Deportes
San Rafael espera el final de los Juegos
Aunque hay 15 millones de pesos para rehabilitar el parque, éste no alcanzó a estar remozado a tiempo, asegura el Comude
Esto significa que los visitantes llegaron a la sede –donde está el estadio de balonmano- y se encontraron con una pista de jogging a medio arreglar, canchas de frontón grafiteadas, pasto crecido y algunas rejas caídas (EL INFORMADOR/27-10-11). Pero después de los Parapanamericanos, en la última semana de noviembre, se reactivarán las obras para dejar, de acuerdo al proyecto, uno de los espacios públicos más equipados del Oriente de la ciudad.
De acuerdo al plan de intervención de espacios públicos que diseñó este año el Ayuntamiento tapatío, los 15 millones de pesos (provenientes de recursos metropolitanos y municipales) tienen como fin rehabilitar el campo de futbol y remodelar los campos de baseball, la pista de trote, la terraza principal y las áreas verdes.
André Marx Miranda Campos, director del Consejo Municipal del Deporte de Guadalajara, explica que en la cancha de fútbol, las obras se iniciaron hace un par de meses, pero “ya casi para poner el pasto sintético –antes era de tierra-, el Copag (Comité Organizador de los Juegos Panamericanos) nos pidió que dejáramos ese espacio libre para que pudieran montar plantas de luz y todo el equipo necesario para hacer transmisiones de televisión. Obviamente si metíamos el pasto sintético y luego dejábamos que entraran los tráileres todo un mes, se habría destruido. Entonces decidimos parar esa obra. Y después de los juegos, nada más es llegar e instalar el pasto sintético”.
En cuanto al tema de seguridad, la Policía Federal tiene el control del espacio y solo dejará un día o dos de la siguiente semana para que personal de Parques y Jardines entre a darle el mantenimiento básico, como cortar el pasto. Después inician los Parapanamericanos y hasta que se terminen se reactivan los trabajos en el Parque San Rafael.
La pista de trote también se quedó a medias. En el tramo de ingreso hacia el Estadio de balonmano tiene una capa de material sintético, pero el resto está lleno de baches y le quedan algunas manchas del color rojo del que estaba pintado. La idea es que en diciembre se coloque en toda la pista el material que al pisarlo se siente como “esponjado” para evitar lesiones en los atletas.
“Esta es la única unidad del municipio en la que se hizo un estadio, por eso pudimos conseguir tantos recursos. Después de los Juegos, el objetivo es que la función del gimnasio sea de polideportivo”, explica Miranda Campos.
PARA SABER
Al oriente de la ciudad
En el Parque San Rafael se dispuso el estadio de balonmano.
Está ubicado en Medrano y Circ. San Jacinto. Tiene seis hectáreas.
LA CAMINATA
Patrocinadores matan patriotismo
Por Vanesa Robles
El rumor camina alrededor de la valla que protege a la glorieta Minerva. México acaba de ganar el oro y plata en la marcha, el deporte que todos aquí han acudido a ver, banderas nacionales en la mano, y del que nadie entiende mucho. Desde López Mateos e Hidalgo se ve venir a una turba humana en su propia marcha rumbo al oriente. “¡Vamos a oír el himno nacional!”, invita un hombre, con sombrero charro. Al arranque de patriotismo acuden unos 100, con la garganta hecha un nudo.
La cabeza en alto y los ojos acuosos, los del grupo ondean banderas, asfixian a sus hijos en abrazos de emoción, atropellan a la gente que se les cruza, obligan a los pequeños a seguir su paso, que es el paso del charro del deporte, quien siempre va un poco adelante y, sin mala fe, lleva a sus seguidores a una trampa.
El cebo fue montado en la calle Gabriel Castaños, desde donde alguien dijo que hay una excelente vista para la premiación. Entre los patriotas, casi ninguno probará el dicho y nadie cantará el himno nacional. Gabriel Castaños es la calle de los patrocinadores, que hoy están regalando ya de perdida tacos de ojo.
La primera parte del grupo, hombres de todas las edades se detiene, todavía con la mirada acuosa y el nudo en la garganta, en el puesto de una bebida alcohólica, donde una morena lacia de cuerpazo monumental baila música electrónica.
Un metro adelante, ante la súplica de los niños que argumentan que ellos ni querían venir y ya tienen sed, las parejas hacen una fila de siete metros en el puesto del agua embotellada panamericana, para participar en un juego de pelota donde el premio para quienes encestan es un cantimplora panamericana, y la consolación para los que pierden es: una cantimplora panamericana.
Pero resulta que a los niños se les antoja también una bolsa del mandado con la estampa de las mascotas panamericanas. Para ganarla es indispensable lanzar una moneda de un peso o 50 centavos dentro de un vaso de cartón, un metro y medio adelante. Casi nadie le atina --aunque los más tercos se forman dos o tres veces--, mientras un par de nenes, sobrepasados por la decepción, endulzan con su chillido las notas de bachata, que compite con la electrónica, que mata al himno nacional.
Cuando lo tocan, el charro deportista que instigó el acto de patriotismo, sigue mirando boquiabierto a la morena del puesto de la bebida alcohólica. “¿Y el himno”, le reclama una mujer impaciente. “¡Oh! ¡Espérate! Al rato vemos la repetición”.
Nadie cantará el Himno Nacional. Gabriel Castaños es la calle de los patrocinadores, que hoy están regalando ya de perdida tacos de ojo.
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