Deportes
Reunidos en torno a un balón
El tenista César Ramírez juega un partido de futbol con alumnos del Centro Educativo La Barranca
Al ver que no descendió ninguna jugadora que participará en el Lorena Ochoa Invitational volvieron a sus actividades.
A pesar de que estaban programadas para participar, ninguna jugadora que competirá en el LOI apreció, los organizadores justificaron su ausencia con el hecho de que el viaje a Guadalajara fue largo y que optaron por quedarse a practicar, pues a partir de mañana arranca la sexta edición del certamen, último en Guadalajara, y quieren dejar una buena imagen.
Para “Chistín”, como le dicen sus amigos a Christian Velázquez de 10 años, da lo mismo, él sólo quiere que le pasen la pelota. Algo que no hace mucho el tenista profesional César Ramírez (número 699 del ranking mundial de la ATP), que en lugar de eso aprovecha para mostrar sus habilidades con los pies. “¡Pásala, pásala!”, le grita “Chistín” al “Tiburón” Ramírez, que parece no querer soltar el balón. Cuando finalmente lo hace, el niño emula a los profesionales, se quita a tres rivales y saca un potente disparo que pega en el poste y se sale.
“Él es muy bueno”, subraya el entrenador del equipo. “Chistín” no sabe de cuestiones tácticas igual aparece en la defensa despejando un balón o en el ataque cabeceando el esférico. Diego Carranza, de 10 años y portero del otro equipo, sabe de la peligrosidad de su compañero y desde el fondo de la cancha ordena la zaga.
“Señora, cúbralo. No se quede parada”. Diego le grita a la representante de Lacoste, quien entiende poco porque sólo habla en inglés y sólo mediante las señas atina a ponerse enfrente de “Chistín”.
Diego es de los alumnos más apasionados al futbol, nunca falta a los talleres del balompié que ofrece el Centro Educativo, aunque él no forme parte la escuela, su hermano es el que estudia la secundaria en el plantel que depende de la Fundación Lorena Ochoa. Cada lunes y miércoles, él y su hermano mayor caminan desde su casa hasta el campo de futbol, un trayecto que les toma entre 20 y 30 minutos, a ninguno se les hace pesado, pues prefieren la cancha de pasto sintético del centro a la de tierra de la unidad deportiva.
Con el pasar de los minutos, el costado de la cancha se llenaba de alumnos, profesores, directivos, padres de familia y vecinos. Niños y niñas salieron de sus talleres de judo, ciencia, teatro, música, entre otros, para estar presentes en el duelo y apoyar a sus compañeros.
Viani Hernández es de las niñas que desde un costado observan a sus compañeros, ella no es tan enfática con sus porras; para ella el deporte no es prioridad, prefiere el taller de ciencias, “me permite comprender cómo funcionan las cosas, como cuando hicimos un cohete”, comenta mientras termina su vaso de frutas y el refresco que le dieron a todos los niños.
El duelo se jugó a cuatro tiempos de 10 minutos cada uno y todos los niños, cerca de 50, participaron en la actividad.
Y para terminar, los padres que primero veían con extrañeza al “Tiburón” Ramírez, después se acercaron para retratarse con él. Las niñas de secundaria no se quedaron atrás y finalmente los compañeros y rivales del “Tiburón” se reunieron para la foto del recuerdo.
¿El marcador? de ése nadie se acuerda el juego fue para compartir un día con los niños, un día especial en La Barranca.
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