Economía

Economía y fisco

Gasto, luego existo

Entre más dinero tiene el Gobierno, más gasta, debido  a que pesa sobre los usufructuarios del presupuesto la amenaza del subejercicio. Partida que no se ejerce corre el riesgo  de desaparecer el siguiente ejercicio.

Lógico sería un equilibrio entre  ingreso y  gasto y proceder  a la inversa: si se tiene X de ingreso, hasta ahí debe llegar el gasto y no como sucede ahora, que  el gabinete económico inventa nuevos impuestos en una progresión ilimitada. No obstante la declaración del Presidente Felipe Calderón de implantar la base cero, fue puro discurso, el presupuesto se aumento en casi todas las partidas de gasto corriente, que es el más inútil de los gastos. Gasto, luego existo; razonamiento gubernamental que llevan en el subconsciente.

Nuestra Carta Magna establece la obligación de cubrir las necesidades básicas de la población, pero no hay Gobierno del partido político que sea que haya cumplido, no digamos satisfactoria, ni siquiera  medianamente. No se generan suficientes ingresos para cubrir el nivel de gastos mandado por la ley, menos atender los reclamos del electorado. Es así que con este pretexto los gobiernos se endeudan o reducen los gastos de inversión que son los prioritarios. Buen pretexto también para aumentar las tasas de los impuestos y crear otros nuevos  y lo seguirán haciendo en el futuro porque no hay poder humano que los detenga en su desenfrenado despilfarro. Véase si no cómo lucieron los tres mil 900 millones de pesos gastados en las fiestas del Bicentenario y todavía nos falta el festejo de  los 100 años de la Revolución el próximo 20 de noviembre.

Hay muchas otras formas de las que se valen nuestros ecónomos presupuestívoros para sangrar nuestras economías particulares: la inflación, la devaluación, el aumento en los precios de los bienes y servicios prestados por el Gobierno; como los energéticos y el costo de los servicios gubernamentales. Les queda ahora suprimir los subsidios, los estímulos fiscales, y gravar alimentos y medicinas.

Los impuestos son tan inevitables como la muerte; lo que no es inevitable y se puede hacer es escoger mejor a quienes se les impone la mayor carga. Hay formas más justas o menos justas de la imposición fiscal. La cuestión es cómo cobrar los impuestos, cómo imponérselos, por cuál vía y a quiénes.

Todo es cuestión de que el Congreso se decida a limitar y eliminar gastos superfluos, innecesarios, improductivos, insultantes, como la publicidad que ellos mismos se hacen. El Presidente del Senado Carlos Navarrete, autorizó gastos en spots de auto elogio tan sólo en el segundo trimestre de este año, en cuatro anuncios publicitarios, por valor de tres millones 600 mil pesos, datos revelados en el segundo informe oficial de contrataciones del Senado,  publicados en El Universal.

La realidad es que el gastos corriente ahoga las finanzas públicas; 444 mil 193 millones de pesos equivalentes a 44% del presupuesto corresponden a gasto corriente. Y sólo 17% se usa para inversión física directa, ya que 61 centavos de cada peso gastado en inversión se destina para pagar sueldos y gastos de operación. Gasto, luego existo.
Síguenos en

Temas

Sigue navegando