Economía
En Irlanda crece el resentimiento contra la austeridad
El gobierno ha insistido durante toda la campaña que ratificar el pacto fiscal que dará al país acceso al nuevo Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), que entrará en vigor en julio
Desde la distancia, los coloridos carteles que piden votar "Sí" o "No" al pacto fiscal europeo en el referéndum del jueves casi dan un aire festivo a las calles, pero en el centro de la capital los compradores escasean.
"Mire a su alrededor", dice el taxista Pat McGinley, cuyo vehículo es el primero de una larga fila en una céntrica parada de taxis. "Nadie gasta. Nuestro negocio ha caído un 50% o 60% comparado con hace unos años".
Este sexagenario emite una sonora carcajada al escuchar que la previsión de crecimiento del gobierno para este año es del 0.7%. "¿Que salimos de la recesión? Pues alguien tendría que decirlo porque aquí nadie se da cuenta", ironiza.
El taxista recuerda con nostalgia los años 1990, cuando Irlanda lucía orgullosa el apodo de "Tigre Celta" gracias a su fuerte crecimiento. Sin embargo, la burbuja inmobiliaria estalló y arrastró a la banca.
"Tuvimos unos años muy, muy buenos, pero todo eso terminó", suspira. "Uno tiene que mantener la esperanza, pero no hay nada en el horizonte que sugiera que las cosas van a cambiar en un futuro inmediato".
No muy lejos, en un enorme cartel a favor del "No" que cubre prácticamente todo un edificio, un puño con la palabra "austeridad" estruja un mapa de Irlanda hasta sacarle sangre.
El mensaje es claro: para evitar las medidas de ajuste adoptadas en contrapartida de la ayuda de 85 mil millones de euros de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional hay que rechazar el pacto fiscal, que sus detractores rebautizaron "tratado de la austeridad".
Pero el gobierno ha insistido durante toda la campaña que ratificar el pacto dará al país acceso al nuevo Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), que entrará en vigor en julio para ayudar a los países que lo requieran.
Con la casi quiebra de su economía muy fresca en las memorias, los electores parecen haber captado el mensaje, y los sondeos indican que entre los que se han decidido entre una de las dos opciones 60% optarán por el "Sí".
"No creo en absoluto que el tratado sea perfecto, pero hay demasiada incertidumbre para votar no", explicó a la AFP Ross Woodcock, un empleado bancario, durante su almuerzo en un parque.
Su esposa Niamh agrega: "Si miramos a Grecia, creo que se engañan si creen que no van a necesitar recortes como los nuestros. ¿De dónde creen que va a venir el dinero?"
Irlanda es el alumno modelo de Europa, tras haber aprobado en todos los exámenes parciales realizados por el FMI y la UE sobre el cumplimiento del programa de austeridad, mientras que Grecia es ahora el último de la clase.
Los griegos han denunciado la austeridad, en la calle y en las urnas, pero los irlandeses la han aceptado con más resignación que rabia.
Su acto más revolucionario hasta ahora ha sido el rechazo de la mitad de la población a pagar un impuesto residencial en abril pasado.
"Estamos enfadados, simplemente no protestamos", dijo un funcionario, Anthony Donoghue, tomándose una pinta de cerveza en un céntrico pub. "Es la mentalidad irlandesa", agregó otro parroquiano, Mark Coleman.
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