Deportes
Sistema de incompetencia
Por Jaime Gallardo
Los dueños de equipos, en su mundo de cifras e intereses en el que se aíslan, convencidos de que “su” futbol mexicano es lo mas cercano a la perfección, ignoran una sintomatología cada vez mas palpable de que el esquema actual se está agotando.
Decimos los rancheros que contra hechos no hay argumentos, los estadios “Alfonso Lastras”, Olímpico Universitario y “Víctor Manuel Reyna” no se llenaron; el Hidalgo sí, las entradas en Pachuca bajaron de precio, de llamar la atención que en Tuxtla Gutiérrez y San Luis Potosí, en donde a diferencia del DF y la “Bella airosa” no son frecuentes anfitriones de partidos de la fase final, mas aún, en la capital potosina también bajaron el precio de los boletos y recibían al America los aficionados no respondieron.
En los juegos de vuelta las cosas podrían ser diferentes, sin duda que sí.
Resultaría imperdonable desperdiciar este espacio escribiendo solo de la etapa final del torneo Apertura, la reflexión debe ir más allá, si la postemporada esta cumpliendo los objetivos para la cual fue creada en 1970, darle al desenlace del torneo una dosis de emoción e interés, ya que entonces se jugaba a dos vueltas y el campeón era el primer lugar de la tabla general, la competición se tornó aburrida como hoy. Antes no había Libertadores, “Concachampions”, Mundial de Clubes aderezos con los que hoy se cuenta para despertar en interés del medio, el éxito de este sistema que define al campeón es indiscutible, polémico respecto a su justicia deportiva se ha modificado con los años y por sus circunstancias.
Las alarmas están encendidas, los síntomas que se manifiestan no son hechos aislados. Urge someter al actual sistema de competencia a un análisis profundo a un debate serio que cómo nuestra Liguilla vuelva a ser esa pasión que nos envuelva a todos, con torneos largos o cortos, calificando ocho o cuatro equipos, con o sin repechaje, con o sin gol de visitante como factor de desempate. Ya no se puede seguir negando una realidad, ni se puede seguir mintiendo, afirmando que todo está bien, porque lo que tenemos hoy día es un sistema de incompetencia que fomenta la mediocridad.
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