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Pesadilla en azul

Marca Personal por Jaime Gallardo

“Así es el futbol”, rancia pero verídica frase, utilizada para explicar lo inexplicable. En Cruz Azul siguen sin comprender por qué la crueldad de su trágico destino. Los aficionados celestes seguramente estarán padeciendo una severa crisis existencial y no es para menos, los Cementeros fueron eliminados por los fieros Pumas de la UNAM, en el juego de vuelta de la serie que parecía casi definida a favor de los de Meza, tras la primera confrontación ante los de El Pedregal, que le permitía a la Maquina aún perdiendo por un gol de diferencia en el juego de vuelta, avanzar a semifinales; los Universitarios ganaron 2-0, 3-2 global.

En 90 minutos todo se desmoronó y el sueño se transformó en una pesadilla otra vez. Luego de 13 años de su ultima coronación, varias finales perdidas y con muchas burlas en su haber, la parcialidad cruzazulina tenía razones para ilusionarse y creer que esta ocasión sería la buena, su equipo fue el mejor del torneo, superlíder clasificado prematuramente a la Liguilla, sólo dos derrotas en la fase regular, fue el mejor local, ganó todos sus partidos en el Azul recibiendo sólo tres goles, le sacó siete puntos de ventaja al Monterrey, segundo de la general, y 14 al conjunto que lo eliminó; logró erradicar la paternidad del América con un técnico capaz, con el tal vez mejor jugador de la Liga, Christian Giménez; un magnífico portero, Jesús Corona, con la revelación goleadora del torneo, Javier Orozco, y con la garantía de Torrado y Gonzalo Pineda. Al final, las manos vacías.

Desde luego que esta historia no es para nada nueva en las liguillas, lo que si llama la atención es la asiduidad del personaje que encarna vestido de azul el papel de víctima. En un sistema de competencia en donde no se prioriza la justicia deportiva, sino la emoción la intensidad y el drama en su desenlace, en esta ocasión fueron los Pumas quienes demostraron que “solamente los guajolotes se mueren la víspera”, y aprovecharon un escenario que les fue favorable teniendo la capacidad de obtener un triunfo memorable con una espectacular voltereta en el marcador global.

Fracaso, frustración, tristeza, coraje, impotencia, serán algunas de las palabras que más se empleen los próximos días en el vocabulario de los Cementeros, en este marco de pesadumbre difícilmente podrían pensar que, sin embargo, algo se está haciendo bien en el equipo: ha sido protagonista, ha jugado bien al futbol, los refuerzos cumplieron, surgieron jugadores jóvenes, llegan a instancias definitivas pero se queda en la orilla y eso duele aún mas, cuántos equipos quisieran disputar las finales a las que ha llegado la Máquina, ser superlíder y considerado el rival a vencer. En Cruz Azul, institución seria, si no se termina con el trofeo en las vitrinas de nada sirve, está claro que aprender a ganar en el momento importante el superar esta pesada losa psicológica es la asignatura pendiente en la Noria.

La moraleja: el superlíderato solamente sirve para hacerse ilusiones e incrementar el acervo de las frustraciones, cuando no se sabe jugar la fase final, cuyos requisitos en esos partidos son más estrictos que en los cómodos otros 17 de la fase de clasificación.

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