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San Fermín comienza su fiesta
El festejo se retrasa debido a las manifestaciones de separatistas vascos
Minutos antes de comenzar el festejo, varios enmascarados fueron vistos cuando desplegaban una enorme bandera vasca, llamada Ikurriña, y cubrieron con ella la fachada del ayuntamiento colgada de una cuerda de esquina a esquina del edificio, ayudados por una caña de pescar.
Hubo peleas cuando algunos grupos de jóvenes profirieron insultos en vascuence e hicieron gestos ofensivos hacia el balcón del ayuntamiento donde aguardaban los dignatarios a que se calmase la situación.
Finalmente, tras una demora de 19 minutos, fue disparado el cohete, llamado por los lugareños "el chupinazo", que marca el comienzo de las fiestas.
Un petardo estalló además entre la multitud, causando cierta alarma y confusión.
La festividad de nueve días en la norteña ciudad de Pamplona, que data de finales del siglo XVI, finalmente comenzó al mediodía después de que los organizadores retiraron la bandera vasca.
Miles de personas, la mayoría vestidas de blanco, llenaron la Plaza del Ayuntamiento al grito de "Viva San Fermín".
El primero de los ocho encierros comenzará el domingo en la mañana cuando miles de personas hagan un breve recorrido, unos 30 metros máximos a toda velocidad, ante los seis cornúpetas para retirarse paulatinamente, siendo reemplazados por otros en un trazado de 800 metros (875 yardas) por las callejuelas de la parte antigua de la ciudad.
Tanto los toros como los corredores se caen con frecuencia camino de la plaza de toros, especialmente en las curvas y el callejón, una especie de embudo cuesta abajo para frenar la carrera de los animales y que da acceso al coso de lidia.
Por la tarde los toros son lidiados por tres espadas y sus respectivas cuadrillas. La carne de esos toros es servida en algunos restaurantes de la ciudad y es considerada un manjar.
Cada año resultan heridos decenas de corredores en los encierros, los más graves por asta de toro.
Los animales arrojan un peso medio de 625 kilos (mil 380 libras).
La fiesta, inmortalizada por el escritor estadounidense Ernest Hemingway en 1926 con la novela "También sale el Sol" (The Sun Also Rises), es famosa por sus encierros diarios de toros y algaradas toda la noche.
Desde que se llevan registros a partir de 1924, han muerto 15 personas ensartadas por los toros. La tragedia más reciente fue en 2009, cuando el joven madrileño Daniel Jimeno fue corneado en el cuello cuando trataba de deslizarse debajo de una valla de pies para escapar del toro. Fue la primera muerte en San Fermín en casi 15 años.
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