Economía

Economía y fisco

La inflación, impuesto oculto

Una de las formas que tiene el Gobierno de financiarse, es provocando la inflación. La inflación es como la luz difusa, penetra a todos los rincones de la economía, erosiona el salario y provoca un beneficio oculto al erario al pagar los sueldos, bienes y servicios que contrata con moneda devaluada por la inflación. Es el impuesto más inmoral que existe, porque siendo el mismo Gobierno quien lo provoca, culpa a la empresa privada de aumentar los precios en perjuicio del público.

Tan es así, que para compensar la pérdida del valor adquisitivo de la moneda, continuamente aumenta los precios en sus bienes y servicios. Como ejemplo tenemos el caso de las gasolinas y el gas, lo cual niega sistemáticamente el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero.

El alza en los precios de los combustibles repercute en toda la cadena productiva y es automáticamente trasladada a los precios de bienes y servicios que consume la población. En este sexenio, hasta diciembre del año pasado los aumentos efectuados fueron de 60% en el precio del diesel, 30% en el de la gasolina Magna y 22% en la Premium.

Lo que molesta de la actitud del Lic. Cordero es que nos cree tarados y faltos de memoria, porque en el año 2009 se estableció en el Acuerdo Nacional a favor de la Economía Familiar y el Empleo, congelar los precios de las gasolinas durante todo el año y reducir el precio del gas LP en 10%, con la motivación de que las familias se beneficiarían por una menor inflación que resultaría de estas acciones.

La Cámara de Diputados coincide con lo dañino de estos aumentos al establecer que “el encarecimiento de los precios de los combustibles en nuestro país incide directamente en el poder de compra de los sueldos de los trabajadores”. Los incrementos a los salarios únicamente cubren una parte del aumento de los precios de las gasolinas, el diesel y el gas; los incrementos en los precios de los otros bienes y servicios ya no pueden ser alcanzados por el aumento salarial, disminuyendo su poder de compra.

El resultado al término del año pasado, es que el precio de la gasolina ha sido más cara en México que en Estados Unidos por 20 centavos por litro. Si nuestras autoridades pretenden cubrir el déficit de la producción de petróleo por este medio, no toman en cuenta el poder adquisitivo del dólar y lo que gana un obrero en Estados Unidos, comparado con el exangüe salario del mexicano.

Para este año ya anunció el Gobierno federal mantener el mismo ritmo de deslizamiento mensual equivalente a cuatro centavos por litro, para la Premium, lo que da 48 centavos más caro que al cierre de 2010. En cuanto a la gasolina Magna y el diesel sus precios se incrementarían 96 centavos por litro, lo cual incidirá en la inflación, aun cuando se manipule la información y se ajuste al gusto del Ejecutivo, la realidad es que se espera un año difícil para las economías particulares.
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