Economía

Crisis aumenta clientela de restaurantes subvencionados en Polonia

Una sopa de tomate con arroz por sesenta céntimos, por ejemplo, es una oferta tentadora en tiempos de crisis

VARSOVIA, POLONIA.- La crisis ha hecho que cada vez sean más los polacos que se deciden a comer en alguno de los restaurantes subvencionados, conocidos como "bares de leche", auténticas reliquias del tiempo comunista donde los bolsillos más exigentes pueden disfrutar de platos de toda la vida por menos de un euro.

Una sopa de tomate con arroz por sesenta céntimos, por ejemplo, es una oferta tentadora en tiempos de crisis, y un reclamo más que eficaz para los que desean almorzar bien y barato.

Ésta es la clave del éxito de los "bares de leche" ("bary mleczny") polacos, establecimientos repartidos por todo el país que sobreviven desde los años cuarenta, a pesar de que el comunismo desapareció en 1989, dejando paso a un capitalismo que se ha apoderado de Polonia sin contemplaciones.

"Es bueno y económico", dicen sus clientes, algunos de los cuales llevan casi medio siglo comiendo en el mismo "bar de leche", los pequeños restaurantes de autoservicio apoyados por el estado, donde nunca faltan los caldos calientes y los guisos contundentes para combatir las gélidas temperaturas del invierno.

Los empleados de estos locales reconocen que en los últimos meses la crisis ha provocado un incremento en el número de comensales, muchos de los cuales son personas mayores, de pocos recursos económicos, que se decantan por los platos más baratos el menú.

Pero no sólo los jubilados se sientan a la mesa de los "bares de leche", también estudiantes y jóvenes profesionales se ponen a la cola para pedir un filete con patatas o unos crepes con fresas.

"Hemos venido porque nos ha comentado una mentora que los 'bares de leche' son muy baratos, y que la gente ha empezado a venir aquí más a raíz de la crisis, y hemos decidido venir a probarlo",explicó a EFE Verónica, una joven erasmus madrileña, satisfecha de haber comido un buen cuenco de sopa y un filete de pollo con patatas y ensalada por menos de cuatro euros.

El nombre de "bares de leche" proviene del hecho de que tradicionalmente gran parte de la comida que allí se servía estaba elaborada a base de productos lácteos, que junto con las especialidades hechas con harina y pastas han sido los reyes de la carta durante años, sobre todo a lo largo de muchas etapas del régimen comunista, cuando la carne era un alimento menos frecuente.

Algunos de estos locales han sabido dar el salto al siglo XXI y se han renovado completamente, ofreciendo un aspecto moderno que atrae a jóvenes de clase media alta, que se mezclan con ancianos de escasos recursos y tipos de traje y corbata.

Otros, sin embargo, se mantienen tal y como eran hace cincuenta años, con una cubertería de aluminio desgastada, precios ultraeconómicos y una clientela que no ha sabido adaptarse a los cambios que ha vivido Polonia en las últimas décadas.

Comer en esta especie de cafeterías es una experiencia interesante para el turista que visita este país centroeuropeo, que no deja de sorprenderse con estos establecimientos semipúblicos, normalmente localizadas en lugares sorprendentes, a veces muy céntricos y elegantes y junto a restaurantes de alto nivel.

Muchos ciudadanos opinan que los "bares de leche" desaparecerán en los próximos años, aunque hoy por hoy polacos de todas las edades siguen acudiendo cada día a estos establecimientos donde, eso sí, no se puede fumar ni consumir alcohol.
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