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¡Viva la familia en la NFL!

Archie Manning, legendario ‘‘quarterback’’ de los Santos de Nueva Orleáns, reconoce que estará del lado de Indianápolis en el próximo Super Bowl

INDIANÁPOLIS, INDIANA.- Finalmente, los Santos de Nueva Orleáns están en el Super Bowl.

Y en un sorprendente giro, el equipo guiado en sus años iniciales por un “quarterback” de brazo poderoso llamado Archie Manning, tiene ahora como único obstáculo en sus aspiraciones de ser campeones a los Potros de Indianapolis, el equipo liderado por su mariscal de campo, Peyton Manning.

El hijo de Archie guió a los Potros al Super Bowl XLIV, con una victoria el domingo de 30-17 sobre los novicios Jets de Nueva York, en el partido de campeonato de la Conferencia Americana. Cuatro horas más tarde, los Santos lograron su boleto venciendo en tiempo extra a Brett Favre y los Vikingos de Minnesota, por el cetro de la Conferencia Nacional.

Los ganadores se disputarán el trofeo Vince Lombardi el 7 de febrero en Miami.

Archie Manning asistió al partido de campeonato de la Conferencia Americana junto a otro de sus hijos, Eli, el mariscal de campo de los Gigantes de Nueva York, y dejó bien claro que él apoyará a los Potros en el Super Bowl, aunque él sabe cuánto significaría el título para su ciudad adoptiva.

Manning padre aún vive en Nueva Orleans, quedándose ahí incluso en momentos en que la ciudad aún pasa trabajos para sobreponerse a los estragos causados hace cuatro años por el huracán Katrina.

“Yo apoyo a los Potros 100%”, confirmó Archie Manning.

Aún así, la historia familiar que rodea el partido va a dar mucho de qué hablar en las próximas dos semanas.

Archie Manning era un “quarterback” estelar en el vecino Mississippi, cuando fue elegido como la segunda selección global por los Santos en el “draft” de la NFL de 1971. Todo el mundo en Nueva Orleáns pensó que él era el tipo de jugador que podía romper las cadenas de la ineptitud y dare la vuelta a una franquicia que estuvo 14-40-2 en sus primeras cuatro temporadas en la liga.

Y eso pudo haber sido así, si los Santos se hubieran molestado en adquirir una línea ofensiva que pudiese proteger a su mariscal de campo, y de jugadores capaces de atrapar pases del mismo.

Jugando casi una docena de años en Nueva Orleáns, Manning se convirtió en el desafortunado rostro de un equipo que no hacía nada bien. Se pasó más tiempo yaciendo de espaldas que un juerguista en Bourbon Street. Los Santos nunca llegaron a la marca de los .500 en el porcentaje ganador durante la era de Manning, quien se mudó a Houston con los Petroleros y a la postre  finalizó su carrera en Minnesota. Por todo su talento, su récord como “quarterback” abridor fue de 35-101-3, un porcentaje de .263 que es el peor en la historia de la liga para mariscales de campo con al menos 100 partidos.

Los Santos no consiguieron un marca ganadora hasta 1987, su vigésimo primera campaña en la NFL. Pero todo eso es cosa del pasado, relegado por un equipo de gran poderío ofensivo que ganó sus primeros 13 partidos de la temporada, aplastó a Arizona en la ronda de juegos divisionales de los playoffs y posteriormente en el juego de campeonato de la Nacional, acabó con las esperanzas de Favre de regresar al Super Bowl a los 40 años, aunque el triunfo no fue fácil.

La victoria de los Potros no fue tan dramática, y las celebraciones en Indianapolis no fueron tan ruidosas. Pero hay que tener en cuenta que esa es una ciudad acostumbrada al éxito desde que el hijo de Archie arribó, llegando a su segundo Super Bowl en cuatro años.

Indy cerró la campaña de 2006 con una victoria de 29-17 sobre los Osos de Chicago, haciendo de Tony Dungy el primer “coach” de color en ganar el Super Bowl. Ahora, el novato Jim Caldwell puede convertirse en el tercer afroamericano en cuatro años en llevarse el título.

Ahora, los Potros regresan a la disputa del título para enfrentarse con un equipo que proviene de la ciudad en la que nació su “quarterback” y que fue el equipo de su infancia.

¿A quién tiene que vencer allí? Exactamente, al equipo de papá.
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