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Regresa Marco Antonio Rodríguez a las canchas

El silbante cumplió su castigo de cinco partidos de suspensión

CIUDAD DE MÉXICO (13/FEB/2012).- Reapareció en las canchas. El árbitro Marco Antonio Rodríguez, sin causar polémicas, llevó a buen término el choque entre felinos y camoteros.

El experimentado juez, quien pitó en el Mundial de Alemania 2006 y Sudáfrica 2010, considerado el segundo mejor silbante de la Concacaf por la Federación de Historia y Estadística del Futbol (IFFHS) cumplió su castigo de cinco partidos de suspensión.

Chiquimarco se robó el protagonismo en la pasada final del Torneo Apertura 2011, entre Tigres y Santos, al desenfundar dos tarjetas amarillas de manera simultánea, cual pistolero.

Dicha actuación le valió por parte de la Comisión de Arbitraje una larga inhabilitación, por no hacer valer su criterio dentro de las reglas arbitrales.

Este domingo dejó las controversias a buen recaudo. Estuvo sobrio en sus decisiones. La primera llamada de atención fue para Marco Antonio Palacios, en el primer tiempo, por empujones en el área. Sacó la tarjeta amarilla para Martín Bravo, al minuto 14.

A “Pikolín” lo volvió a pintar de amarillo al 63’ por barrerse a destiempo y, en consecuencia se hizo acreedor a la cartulina roja.

En contraparte, mostró cartones amarillos a Víctor Pozos y Luis García, de Puebla.

Sin polémicas arbitrales hubiera terminado el encuentro, de no ser porque sus abanderados en dos ocasiones marcaron fuera lugar a los poblanos, cuando las jugadas eran válidas.

A Marco se le vio entero. Hizo bien sus recorridos. No dejó de entrenar e incluso silbó un partido de Sub-20, entre las escuadras de Cruz Azul y Jaguares, sí ese mismo donde Emanuel “Tito” Villa participó e hizo goles, castigado por “su sinceridad” al reconocer que hizo gol con la mano en el encuentro contra el Atlante.

Genio y figura. Controversial como justo. Se ha equivocado y lo ha pagado con creces. Experimentado, reconocido como uno de los mejores silbantes mexicanos. Siempre bajo la lupa. Cumplió y bien, esta vez.

Su ocarina retumbó en el estadio Olímpico Universitario para dar por finalizado la contienda entre universitarios y los de La Franja.

Mudo. Arropado por sus compañeros, Marco Antonio Rodríguez, con el balón en la mano, abandonó el terreno de juego. No quiso hacer ningún comentario sobre su castigo: “No puedo hablar. El reglamento de FIFA no me lo permite”.

Fue en la jornada 6, en el partido entre Pumas contra Puebla, cuando “Chiquimarco” por fin “salió del sarcófago”.

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