Economía

Economía y fisco

El IMSS, en turno

Nos preguntamos por qué hasta ahora le tocó el turno al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS); la respuesta sería porque es uno de los temas más espinosos de los muchos que le han  heredado al régimen del Presidente Calderón, y si no le presta la atención que merece, le va a estallar en el período electoral de 2012, por más que su director general, Daniel Karam, asegura que el IMSS crece, pese a su situación financiera, y que se han construido más de 107 unidades médicas en el país y adquirido equipo con el que se brindaron más de 45 mil atenciones de urgencia y más de cuatro mil cirugías, asegura además, que cuenta con estabilidad financiera durante los próximos cinco años, aunque para ello tuvo que echar mano del fondo laboral que actualmente asciende a 46 mil millones de pesos, que se constituye con aportaciones de los trabajadores del IMSS para hacer frente al régimen de pensiones.

En realidad, la situación de esta noble institución no puede ser más alarmante, el Presidente Calderón advirtió el 3 de noviembre pasado, que el déficit equivale a 45% del Producto Interno Bruto (PIB) y pidió aprobar una nueva reforma para salvar a la Institución. Como aclaración para los amables lectores de esta columna, les informo que el PIB de 2009 fue de mil 494 billones de pesos —el PIB es el valor de todos los bienes y servicios finales producidos en un año—. Para tener una idea de cuanto dinero es éste podemos comparar con la recaudación fiscal que en el año pasado fue de 11 puntos del PIB, algo así como mil 643.4 millones de pesos, cantidad que es muy similar a la presión que generan los pasivos laborales de sus jubilados.

La reforma de 1997 a la Ley del Seguro Social fue planteada como la solución para superar sus limitaciones. Fue así como se suprimió el régimen de solidaridad en materia de pensiones y jubilaciones por las cuentas individuales marcando una tendencia hacia la privatización. Desde un principio se visualizó que las pensiones bajo el nuevo esquema de Afores y Siefores se minimizan con el tiempo y propician las gigantescas ganancias de empresas que no justifican su existencia. Lo mismo sucedió con el régimen pensionario de los trabajadores al servicio del IMSS, al sacrificar el esquema de solidaridad generacional de costos compartidos por el de una distinción entre los trabajadores en activo que laboraban antes de 2008, de los que ingresaron a partir de esa fecha, que están privados del régimen de protección contractual.

La tarea de salvar al IMSS requiere de una amplia participación de los sectores políticos y empresariales; Congreso e iniciativa privada deben coordinarse para diseñar un esquema que salve a la Institución; no debe considerarse como uno más de los problemas que nos aquejan, sino como prioridad nacional que diseñe un modelo en conjunto que incluya a todos los organismos implicados: IMSS, ISSSTE, Seguro Popular y Servicios de Salubridad Pública federales y estatales.
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