Deportes
Mujeres brillan en Juegos Mundiales de Pueblos Indígenas
Juegan futbol y otros deportes, demostrando que combinan su vida y el deporte
Juegos Mundiales de los Pueblos Indígenas, es madre, india y futbolista.
Magualo tiene 22 años y defiende la camiseta de su etnia, los Kamayurá, mientras su marido y sus dos hijos la observan desde fuera del campo, situado en un cuartel de la Policía Militarizada de Palmas, capital del estado de Tocantins, en la Amazonía brasileña.
Tras los treinta minutos de la primera parte, la joven se descalza y levanta su camiseta azul para darle el pecho a su bebé. Lo hace durante cinco minutos de descanso y luego vuelve al terreno de campo, donde se concilia la maternidad con el deporte.
Eso es posible, en parte, gracias a Javat Edinho, su marido, quien cuida de los niños durante los noventa minutos de partido y también cuando Magualo sale de casa para entrenar en su aldea, situada en el parque nacional de Xingú.
"Creo que es bueno que ella juegue futbol porque es su interés. A ella le gusta", dice a Edino, quien intenta calmar a su bebé en brazos mientras su mujer disputa el balón a la mujeres de la etnia rival.
En otra parte de las gradas Joao Carlos sigue el partido entre los Pataxos y los Kamayurá acompañado de su hijo de dos años, José Carlos, mientras su madre calienta para el encuentro marcado a segunda hora de la mañana entre la etnia Xerente y la Kaingang.
El pequeño, que no pierde de vista el balón, viste una camiseta del Barcelona que arrastra hasta los pies y en su dorsal figura el número 11 de Neymar, el nombre que Maimal, otra india de la etnia Kamayurá, colocó a su hijo en honor al ídolo brasileño.
El pequeño, de cuatro años, quiere ser futbolista, como su madre y el ídolo del que lleva su nombre.
En la etnia de los Pataxo la abuela Najara, de 38 años, es reserva en el encuentro y cuida de su nieto mientras su hija, de 22, disputa el partido bajo los más de treinta grados que marca el termómetro en la mañana de Palmas.
A pesar de no llegar a los cuarenta años, Najara es la voz de la experiencia del equipo y recuerda que, a diferencia de lo que ocurría décadas atrás, el futbol femenino hoy en día es aceptado en las aldeas, lo que, a su juicio, también demuestra la evolución de la mujer en las etnias.
El futbol no es el único deporte que las mujeres indias practican en los Juegos Mundiales Indígenas, competición que por primera vez reúne en un sólo escenario a cerca de dos mil atletas de una veintena de países del mundo.
Durante los primeros días de los juegos, inaugurados el pasado viernes con la presencia de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, las mujeres mostraron su fuerza durante una exhibición de corrida de tronco, de unos 100 kilos de peso; su técnica en el tiro de arco y su rapidez en las carreras de relevos.
De acuerdo con Miriam Terena, consejera de Articulación del Consejo Nacional de Mujeres Indígenas (Conami), la inclusión de las mujeres, especialmente las jóvenes, en los juegos fue importante para mostrar su participación en ese proceso de construcción e interacción de los pueblos originarios.
"El proceso de conquista de derechos de las mujeres indígenas fue conquistado hace poco tiempo. Por eso estamos aquí con nuestra fuerza para decir que las mujeres indígenas quieren el 50 % de toda la participación", comentó Terena.
PALMAS, BRASIL (25/OCT/2015).- El árbitro toca el silbato. Ha finalizado el primer tiempo y Magualo corre hacia las gradas para amamantar a su hijo de once meses. Ella, al igual que decenas de mujeres que participan en los primeros
Magualo tiene 22 años y defiende la camiseta de su etnia, los Kamayurá, mientras su marido y sus dos hijos la observan desde fuera del campo, situado en un cuartel de la Policía Militarizada de Palmas, capital del estado de Tocantins, en la Amazonía brasileña.
Tras los treinta minutos de la primera parte, la joven se descalza y levanta su camiseta azul para darle el pecho a su bebé. Lo hace durante cinco minutos de descanso y luego vuelve al terreno de campo, donde se concilia la maternidad con el deporte.
Eso es posible, en parte, gracias a Javat Edinho, su marido, quien cuida de los niños durante los noventa minutos de partido y también cuando Magualo sale de casa para entrenar en su aldea, situada en el parque nacional de Xingú.
"Creo que es bueno que ella juegue futbol porque es su interés. A ella le gusta", dice a Edino, quien intenta calmar a su bebé en brazos mientras su mujer disputa el balón a la mujeres de la etnia rival.
En otra parte de las gradas Joao Carlos sigue el partido entre los Pataxos y los Kamayurá acompañado de su hijo de dos años, José Carlos, mientras su madre calienta para el encuentro marcado a segunda hora de la mañana entre la etnia Xerente y la Kaingang.
El pequeño, que no pierde de vista el balón, viste una camiseta del Barcelona que arrastra hasta los pies y en su dorsal figura el número 11 de Neymar, el nombre que Maimal, otra india de la etnia Kamayurá, colocó a su hijo en honor al ídolo brasileño.
El pequeño, de cuatro años, quiere ser futbolista, como su madre y el ídolo del que lleva su nombre.
En la etnia de los Pataxo la abuela Najara, de 38 años, es reserva en el encuentro y cuida de su nieto mientras su hija, de 22, disputa el partido bajo los más de treinta grados que marca el termómetro en la mañana de Palmas.
A pesar de no llegar a los cuarenta años, Najara es la voz de la experiencia del equipo y recuerda que, a diferencia de lo que ocurría décadas atrás, el futbol femenino hoy en día es aceptado en las aldeas, lo que, a su juicio, también demuestra la evolución de la mujer en las etnias.
El futbol no es el único deporte que las mujeres indias practican en los Juegos Mundiales Indígenas, competición que por primera vez reúne en un sólo escenario a cerca de dos mil atletas de una veintena de países del mundo.
Durante los primeros días de los juegos, inaugurados el pasado viernes con la presencia de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, las mujeres mostraron su fuerza durante una exhibición de corrida de tronco, de unos 100 kilos de peso; su técnica en el tiro de arco y su rapidez en las carreras de relevos.
De acuerdo con Miriam Terena, consejera de Articulación del Consejo Nacional de Mujeres Indígenas (Conami), la inclusión de las mujeres, especialmente las jóvenes, en los juegos fue importante para mostrar su participación en ese proceso de construcción e interacción de los pueblos originarios.
"El proceso de conquista de derechos de las mujeres indígenas fue conquistado hace poco tiempo. Por eso estamos aquí con nuestra fuerza para decir que las mujeres indígenas quieren el 50 % de toda la participación", comentó Terena.
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