Economía
Diluye Ortiz el “ataque al peso”
La fuerte depreciación del peso de la semana pasada, ocasionada por una fuerte demanda de dólares de algunas empresas mexicanas
CIUDAD DE MÉXICO.- La fuerte depreciación del peso de la semana pasada, ocasionada por una fuerte demanda de dólares de algunas empresas mexicanas, tomó ayer un giro extraño cuando el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz Martínez, contundentemente aseguró que “No hubo un ataque especulativo al peso”.
La acusación de que “un grupo de empresas mexicanas especularon con el tipo de cambio”, expresado por el secretario de Hacienda y Crédito Público, Agustín Carstens Carstens, desde Washington, a donde acudió para participar en una reunión del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial; que luego fue retomada por legisladores federales, incluso del partido político del que surgió el actual Gobierno federal, para exigir un castigo ejemplar a los “especuladores”, se va encaminando hacia una sanción solamente moral o simbólica.
El fondo de esto es la falta de claridad de hasta dónde puede imputarse una sanción cuando, por ejemplo, Comercial Mexicana, la principal acusada de especular y depreciar al peso frente al dólar, estaba ejerciendo su libertad comercial, que le permite realizar contratos derivados sobre tipos de cambio, contratos que la obligaron a comprar desesperadamente dólares caros cuando empezó la devaluación de la moneda mexicana de hace unos días, lo que generó una ola expansiva en deterioro del peso.
De acuerdo con lo que ayer dijo el Banco de México —aunque no es la autoridad reguladora de irregularidades de empresas sí posee autoridad moral para pronunciarse al respecto— la acusación de esta empresa, y de otras en situaciones similares, sólo llevará a una condena pública y a un ajuste de los mecanismos de supervisión y regulación de mercados en México.
La acusación de que “un grupo de empresas mexicanas especularon con el tipo de cambio”, expresado por el secretario de Hacienda y Crédito Público, Agustín Carstens Carstens, desde Washington, a donde acudió para participar en una reunión del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial; que luego fue retomada por legisladores federales, incluso del partido político del que surgió el actual Gobierno federal, para exigir un castigo ejemplar a los “especuladores”, se va encaminando hacia una sanción solamente moral o simbólica.
El fondo de esto es la falta de claridad de hasta dónde puede imputarse una sanción cuando, por ejemplo, Comercial Mexicana, la principal acusada de especular y depreciar al peso frente al dólar, estaba ejerciendo su libertad comercial, que le permite realizar contratos derivados sobre tipos de cambio, contratos que la obligaron a comprar desesperadamente dólares caros cuando empezó la devaluación de la moneda mexicana de hace unos días, lo que generó una ola expansiva en deterioro del peso.
De acuerdo con lo que ayer dijo el Banco de México —aunque no es la autoridad reguladora de irregularidades de empresas sí posee autoridad moral para pronunciarse al respecto— la acusación de esta empresa, y de otras en situaciones similares, sólo llevará a una condena pública y a un ajuste de los mecanismos de supervisión y regulación de mercados en México.
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