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Toda una vida en los emparrillados

Jim y John Harbaugh llevan el futbol americano en la sangre, desde pequeños aprendieron a convivir con él

GUADALAJARA, JALISCO (31/ENE/2013).- John y Jim Harbaugh llegan a la máxima instancia que cualquier entrenador en jefe de futbol americano puede aspirar: dirigir en un Super Bowl.

Esto no es obra de la casualidad. Los hermanos han estado ligados toda su vida al deporte de las tacleadas, luego de que su padre, Jack Harbaugh, trabajó toda su vida como entrenador a nivel colegial, destacando su paso como asistente del legendario Bo Schembechler en la Universidad de Michigan en la década de los setenta.

“Me aseguré de que mis hijos entendieran desde pequeños muy bien el tipo de trabajo que hacía su padre”, confesó Jackie Harbaugh, madre de John y Jim.

Salvo el detalle de las mudanzas frecuentes —los Harbaugh cuentan 17 veces los cambios de residencia durante su infancia y juventud—, la vida de los hermanos transcurrió de forma normal, con la típica rivalidad que nace cuando los dos personajes en cuestión son competitivos por naturaleza.

“Jim es muy competitivo, demasiado, nunca debes tomar nada a la ligera con él, porque siempre te va a dar lo mejor que tiene, lo puedes dar por un hecho”, confesó John Harbaugh.

De los dos hermanos, Jim fue quien logró llegar a la NFL jugando en la posición de mariscal de campo, cuando fue seleccionado por los Osos de Chicago en 1987. Su carrera se extendió por 15 años —con los Osos, Indianápolis y tres equipos más—, aunque nunca pudo llegar al Super Bowl como jugador.

John nunca jugó profesional. Optó por hacer carrera como entrenador, iniciando en 1984 como asistente en Western Michigan. De ahí, fue subiendo la metafórica “escalera” de un coach, hasta que fue contratado por las Águilas de Filadelfia en 1998, para coordinar los equipos especiales.

El camino de los Harbaugh se fue por vías separadas, hasta que nuevamente se toparon en la NFL, ahora como entrenadores en jefe de Baltimore (John) y San Francisco (Jim). Irónicamente, el domingo se topan, con el Trofeo “Vince Lombardi” en disputa. Amor familiar, sí. Pero ambos lo dejan para después, ya que tienen trabajo por hacer.

“Es emocionante jugar contra mi hermano, pero también se trata de hacerlo por los 49ers”, comentó Jim Harbaugh, “ellos son mis hermanos, y haces todo por ellos, creo que Baltimore siente lo mismo y al final, que gane el mejor equipo, espero que seamos nosotros”.

FRASE

"La personalidad de John y Jim se refleja en sus equipos, y lo más importante es que ambos hacen todo por el bienestar de sus jugadores".

Jack Harbaugh.

PARA SABER

Los hermanos al rescate

>
John y Jim Harbaugh no dudaron en ayudar a su padre, cuando en 1994 atravesaba por una mala racha como entrenador en jefe de la Universidad de Western Kentucky, al completar su cuarta campaña con récord perdedor en los últimos cinco años.

> El plan fue sencillo. Jim se enlistó como “entrenador voluntario” de Western Kentucky —para evitar problemas con la NCAA— y se dedicó a reclutar talentos de la preparatoria, sobre todo en Florida, utilizando su status como mariscal de campo de la NFL en ese entonces.

> John también hizo lo suyo. En esa época, era entrenador asistente en la Universidad de Cincinnati, y le envió a su padre todos los videos de talentos que, si bien no cumplían el perfil para jugar en Cincinnati, sí lo tenían para Western Kentucky.

> ¿El resultado? Luego de un 2-8 en 1995, Western Kentucky tuvo siete campañas ganadoras consecutivas, incluyendo el título de la División I-AA en 2002, que marcó el retiro de Jack Harbaugh como entrenador.

LAS CIFRAS

27
victorias de Jim Harbaugh  como entrenador en jefe

62 triunfos tiene John Harbaugh en su carrera en la NFL

El último baile de Ray Lewis

Warren Sapp, figura en la defensiva de los Bucaneros de Tampa Bay campeones hace una década, cuenta una anécdota que, conociendo a Ray Lewis, resulta difícil de creer.

