Economía

Economía y fisco

Las crisis de México

Cuando hablamos de crisis entendemos que se trata de circunstancias adversas que afectan a la vida de los ciudadanos. En realidad, no deberíamos hablar de crisis en singular cuando nos referimos a nuestro atribulado país. México está en crisis pero en plural, son varias las crisis que nos aquejan. Por razones de espacio voy a referirme sólo a tres de ellas: la económica, la inseguridad y la política.

La crisis económica es la causante de la crisis de seguridad, en tanto que la crisis política se aprovecha de las otras dos para hacernos la vida pesada. La falta de crecimiento económico incrementa las demandas sociales; las carencias se agudizan, la falta de empleo se vuelve endémica. En su desesperada lucha por sobrevivir la clase proletaria cae en manos de la delincuencia, provocando la crisis de inseguridad. La delincuencia se organiza, perfecciona sus métodos, se vuelve creativa, inventa nuevas formas de extorsión, de robo, de tráfico de sustancias, de órganos, de menores de edad, de soborno, de explotación de mujeres y de hombres. La delincuencia organizada amplía sus actividades a robo de empresas gubernamentales como Pemex, se incrementan los peculados, los desfalcos a las arcas públicas, las compras con sobreprecio, la venta de permisos para violar leyes y reglamentos.

En tanto que la crisis política navega entre la inseguridad y la pobreza para alcanzar sus dos objetivos básicos: más poder y más riqueza. La democracia se vende al mejor color, las alianzas de partidos de símbolos y antagónicos en ideología se unen para vencer; así habrá más poder y riqueza para repartir a sus líderes. La apertura democrática provocó una deslegitimación de la autoridad política y una sobrecarga económica para los contribuyentes. El pluripartidismo no ha contribuido ni a mejorar la democracia ni la calidad de los gobernantes. No están los mejores hombres en los mejores cargos públicos. Más bien es cuestión de suerte, ser amigo o compañero de banca de un político prominente, para acceder a un puesto importante desde donde se pueda hacer algo por abatir cualquiera de nuestras crisis. En la política democrática amiguista que nos gobierna, los que no hemos tenido suerte somos los ciudadanos que tenemos que soportar la inmadurez, la novatez y la opacidad de los amigos del mandamás.

La inflación que hasta ahora había sido un fenómeno económico, se ha infiltrado en el sector público y ha multiplicado la burocracia en forma exponencial. Según el economista inglés Parkinson, la burocracia tiende a retroalimentarse a sí misma y a crecer en forma indefinida y pone como ejemplo al Ministerio de Colonias, que es el que cuenta con mayor número de empleados y ya no tiene colonias.

Creo que la guerra contra la delincuencia hubiera sido mejor que se pospusiera dando preferencia a la solución de la crisis económica. Es más difícil que caiga en las garras del vicio una juventud con trabajo bien remunerado, con acceso a actividades deportivas y diversiones sanas. Un pueblo culto es menos proclive a las actividades delictivas.
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