Economía

Economía y fisco

Reforma laboral en turno

Para conocer la verdad de la situación laboral en el país, es necesario leer entre líneas, depurar las cifras oficiales llenas de optimismo y partir de una base más o menos creíble, que son las estadísticas del Inegi. Hay 5.4 millones de trabajadores que perciben  un salario mínimo, alrededor de mil 800 pesos mensuales. Diez millones de trabajadores ganan menos de tres mil 200 pesos mensuales y 7.6 millones perciben más de ocho mil pesos mensuales. Se concluye que estamos muy lejos de recuperar el millón 500 mil empleos que se perdieron con la crisis de 2009.

Nuestras autoridades reconocen que se necesita crear más de 800 mil empleos anuales. Los estudios de la iniciativa privada calculan que se necesitan más de un millón  tomando en cuenta el crecimiento demográfico. La realidad es que 54.7% de los trabajadores no cuenta con ningún tipo de prestaciones ni protección social, excepto los precarios servicios del Seguro Popular, del que también reporta el Gobierno cifras poco creíbles.

En la reforma laboral que se está discutiendo en las cámaras, se requiere crear y fortalecer mecanismos de protección al desempleo, como los hay en otros países; implementar una política que contribuya a dinamizar el crecimiento, promover la productividad y fomentar el empleo y la protección social, así como desgravar de impuestos a la mano de obra hasta un nivel. En los Estados Unidos están exentos hasta 30 mil dólares anuales de sueldos.

Es de vital importancia que la mano de obra no se vea como una mercancía, sino como un derecho constitucional. Para esto es necesario que ambas partes, patrones y trabajadores, mantengan un equilibrio legal. Que se elimine el proteccionismo paternalista de la actual legislación y se considere al trabajador como mayor de edad, con todos sus derechos, pero también con sus obligaciones. Es imposible que podamos progresar con el sistema laboral inoperante, simulador e inequitativo, en el que, sea como sea, el trabajador está protegido por las juntas de Conciliación y Arbitraje. No se puede despedir a los holgazanes, a los marrulleros, a los improductivos por negligencia, por dolo o por apatía.

La creencia de que las leyes deben considerar al trabajador como menor de edad y darle toda la protección para evitar los abusos del patrón debe cambiarse por una legislación clara y precisa que delimite la autoridad del patrón y exija a cambio productividad del trabajador y evite abusos en los conflictos por la intervención de los leguleyos en contubernio con las juntas de trabajo.

Por otra parte, los Contratos Colectivos de Protección Patronal, que no deben existir, nacieron precisamente para equilibrar los vicios del sistema sindical, en donde no se necesita que comparezcan los trabajadores para plantear una huelga. En la reforma laboral debe contemplarse ampliamente la función de los sindicatos y olvidarnos de las conquistas laborales y otras banderitas que impiden que nuestro país progrese. La lucha por sacar una reforma laboral benéfica va a ser muy encarnizada. Esperamos que sea para bien.
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