Economía

Afecta crisis alimentaria a organizaciones de ayuda

Según el Programa Mundial de Alimentos cerca de 450 mil estudiantes camboyanos pasarán a engrosar la creciente lista de víctimas de los aumentos de precios

Al despuntar el alba, en una escuela elemental en el sector rural de Camboya que funciona en una choza, los niños sólo piensan en una cosa: su estómago. Aguardan ansiosos los tazones de arroz gratis que les llevan a sus pupitres.

Pero dentro de algunos días ya no recibirán más el desayuno gratuito del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas. Unos 450 mil estudiantes camboyanos pasarán a engrosar la creciente lista de víctimas de los aumentos de precios de los alimentos.

Cinco proveedores locales han abandonado sus contratos para suministrar arroz debido a que pueden conseguir mejor precio en otros sitios, dicen los funcionarios del programa. Los precios del arroz se han triplicado en el mercado mundial desde diciembre.

Enfrentado con una escasez de más de 14 mil toneladas de arroz y con necesidades más acuciantes que atender, el Programa Mundial de Alimentos interrumpió los desayunos gratis en marzo. Se calcula que las existencias restantes de la escuela se agotarán en unos días.

Eso dejará a los alumnos sin la que, para muchos de ellos, ha sido la mejor comida del día.

''Me siento impotente'', dijo Boeurn Srey Leak, una estudiante de 15 años en sexto grado.

Los países ricos han prometido 469 millones de dólares en ayuda alimenticia para enjugar el anticipado déficit de 755 millones de dólares, dado que los precios de los alimentos han aumentado el 76% desde diciembre.

Estados Unidos, desde ya el mayor abastecedor de ayuda alimenticia, podría contribuir con un tercio de esa suma. Si el Congreso lo aprueba, aportará otros 770 millones de dólares después del 1 de octubre, pero el dinero no llegará a tiempo para impedir que algunos programas alimenticios se interrumpan o concluyan.

''No creo que haya un solo programa que no tenga algún tipo de preocupación debido a que tienen que reducirse'', comentó Susana Rico, una funcionaria del Programa Mundial de Alimentos que alimenta a unos 89 millones de personas en el mundo, incluyendo 58,8 millones de niños.

''La mayoría de los países padecerá algún tipo de reducción en las raciones o en los programas en los próximos tres a cinco meses'', agregó.

Las cifras son desalentadoras. En Burundi, Kenia y Zambia, cientos de miles de personas enfrentan reducciones en las raciones de alimentos después de junio. En Irak, 500 mil beneficiarios probablemente perderán la ayuda alimentaria. En Yemen serán 320 mil hogares, incluyendo niños y enfermos.

Las agencias privadas de asistencia con sede en Estados Unidos también dijeron que los aumentos de precios perjudican sus proyectos.

La organización Mercy Corps probablemente distribuirá 20% menos de alimentos a los refugiados iraquíes en Siria y servirá a un 12% menos de familias colombianas que huyen de la violencia en el sector rural.

World Vision podría dejar de ayudar a un millón y medio de personas, casi la cuarta parte de quienes atiende, debido a los aumentos de precios de los alimentos y las donaciones prometidas pero no recibidas. Por lo menos un tercio son niños.

En Camboya, los desayunos gratis que empezaron en el 2000 han favorecido visiblemente a los chicos, dijo Nheng Vorn, director de la escuela de Choumpou Proek, a unos 65 kilómetros (40 millas) al oeste de la capital, Phnom Penh.

''Se concentran más en clase y su capacidad de lectura ha mejorado por consiguiente'', observó.

Los directores de muchas escuelas rurales carecen del dinero para reemplazar el programa de desayunos. Las niñas, en particular, corren el riesgo de desertar debido a que las familias las necesitan para trabajar en los campos o para criar a sus hermanitos menores, dijo Thomas Keusters, director del Programa Mundial de Alimentos en Camboya. Los niños en este país suelen empezar tarde las clases y repiten el grado muchas veces, agregó.

''No es raro tener en quinto o sexto grado a una niña de 15 ó 16 años'', dijo Keusters. ''Les pagamos para que vengan a la escuela. Me preocupan mucho porque no tengo arroz''.

A unos 10 kilómetros (6 millas) de la escuela de Choumpou Proek, los alumnos de la escuela de Sangkum Seksa devoran sus porciones de arroz, frijoles y sardinas cada mañana. La escuela sólo tiene diez aulas en dos edificios de concreto. Algunos estudiantes van descalzos.

''Siento pena por ellos'', comentó el director Tan Sak. ''No tengo solución para ellos una vez que se agoten las existencias''.

Antes de tener los desayunos gratis, muchos alumnos se iban de las clases antes del mediodía para almorzar en sus casas.

''Me costaba sentarme en clases porque el estómago me reclamaba'', dijo Rim Channa, un estudiante de quinto grado de 13 años de edad.

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