Deportes

*Pragmatismo

Por Jaime García Elías

La expectación, a nivel mundial, que despertó el segundo partido de la serie de cuatro en 20 días entre Real Madrid y Barcelona (o Barcelona y Real Madrid, que “tanto monta...”), obedece, bien vista, a la lógica implacable de los tiempos que corren...
Los dos tradicionales grandes clubes españoles --como los ingleses o los italianos; en menor medida como los argentinos o los brasileños-- han trascendido las fronteras nacionales; han devenido fenómenos sociales a nivel mundial, especialmente desde que los medios de comunicación les dedican tanto o más tiempo y espacio que a los equipos locales o a las competencias caseras.

*

Si ya desde los tiempos de Kubala con el Barcelona y Di Stéfano con el Madrid, eran equipos de los que se hablaba, en tono admirativo, en todo el mundo, cuantimás --para decirlo en mexicano-- a partir de que los blaugranas demostraron ser, con títulos, un equipo de época, y los merengues, a golpes de chequera (su filosofía de toda la vida), contrataron figuras... y España, en el Mundial del año pasado, llegó por vez primera a la cima del futbol mundial.

*

El partido de ayer, la sexta confrontación de los dos grandes cuadros ibéricos por la Copa del Rey, tenía el antecedente reciente --del pasado fin de semana, sin ir más lejos-- del 1-1 dentro de la Liga. Un encuentro que le ganó a José Mourinho, timonel del Madrid, un público regaño de Alfredo Di Stéfano... No propiamente con complejo de inferioridad, ni desprecio a la esencia del futbol como juego; sí con conciencia de la superioridad actual del Barcelona --la historia de los últimos torneos y los ocho puntos de ventaja de éste en el tabulador lo demuestran--, Mourinho se desentendió del romanticismo quijotesco y se aplicó al pragmatismo de Sancho.
Mou renunció al espectáculo y apostó todas las canicas al resultado. Convenció a sus estrellas de que la única manera como puede enfrentarse al Barcelona de los Messi, Puyol y compañía, es con la aplicación de los 11 para defender cuando el balón es del rival, con verticalidad y rapidez cuando el balón se gana... y, sobre todo, con contundencia (como tuvo Ronaldo en uno de los dos lances decisivos de que fue protagonista) cuando una combinación vertiginosa enciende la luz sobre la cancha y la posibilidad de gol aparece.

El futbol le dio la razón...
Síguenos en

Temas

Sigue navegando