Economía
Caos en Bahréin frena la economía
La economía de Bahréin, se ha visto paralizada por los disturbios presentados, motivo que ha ocasionado la huida de inversores y extranjeros
La economía de Bahréin, Otrora una tranquila y amigable isla para los negocios en el extremo del reino conservador de Arabia Saudita, se ha visto paralizada por los disturbios que han involucrados a los ejércitos vecinos y hecho huir a inversores y extranjeros.
El Gulf Hotel cerró algunos de sus pisos y redujo el horario de atención de su restaurante, mientras que parte de su personal se ha tomado licencia voluntaria.
"Nuestra tasa de ocupación ha caído de alrededor del 90 por ciento a entre el 25 y el 30 por ciento, de modo que nuestro negocio se ha visto afectado gravemente en todos los sectores", dijo a Reuters Aqeel Raees, director ejecutivo del hotel, en una entrevista.
"Todo el mundo en Bahréin ha sido afectado (...) Tomará tiempo para que el negocio se recupere, porque todas las actividades, conferencias, exhibiciones y encuentros planeados han sido pospuestos o cancelados", explicó Raees.
El conflicto ha dominado Bahréin desde que manifestantes salieron a las calles en febrero, acampando en la rotonda del monumento La Perla, destruido luego por el Gobierno en un intento por frenar la revuelta.
A finales de marzo, bloquearon la carretera hacia el distrito financiero, luego de lo cual el Gobierno llamó a tropas del Golfo Arabe y lanzó una ofensiva que sacó a los manifestantes de las calles.
Tras varios días cerrados, los cuatro principales centros comerciales de Bahréin y los comercios de la ciudad comenzaron a reabrir, pero la actividad es poca.
"El conflicto no sólo nos ha afectado a nosotros sino a toda la economía", dijo Ahmed Sanad, director de la asociación de hoteles y restaurantes.
"Nuestra tasa de ocupación ha bajado de casi el 100 por ciento al 30 por ciento. No podemos hacer nada (...) La gente quiere una cosa, el Gobierno quiere otra y el negocio (...) queda atrapado en el medio generando pérdidas", dijo Sanad.
"Si todos tiran en una dirección diferente saldremos todos perjudicados. Todos debemos hacer concesiones o perderemos todos", agregó el director.
EN QUIEBRA
La industria hotelera de Bahréin, que depende de un calendario regular de conferencias de negocios para mantener ocupadas las habitaciones, ha resultado gravemente golpeada. De febrero a mayo es la temporada alta en la región del Golfo Arabe, donde las elevadas temperaturas tornan el verano demasiado caluroso para actividades a la intemperie.
Un festival programado para este mes fue cancelado, y el príncipe heredero Salman al-Khalifa decidió en febrero posponer la apertura de la temporada del Gran Premio de la Fórmula Uno, que atrae a más de 40 mil visitantes al año y estaba prevista para marzo.
Ese retraso repercutió en toda la economía.
Sentado en la terraza del Coral Beach Club, con yates amarrados en el embarcadero detrás de él, el gerente general Chadi Sleiman dijo que el restaurante no podría permanecer abierto mucho tiempo más, después de que la actividad cayera en más de un 70 por ciento y que se cancelaran los eventos de Fórmula Uno.
"Realizamos tres fiestas para la Fórmula Uno. Vinieron 4.000 personas a cada una (en la temporada anterior). Estos tipos de fiestas se reservan por adelantado, de modo que ya pagamos por ellas", dijo Sleiman.
Un lunes al mediodía, había dos o tres mesas ocupadas. El buffet fue desarmado por la falta de demanda. Normalmente, Sleiman serviría el almuerzo para 80 a 100 clientes.
Sitios como Coral Beach dependen de visitantes extranjeros para más de la mitad de su actividad comercial, pero esa fuente ahora se ha agotado.
La llegada de turistas de Arabia Saudita, 35 mil de los cuales cada fin de semana disfrutan de la vida nocturna más liberal de Bahréin y gastan su dinero en los centros comerciales y cines de Manama, ha disminuido en las últimas semanas.
La mayoría de las naciones occidentales exhortaron a sus ciudadanos a que dejaran el país. Los vuelos han salido llenos de Bahréin a medida que los extranjeros, quienes componen más de la mitad de los 1.2 millones de habitantes, evacuan a sus familias.
"La mayoría de las personas ya se fue. Todos los extranjeros se han ido. Normalmente, estamos siempre ocupados. Ahora, nadie está ocupado. Estamos todos sentados en el estacionamiento", dijo un taxista, quien envió a su familia a India después de 26 años en Bahréin.
DESTRUYENDO LA ECONOMIA
Bahréin se posicionó como el polo financiero del Golfo en la década de 1980, cuando los bancos que atendían a los ricos de la región dejaron Beirut debido a la guerra civil.
Su sector financiero representa aproximadamente un cuarto del Producto Interno Bruto y es un importante actor en el esfuerzo del Gobierno por generar puestos de trabajo y diversificarse del petróleo.
Junto a Kuala Lumpur, Manama se ha posicionado como un importante polo de la industria de las finanzas islámicas que mueve un billón de dólares.
Pero los conflictos han llevado a que Fitch y Standard & Poor's bajaran la calificación de la deuda soberana del pequeño estado que supo ser la capital financiera del Golfo.
El dinar bahreiní cayó a un piso histórico en el mercado de futuros a fines de marzo y el banco central se vio forzado a mudarse a una ubicación alternativa. Algunos bancos cerraron sus sucursales brevemente por temores sobre la seguridad de su personal.
Akram Miknas, un empresario libanés que tiene 77 oficinas en el mundo árabe pero con la sede central en Bahréin, dijo que el caos en el Golfo lo había sorprendido mucho.
Su compañía de relaciones públicas opera por todo el mundo árabe y fue la primera en verse afectada por las revoluciones en Túnez y Egipto.
"Todo nuestro trabajo en Bahréin se ha visto afectado y Bahréin ha afectado al resto del Golfo. Tenemos oficinas en Arabia Saudita, en EAU (...) Nos preocupa nuestro personal. En mis compañías tenemos cuatro mil empleados y eso es una gran responsabilidad", dijo Miknas.
"Me da miedo la situación (...) Si continua destruirá una economía que será muy difícil de reconstruir", agregó el empresario.
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