Deportes
Tampa vive una atmósfera diferente
Antes abundaban los entremeses de camarones gigantes y caviar. Muhammad Ali u otras estrellas solían aparecerse, quizá en medio de una flota de autos lujosos
En los años recientes, el Super Bowl había sido mucho más que un partido. Había representado un festín de futbol americano y mucho lujo.
El mayor suceso deportivo de Estados Unidos sigue siendo un buen negocio. Casi 100 millones de estadounidenses sintonizarán la transmisión del domingo por la tarde, cuando los Acereros de Pittsburgh se medirán a los Cardenales de Arizona.
Pero en estas épocas de crisis económica ni siquiera el Super Bowl se salva.
General Motors y FedEx retiraron sus anuncios de televisión, pese a que la cadena NBC había rebajado las tarifas. Las revistas Sports Illustrated y Playboy cancelaron sus fiestas anuales. Casi 200 acreditaciones menos se expidieron a los periodistas.
“Cuando yo pensaba en la NFL consideraba que era algo a prueba de recesiones”, dijo esta semana Elliot Vallejo, tacle de los Cardenales. “Pero eso ya no es verdad”.
Antes la publicidad estaba en cualquier rincón visible de la ciudad sede del Super Bowl. Había puestos comerciales en cada esquina.
Los hoteles y centros de prensa parecían ferias comerciales gigantescas.
Ahora, es posible ver otras cosas, como las mesas vacías en los restaurantes locales y los letreros que anuncian habitaciones disponibles en los hoteles del centro.
StubHub sí tiene un anuncio en el Raymond James Stadium. La compañía revendedora de boletos tenía más de 3 mil asientos disponibles para el partido hasta mediados de la semana, y los precios bajaban cada minuto.
“En términos de precios, este partido se ha convertido en el ‘Limbo Bowl’. ¿Cuánto más bajarán los precios?”, preguntó el portavoz de StubHub, Sean Pate. “Cuando se trata de gastar 7 mil dólares en un fin de semana, la gente se vuelve más pragmática. El público tiene otras necesidades”.
Dave Gornick escucha lo mismo de boca de sus amigos. Gornick, dentista en Gibsonia, Pensylvania, ha sido siempre aficionado de los Acereros.
“Algunos de mis amigos son obreros que ganan entre 30 mil y 35 mil dólares anuales, y no tenían los mil 600 dólares que había que dar por adelantado para buscar que se les adjudicaran boletos del Super Bowl por sorteo”, dijo. “En el pasado, creo que ellos habrían hecho cualquier cosa para ir al Super Bowl, pero no ahora, con esta crisis”.
Por otro lado, este año sería más barato asistir al Super Bowl.
Los boletos siguen siendo caros: 15 mil localidades por un precio récord de mil dólares cada una y otras 53 mil que cuestan 800 dólares. Pero otro millar de boletos fue ofrecido a precios de 500 dólares, por debajo de los 700 dólares que costó la localidad más barata el año pasado.
Es la primera rebaja de los boletos en la historia del Super Bowl.
Y aquellas localidades que alcanzaban los 2 mil 500 dólares o más, ofrecidas por revendedores y agencias , podrían terminar vendiéndose a su precio original, unos minutos antes del partido.
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