía  orgullosa el apodo de "Tigre Celta" gracias a su fuerte crecimiento. Sin  embargo, la burbuja inmobiliaria estalló y arrastró a la banca.

"Tuvimos unos años muy, muy buenos, pero todo eso terminó", suspira. "Uno  tiene que mantener la esperanza, pero no hay nada en el horizonte que sugiera  que las cosas van a cambiar en un futuro inmediato".

No muy lejos, en un enorme cartel a favor del "No" que cubre prácticamente  todo un edificio, un puño con la palabra "austeridad" estruja un mapa de  Irlanda hasta sacarle sangre.

El mensaje es claro: para evitar las medidas de ajuste adoptadas en contrapartida de la ayuda de 85 mil millones de euros de la Unión Europea y del  Fondo Monetario Internacional hay que rechazar el pacto fiscal, que sus  detractores rebautizaron "tratado de la austeridad".

Pero el gobierno ha insistido durante toda la campaña que ratificar el  pacto dará al país acceso al nuevo Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), que  entrará en vigor en julio para ayudar a los países que lo requieran.

Con la casi quiebra de su economía muy fresca en las memorias, los electores parecen haber captado el mensaje, y los sondeos indican que entre los  que se han decidido entre una de las dos opciones 60% optarán por el "Sí".

"No creo en absoluto que el tratado sea perfecto, pero hay demasiada incertidumbre para votar no", explicó a la AFP Ross Woodcock, un empleado  bancario, durante su almuerzo en un parque.

Su esposa Niamh agrega: "Si miramos a Grecia, creo que se engañan si creen que no van a necesitar recortes como los nuestros. ¿De dónde creen que va a  venir el dinero?"

Irlanda es el alumno modelo de Europa, tras haber aprobado en todos los exámenes parciales realizados por el FMI y la UE sobre el cumplimiento del  programa de austeridad, mientras que Grecia es ahora el último de la clase.

Los griegos han denunciado la austeridad, en la calle y en las urnas, pero  los irlandeses la han aceptado con más resignación que rabia.

Su acto más revolucionario hasta ahora ha sido el rechazo de la mitad de la  población a pagar un impuesto residencial en abril pasado.

"Estamos enfadados, simplemente no protestamos", dijo un funcionario,  Anthony Donoghue, tomándose una pinta de cerveza en un céntrico pub. "Es la  mentalidad irlandesa", agregó otro parroquiano, Mark Coleman.
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