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México vence a EU y va a la final de baloncesto
El equipo nacional por primera vez en 20 años peleará por una medalla de oro
En el primer cuarto, los mexicanos padecieron la altitud de los norteamericanos. Los 211 centímetros de altura del jugador de Gregory Stiemsma de Estados Unidos impidieron que el balón entrara. Los tripletes no se consumaron y el ambiente poco a poco se fue apagando. Cuando los vecinos del norte ampliaban la ventaja, a México le costaba trabajo.
En el segundo cuarto, México fue mejor. Paul Stoll, otro de los mexicoamericanos que eligieron jugar para el tricolor, demostró su destreza. Encestó tripes, dribló con su 1.78 a los jugadores más altos. Manejó el balón como los grandes para que el público se le entregara. Y entonces la gente que disfrutaba en un domo menos caluroso que el que se encuentra en los partidos nocturnos, se le entregó. Le gritaban "Pistoll, Pistoll" porque en su playera está P. Stoll. Antes de irse al descanso, el marcador le daba una ligera ventaja al equipo nacional con 34 puntos por 29 de los estadounidenses.
En el tercer cuarto, las cosas no cambiaron mucho. El equipo mexicano trataba de ampliar la ventaja pero Estados Unidos sacó a los altos por los ágiles. El arbitraje era tema cuestionable y las rechiflas en las gradas eran la constante. Se respiraba nervio puro. Estados Unidos había acortado a 45 a 41. Una falta con tiro de castigo por dos puntos bien encestados sirvió como la válvula de escape. Tiros de media distancia que no entraban y los norteamericanos queriendo encestar con todo y brazo.
El último cuarto fue casi de compromiso. México cuidó su alineación y se paró con rigor. Nunca se les vio temerosos ante los americanos. Lorenzo Mata clavó como le gusta, colgado del aro. Stoll siguió siendo el terror de la defensiva mexicana. El capitán Víctor Mariscal enfriaba la cabeza y gritaba "tranquilos, vamos arriba".
Y en la tribuna del domo del Cod,e la primera dama de México, Margarita Zavala, fue copartícipe del tremendo Cielito Lindo que le sacaba lágrimas a más de alguno. Cuando el partido estaba resuelto, con un 71 a 55 en el marcador, la gente coreaba la cuenta regresiva. La fiesta se encendía una vez más, y es que estos muchachos han demostrado que son soñadores y que quieren morder el oro. México jugó un partidazo, quizá el mejor en lo que va de competencia.
EL INFORMADOR / OMAR GARCÍA
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