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Super Bowl al rojo vivo

Pittsburgh llega como favorito a la disputa del Super Bowl XLIII, pero el motivado Arizona buscará dar la sorpresa

TAMPA BAY, FLORIDA.- En ocasiones es cruel la manera en la que 60 minutos son el verdugo de todo un año de arduo trabajo e incesante esfuerzo.

El destino y la gloria no eligen al que actuó de manera más impecable a lo largo de 16 juegos y una extenuante postemporada. Tanto Cardenales de Arizona como Acereros de Pittsbugh, poseen argumentos para convencer a la diosa Fortuna.

En este juego, no importa si hay cinco trofeos Vince Lombardi que yacen imponentes en las vitrinas de los Acereros, o si los Cardenales ostentan la poca honrosa marca de más derrotas en la historia de la NFL.

Hallar a un héroe, señalar a un villano, edificar la historia, encadenar los momentos y despedazar los sueños. Eso es de lo que se trata este juego.

Pittsburgh intentará echar mano de una edición recargada de la “Cortina de Acero”, liderada por James Harrison, secundada por Troy Polamalu y flanqueada por James Farrior.

Arizona planea desplegar a lo largo y ancho del campo del Raymond James a su prolífica y — a últimas fechas— multifacética ofensiva.

Kurt Warner se erige como el cerebro de la ofensiva de un equipo que anhela sacudirse el estigma de la derrota como fiel y perenne compañía. Larry Fitzgerald y Anquan Boldin, pretenden ser protagonistas de esta metamorfosis.

No será fácil empero, hacerlo ante un equipo que ya ha estado aquí antes.

No es que la ofensiva de Pittsburgh y la defensiva de Arizona jueguen un rol de actores de reparto.

Sin embargo, el juego se perfila para ser un tiroteo entre Warner, sus receptores y la reciente e insospechada aportación de Edgerrin James, ante una defensiva a prueba de balas, donde Harrison, Polamalu y Farrior, irán en avanzada para frustrar la sorpresa.

Ben Roethlisberger está listo para jugar y la defensiva de los Cardenales lo está también para maltratarlo. Big Ben quizá tienda a entregarle el balón a su corredor Willie Parker y sacudirse un poco la presión que ya tiene, por ser el blanco de los embates de una defensiva hambrienta.

Antrelle Rolle, Adrian Wilson y Dominique Rogers-Cromartie recogen los frutos de la presión que crean Darnell Dockett, Chike Okeafor o Karlos Dansby, traduciéndolo en intercepciones o buenas coberturas.

Jeff Reed y Neil Rackers también (pateadores), lanzarán un guiño a la fortuna, en caso de ser necesario.
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