Deportes
Tiger Woods se abre paso
A un mes de Augusta, el estadounidense muestra signos del golfista que dominó a placer en la década pasada
En enero se apuntó por séptima vez el Farmers Insurance Open en Torrey Pines y este domingo ha ganado su segundo título de 2013, un Cadillac Championship en el que el californiano mandó de principio a fin, líder todos los días. Por momentos, en rachas cada vez más frecuentes, Woods deja ver al golfista que a mediados de la década pasada dominaba con puño de hierro el golf mundial.
Ahora ese golfista es cada vez más visible, menos esporádico. Aunque, claro, Tiger no volverá a ser Tiger del todo hasta que lo demuestre en un grande.
En el campo de Doral, Woods se impuso con 269 golpes, 19 bajo par, dos de ventaja sobre Steve Stricker y cinco sobre un cuarteto compuesto por Adam Scott, Sergio García, Phil Mickelson y Graeme McDowell, en una parte alta de la clasificación llena de pesos pesados.
Pero el rey fue Tiger y la suya ha sido una victoria autoritaria, firme, edificada, como en sus antiguos tiempos de gloria, en un putt soberbio. Tiger regresó a su mejor juego sobre el green, allí donde se distanciaba del resto de mortales y se convertía en una deidad. Cuando estaba en trance, embocaba como un robot. Esta vez Woods sumó 27 birdies, a un dedo de su mejor registro jamás en un torneo, los 28 que ha conseguido en tres ocasiones en su carrera. Fueron nueve birdies en la primera jornada (su récord son 10 en un día), ocho en la segunda, siete en la tercera y tres este domingo en el que administró su cómoda renta. En los últimos hoyos se alejó de su mejor registro total de golpes con relación al par, los -25 que logró en el Johnnie Walker Classic de 2000 y el American Express de 2002. “Así es como sé que puedo jugar”, dijo Tiger. “Gracias a Steve por su lección de putt”, añadió, en referencia a Stricker, que fue segundo. “Su actitud y su confianza en sí mismo se parecen mucho a las que tenía a principios de 2002”, añadió este sobre Woods.
Los números hablan de un dominio total sobre el campo. Las sensaciones que transmitió, también. A los 37 años, parece que ha vuelto el mejor Tiger. “En Torrey Pines pegué mejor a la bola, pero aquí (Doral) lo he hecho mejor”, explicó. Conservó el liderato que había tomado en la primera ronda, cosa que no había logrado en las cinco últimas veces que era líder de un torneo el jueves. Esta vez, mordió la presa y ya no la soltó.
Es además su 76º triunfo en el circuito de la PGA estadounidense, lo que le sitúa con tres de ventaja sobre Jack Nicklaus y a solo seis del mejor de todos los tiempos, Sam Snead.
Tiger ha recuperado la confianza y ha mandado un mensaje a un mes del Masters. También, claro, sigue engordando su lista de ganancias. Ya suma más de 103 millones de dólares en premios en su carrera en la PGA, a una distancia enorme del segundo más rico, Phil Mickelson (69 millones;).
Si no ha vuelto Tiger, al menos lo parece.
El PAÍS
EL DATO
En pleno ascenso
> La del domingo fue la segunda victoria de Tiger Woods en este año, y la quinta en los últimos 12 meses, registro con el que iguala al número uno, Rory McIlroy. Precisamente ahí tiene el estadounidense su siguiente presa. Si dentro de dos semanas vence en Bay Hill, Tiger puede recuperar el trono del golf mundial que ahora guarda el joven norirlandés.
LO QUE SIGUE
El Masters de Augusta, el primer torneo major del año, se disputará del 11 de abril al 14.
Tiger no gana un major desde 2008, y desde entonces ha sido segundo en el PGA de 2009 y tercero en el Open de 2012 como mejores resultados.
Síguenos en