Para leer no hay edad: Libros infantiles con enseñanzas para la vida diaria

Ajo se verá forzada a abandonar la seguridad de su hogar junto a todas sus comodidades cuando un vampiro escalofriante se muda al castillo abandonado de la zona.

Su amiga Zanahoria y la bruja Agnes tratan de recordarle a Ajo su valentía, puesto que a ella le asustan muchas cosas y prefiere evitar el contacto con el exterior, sin embargo, al verse envuelta en la complicada situación de su nuevo vecino, deberá hacer acopio de toda su valentía. 

Una historia de amor propio, autodescubrimiento y el enfrentar los miedos más profundos. Ajo descubrirá en su camino que hay muchas cosas maravillosas que desconocía de sí misma. 

En esta historia nos encontramos con un pingüino que llega a la puerta de un niño, quien se percata de la tristeza del animal y comienza a buscar a su familia, buscar su hogar.

Recorren muchos lugares, hablan con distintas especies de pájaros en busca de alguna pista. El niño ayuda al pingüino a construir un bote para juntos irse al Polo Sur y dejarlo en lo que él considera el verdadero lugar de pertenencia del pingüino. 

Cuando logran llegar, el niño se dará cuenta de que el pingüino no buscaba su hogar, sino algo más. Una historia de amistad, confianza, la búsqueda de pertenencia y la empatía. 

Oliver Jeffers trae esta magnífica historia de una niña que asegura que en su casa hay fantasmas, sin embargo, nunca ha visto uno, pero te invita a recorrer cada pasillo y habitación de su hogar para buscarlos juntos. 

Este libro rompe la cuarta pared, puesto que la protagonista mantiene un diálogo constante con el lector. Lo interesante es que la niña puede ver a los fantasmas, pero el lector sí podrá, puesto que las páginas cuentan con páginas de papel de calco con los intrusos que terminarán por aparecer en todos lados. 

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Una historia de exploración, curiosidad y amistad. 

En esta historia Jordan Scott plasma su propia experiencia con el tartamudeo. El protagonista de este libro es un niño que tartamudea y se contempla a sí mismo como un río cuando su padre lo lleva a dar un paseo para hacerle entender que sus palabras fluyen como el agua del río. 

Una historia de aceptación, amor propio y perspectivas. El autor maneja un lenguaje poético que se cohesiona con la visión del protagonista. 

Rachel Woodworth y Zhu Miaomiao comparten con sus lectores esta maravillosa historia donde la protagonista es una niña que, como todos, experimenta muchas emociones en un mismo día, lo que la lleva a agobiarse al no comprender del todo los cambios tan abruptos que suceden en su interior. 

Una historia de introspección y entendimiento, donde dialogar con las emociones se convierte en una práctica normal y saludable. 

 "Sentirse pequeña, furiosa o triste no es tan terrible".

Los pequeños podrán reconocer en estas páginas muchas emociones y entender que sentir está bien.