Economía
Brasil presenta cargos contra legislador por caso Petrobras
La procuraduría brasileña acusa a Eduardo Cunha, junto al ex presidente Fernando Collor, de actos de corrupción
de Brasil presentó el jueves cargos de corrupción contra el presidente de la cámara baja del Congreso y contra un senador que fue sometido a juicio político cuando era presidente del país a inicios de la década de 1990.
La procuraduría dijo en un comunicado que Eduardo Cunha, presidente de la Cámara de Diputados, y el senador Fernando Collor participaron en actos de corrupción en la compañía petrolera estatal Petrobras.
Tanto Cunha como Collor le dijeron a la prensa local que no han hecho nada ilegal.
Fiscales dijeron en el comunicado que Cunha está acusado de haber recibido cinco millones de dólares en sobornos entre el 2006 y el 2012 en conexión con la construcción de dos buques perforadores de Petrobras. Está acusado de corrupción y lavado de dinero.
No se revelaron detalles en la causa contra Collor. La fiscalía dijo que eso se debió a que está sustentada en acusaciones de un informante activo, y que ofrecer detalles pondría en peligro la pesquisa.
A inicios de la década de 1990, Collor se convirtió en el primer presidente democráticamente electo en Brasil en casi tres decenios tras una larga dictadura militar. Pero renunció en 1992 tras acusaciones de que había recibido millones de dólares de un fondo ilícito administrado por el tesorero de su campaña.
De acuerdo con la ley brasileña, los cargos contra congresistas federales y otros altos funcionarios sólo pueden ser presentados y juzgados por la Corte Suprema, la cual se presume tardará años en emitir una determinación.
Desde hace tiempo se preveía la formulación de cargos contra ambos hombres en el escándalo de Petrobras, que de acuerdo con los fiscales involucró miles de millones de dólares en sobornos a ejecutivos de Petrobras a cambio de contratos con costos inflados. Los fiscales argumentan que parte del dinero fue canalizado a las arcas del Partido de los Trabajadores y sus aliados, así como a decenas de legisladores que están bajo investigación.
La presidenta Dilma Rousseff, cuya tasa de aprobación ha caído estrepitosamente, no está acusada de nada, aunque fue directora de la junta de Petrobras durante varios años en los que estuvo activa la conjura.
Rousseff, que ha negado cualquier involucramiento, ha dicho reiteradamente que la investigación no cesará y "dañará quien tenga que dañar", incluso en momentos en que varios miembros de su propio partido y de su coalición de gobierno son implicados.
El jueves, analistas estaban divididos en torno a lo que los nuevos cargos puedan significar para Rousseff.
Cunha, miembro del poderoso Partido del Movimiento Democrático, ha tenido durante muchos meses un papel obstruccionista a iniciativas de la presidenta en el Congreso, en momentos en que ésta trata de aprobar medidas de austeridad y otras leyes para sacar a Brasil del estancamiento económico. Se prevé que la economía de la nación se contraiga 2% este año y caiga recesión en el 2016.
"Para Dilma, es un resultado positivo, porque Cunha se ha posicionado como una de las mayores amenazas para la estabilidad política de Dilma", dijo Thiago Aragao, analista político para Arko Advice, en Brasilia.
Pero añadió que un debilitado Cunha, que dice que no va a renunciar, no significa que vaya a perder su influencia. Es posible que su "nivel de represalia contra Dilma y su gobierno aumente", dijo Aragao.
"Pienso que va a haber dos o tres semanas de un ambiente político muy tenso" David Fleischer, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Brasilia, dijo que piensa que "el rencor de Cunha como presidente de la Cámara de Diputados va a aumentar y él pudiera atacar a Dilma con más pasión y más odio que nunca".
"Las consecuencias de esto pudieran ser calamitosas y producir una situación peor para Dilma... él va a ventilar su furia y no escatimar esfuerzos para llevarla a juicio político", dijo Fleischer.
SAO PAULO, BRASIL (20/AGO/2015).- La procuraduría general
La procuraduría dijo en un comunicado que Eduardo Cunha, presidente de la Cámara de Diputados, y el senador Fernando Collor participaron en actos de corrupción en la compañía petrolera estatal Petrobras.
Tanto Cunha como Collor le dijeron a la prensa local que no han hecho nada ilegal.
Fiscales dijeron en el comunicado que Cunha está acusado de haber recibido cinco millones de dólares en sobornos entre el 2006 y el 2012 en conexión con la construcción de dos buques perforadores de Petrobras. Está acusado de corrupción y lavado de dinero.
No se revelaron detalles en la causa contra Collor. La fiscalía dijo que eso se debió a que está sustentada en acusaciones de un informante activo, y que ofrecer detalles pondría en peligro la pesquisa.
A inicios de la década de 1990, Collor se convirtió en el primer presidente democráticamente electo en Brasil en casi tres decenios tras una larga dictadura militar. Pero renunció en 1992 tras acusaciones de que había recibido millones de dólares de un fondo ilícito administrado por el tesorero de su campaña.
De acuerdo con la ley brasileña, los cargos contra congresistas federales y otros altos funcionarios sólo pueden ser presentados y juzgados por la Corte Suprema, la cual se presume tardará años en emitir una determinación.
Desde hace tiempo se preveía la formulación de cargos contra ambos hombres en el escándalo de Petrobras, que de acuerdo con los fiscales involucró miles de millones de dólares en sobornos a ejecutivos de Petrobras a cambio de contratos con costos inflados. Los fiscales argumentan que parte del dinero fue canalizado a las arcas del Partido de los Trabajadores y sus aliados, así como a decenas de legisladores que están bajo investigación.
La presidenta Dilma Rousseff, cuya tasa de aprobación ha caído estrepitosamente, no está acusada de nada, aunque fue directora de la junta de Petrobras durante varios años en los que estuvo activa la conjura.
Rousseff, que ha negado cualquier involucramiento, ha dicho reiteradamente que la investigación no cesará y "dañará quien tenga que dañar", incluso en momentos en que varios miembros de su propio partido y de su coalición de gobierno son implicados.
El jueves, analistas estaban divididos en torno a lo que los nuevos cargos puedan significar para Rousseff.
Cunha, miembro del poderoso Partido del Movimiento Democrático, ha tenido durante muchos meses un papel obstruccionista a iniciativas de la presidenta en el Congreso, en momentos en que ésta trata de aprobar medidas de austeridad y otras leyes para sacar a Brasil del estancamiento económico. Se prevé que la economía de la nación se contraiga 2% este año y caiga recesión en el 2016.
"Para Dilma, es un resultado positivo, porque Cunha se ha posicionado como una de las mayores amenazas para la estabilidad política de Dilma", dijo Thiago Aragao, analista político para Arko Advice, en Brasilia.
Pero añadió que un debilitado Cunha, que dice que no va a renunciar, no significa que vaya a perder su influencia. Es posible que su "nivel de represalia contra Dilma y su gobierno aumente", dijo Aragao.
"Pienso que va a haber dos o tres semanas de un ambiente político muy tenso" David Fleischer, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Brasilia, dijo que piensa que "el rencor de Cunha como presidente de la Cámara de Diputados va a aumentar y él pudiera atacar a Dilma con más pasión y más odio que nunca".
"Las consecuencias de esto pudieran ser calamitosas y producir una situación peor para Dilma... él va a ventilar su furia y no escatimar esfuerzos para llevarla a juicio político", dijo Fleischer.
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