“Estábamos en una práctica con la Universidad de Miami y de repente, llegó a la formación este muchachito de 17 años, en su primer año, y solamente atinó a tartamudear ‘Ca-ca-ca-ca-cane 2’ que era la jugada enviada por los entrenadores”, recordó Sapp, “nosotros solamente nos quedamos viéndolo, sorprendidos por lo asustado que estaba”.

Ese muchacho tartamudo era Lewis, recién llegado a los famosos Huracanes, que fueron potencia durante los años ochenta y principios de los noventa. Eventualmente, esa timidez desapareció, y se convirtió en una fiera jugando la posición de linebacker, llegando a la NFL vía Draft en 1996, gracias al ojo de Ozzie Newsome, encargado de reclutar a los jugadores.

Su carrera fue del escándalo —al verse involucrado y posteriormente absuelto de problemas legales durante la semana del Super Bowl XXXIV en el año 2000— al éxito, al proclamarse campeón de la NFL, sobre los Gigantes de Nueva York.

“En ese entonces, yo era seguidor, los líderes eran Shannon Sharpe, Rod Woodson, siempre estaba atrás de ellos, tenía apenas 25 años”, recuerda Lewis.

El proceso para una carrera longeva en la NFL —17 años— incluyó que Lewis hiciera la transición a ser líder, apoyándose en la religión. Afirma que cambió su perspectiva sobre su vida y los privilegios que había recibido, lo que lo convirtió en un ícono de los Cuervos, de hecho el único sobreviviente del título en 2001.

En la recta final de la campaña regular 2012, Lewis —en parte agotado por las lesiones y con el deseo de seguir la carrera de su hijo con los Huracanes— anunció su retiro. Casualidad o no, pero a partir de ese momento, Baltimore jugó a tope, tanto que el domingo disputarán el Super Bowl ante los 49ers.

“Estuvimos cerca muchos años, pero una o dos jugadas marcaban la diferencia en contra nuestra”, recordó Lewis, “ahora ocurrió lo contrario, cuando te toca, te toca, y finalmente llegó nuestro momento, soy muy afortunado”.

LA CIFRA

228
juegos de Ray Lewis en su carrera en la NFL

Un secreto muy bien guardado

Cuando Colin Kaepernick iba a graduarse de la Preparatoria Pittman (ubicada en Turlock, California), se enfrentó a la misma cruda realidad de muchos jóvenes que practican el futbol americano en Estados Unidos.

“Tuve solamente una oferta para beca, y esto fue una semana antes del ‘Día del Reclutamiento’”, confesó Kaepernick, “en el fondo, lo que esperas es una oportunidad, que algún coach te vea y le agrades”.

Dicha oportunidad llegó con Chris Ault, que era entrenador en jefe de la Universidad de Nevada, cuyo programa de futbol americano es relativamente modesto, al pertenecer a una conferencia pequeña en la División I de la NCAA.

Cuando Kaepernick reportó con Nevada en 2006, no causó precisamente una memorable primera impresión ante Ault, quien incluso consideró en no usarlo como mariscal de campo, sino cambiarlo a la posición de profundo

Dicho cambio nunca llegó. Ault dejó a Kaepernick como quarterback. Fue titular los cuatro años, lanzó para más de 10 mil yardas y tuvo una temporada con 13 victorias en 2010, algo inusual para un programa pequeño.

Sus logros no pasaron desapercibidos ante los scouts de la NFL. Jim Harbaugh, que apenas había sido contratado como entrenador en jefe de los 49ers, quedó fascinado con la evaluación de Kaepernick, que decidió reclutarlo en la segunda ronda del Draft 2011.

“Creo que Colin era el mejor jugador del Draft ese año”, recordó Harbaugh, “no solamente el mejor mariscal, sino que era el mejor talento disponible”. Kaepernick tomó el lugar de Alex Smith cuando éste salió lesionado y desde entonces no lo ha soltado.
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