Economía
Economía y fisco
Reforma educativa
En esta materia, educación, es por donde debíamos haber empezado, pues la mayoría de los males que nos aquejan a los mexicanos se basa en la falta de educación en todos los órdenes del comportamiento. Si es en el hogar, los padres delegamos la educación cívica en las escuelas primarias y colegios; si es la educación vial, en la Secretaría de Vialidad; si es la educación sexual, en las escuelas secundarias; si es la educación moral, en los ejercicios espirituales religiosos pero, a su vez, las escuelas públicas, los colegios particulares, la Secretaría de Vialidad, las escuelas secundarias y las iglesias consideran que es en el hogar en donde deben inculcarse desde pequeños todos aquellos valores que harán de los niños buenos ciudadanos, estudiosos, trabajadores, cultos, respetuosos de sus mayores y de las leyes.
La realidad es que la responsabilidad debe ser compartida. Cada quien debe aportar sus esfuerzos para que nuestro comportamiento mejore, y después de algunas generaciones estemos a la altura de otros países latinoamericanos como Colombia, Chile y Argentina.
La situación educativa de México es caótica. En la población mayor de 15 años el promedio nacional de analfabetismo es de 12.6%, excepto Chiapas, en donde es de 30 por ciento.
Los padres de familia necesitamos capacitación para saber cómo encauzar a nuestros hijos en la etapa en donde más asimilan los conocimientos, que son los primeros cinco años de vida. Las escuelas primarias deben inculcar los valores cívicos de comportamiento para integrarlos a la sociedad. La Secretaría de Vialidad debe ser dotada de presupuesto suficiente para impartir educación vial que nos permita mejorar el flujo vehicular, nos obligue a respetar los reglamentos de tránsito y a evitar accidentes en muchos casos mortales. Las escuelas secundarias, en coordinación con los padres de familia, deben implementar la enseñanza sexual con el respeto que debe ser tratada esta materia. Las religiones tienen la obligación de inculcar entre sus fieles el amor al prójimo y a su entorno ecológico, respetando a los demás y cuidando de nuestro planeta, obra maestra del Creador que nos empeñamos en destruir.
La reforma educativa es la base de un desarrollo sano, económico y político. Para lograr cualquier meta se necesita contar con un nivel educativo que responda a las expectativas nacionales. El neoliberalismo económico mantiene muy marcada la brecha entre pobreza y riqueza; esto debe cambiar elevando el nivel educativo.
Por último, y como obstáculo mayor para la reforma educativa, un magisterio desprestigiado, mal pagado, mal capacitado, involucrado frecuentemente en problemas sindicales e insuficiente para atender las necesidades de la población creciente es un factor decisivo con el que se tiene que enfrentar el Gobierno, tarde o temprano.
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